Soluci¨®n al paro

Tuve oportunidad de ver y o¨ªr en TVE el debate mantenido entre los se?ores Abril Martorell, Camacho y Redondo sobre la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs.Tuve todav¨ªa la oportunidad de apreciar la tremenda habilidad evasiva de los pol¨ªticos que, con el mayor aplomo, son capaces no solamente de dar la vuelta en el aire a cualquier argumento y dispararlo seguidamente en sentido contrario, sino que, adem¨¢s, son perfectamente capaces de preguntar ?donde est¨¢ la calle X? y, como respuesta, su interlocutor decir: ?las siete y media?.

-Todo esto, aun cuando no me parece noble, y mucho menos honesto, es l¨®gico. La clase pol¨ªtica debe ser eso, pol¨ªtica, pero pienso que, si son inteligentes y h¨¢biles para los juegos de palabras, deben serlo tambi¨¦n, y prioritariamente, para las soluciones pr¨¢cticas.

Del nocturno debate se dedujo que de entre los graves problemas que nos acucian hay uno que sobresale en importancia y humanidad: el desempleo, y estoy de acuerdo. Y por estar de acuerdo y considerarme pr¨¢ctico y no demag¨®gico (aunque para m¨ª es muy f¨¢cil porque no necesito ?votos?) ah¨ª va una de las miles de soluciones aplicables provisionalmente, de las que a nadie duelen y afectan equitativa y proporcionalmente a cada uno seg¨²n sus ingresos.

Si cada uno de los espa?oles integrantes del censo laboral activo, cedi¨¦semos el importe de una hora de nuestro trabajo para el resto de espa?oles parados, se obtendr¨ªan unos 2.000 millones de pesetas. Esto, repetido peri¨®dicamente, debidamente canalizado y controlado, supondr¨ªa una colaboraci¨®n de solidaridad, palabra ¨¦sta esgrimida habitualmente por las centrales sindicales, pero en este caso pr¨¢ctica y positiva.

Por favor, responsables, sean positivos, ¨¢giles, humanos y, sobre todo, pr¨¢cticos, porque con palabras no comen los parados.