El Rey acatar¨¢ y servir¨¢ la Constituci¨®n
Una vez sancionada la Constituci¨®n, mediante su firma, don Juan Carlos pronunci¨® el siguiente discurso, dirigido a los diputados y senadores:Como expresi¨®n de los momentos hist¨®ricos que estamos viviendo, y cuando acabo de sancionar, como Rey de Espa?a, la Constituci¨®n aprobada por las Cortes y ratificada por el pueblo espa?ol, quiero que mis palabras, breves y sencillas, sean ante todo de agradecimiento hacia los miembros y grupos de estas C¨¢maras que han elaborado la norma fundamental por la que ha de regirse nuestra convivencia democr¨¢tica.
Y para proyectar hacia el futuro este sentimiento de gratitud por la labor realizada, formulo mi m¨¢s sincero deseo de que todas las fuerzas pol¨ªticas vean cumplidas cuantas esperanzas han depositado en el texto constitucional, a la vez que conf¨ªo en su buena voluntad para aceptar y ejercer la responsabilidad que en su aplicaci¨®n les corresponde.
Mi saludo, tambi¨¦n, al Gobierno de la Naci¨®n, a la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, a la Junta de Jefes de Estado Mayor, a las representaciones de los altos organismos e instituciones del Estado, as¨ª como a las religiosas y del cuerpo diplom¨¢tico que hoy se encuentran aqu¨ª.
En todos ellos quisiera significar el reconocimiento hacia las distintas instituciones que, de una u otra forma, han contribuido a esta empresa colectiva que ahora culmina, y concretar el mensaje de paz y solidaridad de los espa?oles hacia las dem¨¢s naciones de la Tierra.Y gracias, por fin, al pueblo espa?ol, verdadero art¨ªfice de la realidad patria, representado por las distintas fuerzas parlamentarias, y que ha manifestado en el refer¨¦ndum su voluntad de apoyo a una Constituci¨®n que a todos debe regirnos y todos debemos acatar. Con ella se recoge la aspiraci¨®n
de la Corona, de que la voluntad de nuestro pueblo quedar¨¢ rotundamente expresada. Y , en consecuencia, al ser una Constituci¨®n de todos y para todos, es tambi¨¦n la Constituci¨®n del Rey de todos los espa?oles.Si ya en el mismo instante de ser proclamado como Rey, se?al¨¦ mi prop¨®sito de considerarme el primero de los espa?oles a la hora de lograr un futuro basado en una efectiva concordia nacional, hoy no puedo dejar de hacer patente mi satisfacci¨®n al comprobar c¨®mo todos han sabido armonizar sus respectivos proyectos para que se hiciera posible el entendimiento b¨¢sico entre los principales sectores pol¨ªticos del pa¨ªs.
Pienso que este hecho constituye el mejor aval para que Espa?a inicie un nuevo per¨ªodo de grandeza.
Voluntad de acatarla y servirla
Y hoy, como Rey de Espa?a y s¨ªmbolo de la unidad y permanencia del Estado, al sancionar la Constituci¨®n y mandar a todos que la cumplan, expreso ante el pueblo espa?ol, titular de la soberan¨ªa nacional, mi decidida voluntad de acatarla y servirla.
Importante es el paso que acabamos de dar en la evoluci¨®n pol¨ªtica que entre todos estamos llevando a cabo. Importante es la aprobaci¨®n de una ley b¨¢sica como la que hoy he sancionado y que constituye el marco jur¨ªdico de nuestra vida en com¨²n, pero pensemos que la ruta que nos aguarda no ser¨¢ c¨®moda ni f¨¢cil, y que, al recoger el fruto de la etapa que se cierra, debemos abrigar tambi¨¦n la ilusi¨®n de no desfallecer en nuestro empe?o, el prop¨®sito de no ceder terreno al des¨¢nimo y la seguridad de mantener el pulso necesario para sortear escollos y dificultades.
Si hemos acertado en lo principal y lo decisivo, no debemos consentir que diferencias de matiz o inconvenientes moment¨¢neos debiliten nuestra firme confianza en Espa?a y en la capacidad de los espa?oles para profundizar en los surcos de la libertad y recoger una abundante cosecha de justicia y de bienestar.
Porque si los espa?oles sin excepci¨®n sabemos sacrificar lo que sea preciso de nuestras opiniones para armonizarlas con las de los otros; si acertamos a combinar el ejercicio de nuestros derechos con los derechos que a los dem¨¢s corresponde ejercer; si postergamos nuestros ego¨ªsmos y personalismos a la consecuci¨®n del bien com¨²n, conseguiremos desterrar para siempre las divergencias irreconciliables, el rencor, el odio y la violencia, y lograremos una Espa?a unida en sus deseos de paz y de armon¨ªa.
De acuerdo con estos prop¨®sitos, la Monarqu¨ªa, que, como instituci¨®n integradora, debe estar por encima de discrepancias circunstanciales y de accesorias diferencias, procurar¨¢ en todo momento evitarlas o conjugarlas para extraer el principio com¨²n y supremo que a todos debe impulsarnos: lograr el bien de Espa?a.
Identificaci¨®n con el pueblo
Los pueblos de Espa?a tienen planteadas grandes demandas en el orden del reconocimiento de sus propias peculiaridades, del trabajo, de la vida familiar, de la cultura y la igualdad efectiva de las oportunidades en el ejercicio cotidiano de la libertad.
A todo ello hemos de consagrar nuestros esfuerzos en el tiempo que se avecina.
Intimamente identificados con el pueblo, siempre cerca de ¨¦l, en contacto directo con sus preocupaciones y urgencias, podremos garantizar para el futuro el orden socialjusto a que todos aspiramos.
Al reiterar a todos mi agradecimiento y mi satisfacci¨®n, quiero terminar expresando el orgullo que siento por estar al frente de los espa?oles en estos tiempos decisivos en que nuestras miradas deben dirigirse al porvenir con fe, con optimismo, con decisi¨®n y valent¨ªa, con la m¨¢s ilusionada de las esperanzas.
El d¨ªa de mi proclamaci¨®n tuve ocasi¨®n de decir que "el Rey es el primer espa?ol obligado a cumplir con su deber".
Por eso repito ahora que todo mi tiempo y todas las acciones de mi voluntad estar¨¢n dirigidas a este honroso deber que es el servicio de mi Patria.?
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