Econom¨ªa: m¨¢xima ansiedad y m¨ªnima respuesta
LA ECONOM?A espa?ola termina el a?o 78 en una situaci¨®n de m¨¢xima ansiedad. Empresarios, trabajadores y ahorradores apenas tienen dato alguno al que agarrarse para programar sus decisiones futuras. Un vac¨ªo de incertidumbre econ¨®mica y pol¨ªtica inquieta hoy, con fundamento, a todos los int¨¦rpretes del proceso econ¨®mico.Lo que la econom¨ªa ped¨ªa para realizar un a?o 1979 econ¨®micamente aceptable, no se lo ha dado -por ahora- la pol¨ªtica. Esas necesidades de la econom¨ªa espa?ola se concretaban en tres puntos: tiempo, alg¨²n tipo de acuerdo de las fuerzas sociales y pol¨ªticas en un programa, y concreci¨®n en proyectos de las medidas de ¨¦ste para que no se quedara en buenas, gen¨¦ricas e inoperantes palabras.
La salida de la crisis econ¨®mica reclama en Espa?a, en opini¨®n casi un¨¢nime de sus int¨¦rpretes, tiempo. Disponer de un horizonte dilatado que supere el corto plazo de un a?o para aplicarse en ¨¦l a resolver sus dificultades y sus profundos y comprometidos problemas: el paro; la -reestructuraci¨®n de los sectores productivos de la industria afectados clara e irreversiblemente por la crisis; la reforma del sistema econ¨®mico para afianzar en ¨¦l la competencia y corregir los defectos de organizaci¨®n, presupuestaci¨®n y gasto del sector p¨²blico; la preparaci¨®n anticipada de la integraci¨®n de nuestra econom¨ªa en Europa, cuyo calendario de negociaci¨®n ha empezado a correr sin que se disponga a¨²n de programas que ayuden a la transformaci¨®n de empresas y sectores que se ver¨¢n afectados por la entrada en la CEE. Todos estos problemas, de cuya soluci¨®n depende el futuro de la econom¨ªa espa?ola, piden tiempo para ser resueltos.
Por otro lado, la intensidad del esfuerzo reclamado para resolver esos problemas y la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, hac¨ªan necesario alg¨²n pacto para resolver esos problemas con garant¨ªa de eficacia y acierto.
Finalmente, un programa que trate de eliminar incertidumbres de cara al futuro tiene que concretarse en una serie de proyectos sobre puntos claves: programas de inversi¨®n p¨²blica que nos digan qu¨¦ sectores y con qu¨¦ garant¨ªas permiten crear puestos de trabajo; programas de construcci¨®n de viviendas que ofrezcan el aval suficiente para confiar que van a ser ejecutados por el sector p¨²blico y privado en plazos convenidos; programas de reforma econ¨®mica, en fin, que materialicen las l¨ªneas generales definidas de pol¨ªtica econ¨®mica.
Ninguna de estas tres necesidades se ha satisfecho. El tiempo pol¨ªtico ha reducido el tiempo econ¨®mico de tal manera que nuestra econom¨ªa no dispone hoy del per¨ªodo m¨ªnimo que ser¨ªa necesario para desarrollar las actuaciones que la superaci¨®n de la crisis requiere. Los pactos no se han firmado sin que de la ausencia de esta firma se haya ofrecido por el vicepresidente, se?or Abril, hasta el momento, una explicaci¨®n convincente. La concreci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica en distintos proyectos bien articulados tampoco se ha realizado.
Todo ello justifica que las preocupaciones ante el futuro a?o econ¨®mico 1979 sean fundadas. El estado de m¨¢xima ansiedad de la econom¨ªa espa?ola no es una imagen exagerada. Se manifiesta en el simple di¨¢logo con sus protagonistas.
Para remediar esta incertidumbre, el Gobierno acaba de presentar -agotados todos los plazos- las l¨ªneas generales de su pol¨ªtica econ¨®mica en el pr¨®ximo ejercicio. Creemos que no bastar¨¢n estas l¨ªneas b¨¢sicas a los int¨¦rpretes del proceso econ¨®mico para eliminar sus inquietudes y vacilaciones. Un atento repaso a los aspectos fundamentales del programa, tal y como el se?or Abril los ha presentado, suscita m¨¢s preguntas que las que antes ya se propon¨ªan: ?C¨®mo aceptar¨¢n los trabajadores y empresarios las recomendaciones en los aspectos fundamentales de moderaci¨®n de las rentas salariales y de disciplina en los precios? ?En qu¨¦ medida estar¨¢n disponibles y aprobados los presupuestos que condicionan la poderosa palanca de las inversiones p¨²blicas sobre la que descansa el logro de tantos objetivos? ?Qu¨¦ capacidad efectiva de inversi¨®n tendr¨¢ en 1979 una Administraci¨®n p¨²blica que ha dado signos claros de par¨¢lisis y de falta de realizaciones en sus cifras presupuestarias de inversiones disponibles en el a?o actual? ?Qu¨¦ acciones concretas est¨¢n previstas en la construcci¨®n de viviendas y con qu¨¦ financiaciones y compromisos de promotores privados se cuenta? ?Cu¨¢l es el calendario de las reformas aludidas del sistema financiero que han de permitir ese funcionamiento m¨¢s fluido que se propugna en los mecanismos burs¨¢tiles?
Respecto a las actuaciones previstas en pol¨ªtica de empleo, son escasamente convincentes, dado el grado de generalidad con que al menos por el momento han sido planteadas y descritas.
Estos problemas y muchos m¨¢s que podr¨ªan ahora sacarse a la luz palidecen sin embargo al lado de la pregunta fundamental -quiz¨¢ la pregunta que est¨¢ en el fondo de la falta de pactos en 1978-: ?Cu¨¢l ser¨¢ el calendario pol¨ªtico del pr¨®ximo a?o? Sin responder a esta gran interrogante del momento, ninguna decisi¨®n econ¨®mica ser¨¢ factible, porque esa pregunta condiciona en definitiva la validez que debe atribuirse a la pol¨ªtica econ¨®mica anunciada. Mientras el calendario siga siendo un secreto, la econom¨ªa continuar¨¢ en su estado de m¨¢xima ansiedad actual.
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