Exposici¨®n del expresionista abstracto Willem de Kooning
? De Kooning, que se ha convertido en el s¨ªmbolo del expresionismo abstracto americano, me interesa precisamente porque no es ni lo uno ni lo otro, ni expresionista ni abstracto?- ha dicho Fernando Z¨®bel a EL PAIS, con motivo de la conferencia que dictar¨¢ el pintor esta tarde en la inauguraci¨®n de la exposici¨®n de De Kooning en la Fundaci¨®n Juan March, que contiene 39 obras recientes.?Creo -dijo Z¨®bel- que en ¨¦l se ha dado ese extra?o fen¨®meno de representaci¨®n que le ha convertido, quiz¨¢ absurdamente, en el s¨ªmbolo del american look, y en el maestro indudable de la doble generaci¨®n de pintores norteamericanos que, a su vez, han ejercido importante influencia en la pintura abstracta espa?ola.?
Esa calificaci¨®n (?ni abstracto, ni expresionista?) la explica el pintor espa?ol: ?Los expresionistas, en general, son pintores con muchas opiniones y que las suelen expresar violentamente. Es precisamente la violencia en la expresi¨®n la que se convierte en estilo. De Kooning no opina: sencillamente pinta, Y curiosamente, su estilo es, en apariencia, violento, pero si bien se mira, no lo es.?
?A mi modo de ver, tiene De Kooning una facultad curiosa, quiz¨¢ por encima de otras: su capacidad para crear equ¨ªvocos. Por supuesto, hay al menos dos clases de equ¨ªvocos, y uno, el que lleva consigo el enga?o, no tiene el menor inter¨¦s. Pero hay otro, y De Kooning lo practica, que est¨¢ hecho a posta y que yo encuentro verdaderamente interesante: consigue crear tensiones, climas y expresividad extraordinarias. ? La influencia de De Kooning, el uso simb¨®lico de su pintura, se debe, dice Femando Z¨®bel, a ?su desenfado, esa violencia m¨¢s aparente que real y su sentido especial¨ªsimo del color. Eso, recogido en Am¨¦rica. A m¨ª me fascina especialmente su sentido del espacio: cada pintor cerca un espacio, que es el suyo. Pues bien, lo que me impresiona e De Kooning es que los acepta y los utiliza todos, aunque resulten contradictorios, o especialmente porque lo son?.
?As¨ª que en De Kooning, y quiz¨¢ para explicar su curioso papel, se unen en la equivocaci¨®n voluntaria por parte del pintor ese uso tan especial del espacio, del color y, si quieres, del expresionismo. As¨ª resulta que no lo es pero lo parece.?
La casa de Fernando Z¨®bel es una apabullante muestra de buen gusto, una blanca y pausada acumulaci¨®n de objetos hermosos, suficientemente espaciados, que parece, de alg¨²n modo, un espejo de los gestos del pintor. Desde el blanqu¨ªsimo estudio, id¨¦ntico al de sus casas de Cuenca y Sevilla (?s¨ª, las mesas y el caballete tienen la misma distribuci¨®n, el mismo ¨¢ngulo, y los cajones, los mismos contenidos e id¨¦ntica distribuci¨®n, el trabajo no se interrumpe cuando me muevo de un sitio a otro. No hay soluci¨®n de continuidad?), a la colecci¨®n de pisapapeles; del grabado de Durero al mueble curioso a las fotograf¨ªas familiares del dormitorio o a esas plantas de seda parafinada que dan la nota verde de un solter¨®n sereno y viajero, hay la suficiente perspectiva como para que las cosas queden como suspendidas en la blancura.
De alguna manera, cuando Fernando Z¨®bel habla de De Kooning est¨¢ hablando de su propia pintura de sus propios gustos. ?Personalmente tengo la suerte de conocerle En Estados Unidos, un pintor amigo, Alfonso Osorio, me llev¨® a su estudio cuando las tertulias y encuentros en ¨¦l empezaban a acabar. Yo le conoc¨ª, ¨¦l a m¨ª no porque entonces ten¨ªa un constante turismo de ¨¦ste... Yo aprend¨ª a pintar en Am¨¦rica y De Kooning era una especie de h¨¦roe para toda la gente de mis a?os. Mi admiraci¨®n ha ido creciendo. Al principio me interes¨® sobre todo el dibujo. Ahora, cada vez m¨¢s, el color y el espacio. ?
Sobre la influencia en los pintores espa?oles, dice Fernando Z¨®bel: ? Bueno, yo no me identifico con ning¨²n grupo. Cuando se habla de grupos se suele entender afinidad de estilos y, realmente, mis amigos, pintan de modos muy distintos al m¨ªo. Me hace gracia que se hable, por ejemplo, del grupo de Cuenca pero ?eso qu¨¦ es? Hacen, hacemos cosas muy distintas, y nos respetamos entre nosotros. Creo que todos vemos, por una raz¨®n u otra, un maestro en De Kooning.?
Por ¨²ltimo, Fernando Z¨®bel habla de la exposici¨®n que va a presentar: ?Se trata de la ¨²ltima ¨¦poca del pintor americano, sin duda la m¨¢s dif¨ªcil de las suyas. A De Kooning le pasa un poco lo que a Monet, que su pintura ha ido tal vez privatiz¨¢ndose cada vez m¨¢s, ocultando sus claves y cerr¨¢ndose. Hay muchos pintores cuya obra, por madura que sea, la entiendes. A m¨ª me da la impresi¨®n de que estos cuadros van a necesitar, para ser entendidos, la contemplaci¨®n de lo anterior. Monet, a la vista de su propia diseminaci¨®n, escond¨ªa sus pinturas ¨²ltimas. De Kooning, no.?
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