Italia: el repliege del eurocomunismo
AL ROMPER el pacto de mayor¨ªa parlamentaria y provocar una crisis gubernamental, el Partido Comunista Italiano tiene bastantes m¨¢s m¨®viles que los que declara (la inclinaci¨®n a la derecha de la Democracia Cristiana y el incumplimiento de algunos puntos b¨¢sicos del ?programa com¨²n?). Uno de los m¨®viles reales es que la forma italiana de ?consenso?, lo que se llam¨® ?acuerdo del arco constitucional? (entre los seis grandes partidos del Parlamento) y luego ?mayor¨ªa program¨¢tica parlamentaria? le est¨¢ haciendo c¨®mplice ante el pueblo del fracaso de las pol¨ªticas econ¨®mica y social y del voto de leyes impopulares como la de represi¨®n del terrorismo y fortalecimiento de la polic¨ªa pol¨ªtica. Otra es la inversi¨®n de la pol¨ªtica de Estados Unidos con respecto al ?eurocomunismo?: tolerado en un principio como una posibilidad de movimiento antisovi¨¦tico, ha sido de nuevo bloqueado. Una primera respuesta del, PCI -que otros eurocomunistas han iniciado tambi¨¦n con mayor timidez- es una mayor aproximaci¨®n a la URSS. La segunda es la ruptura del consenso.Todo ello se hace en v¨ªsperas del XV Congreso del partido, que se celebrar¨¢ en marzo. La direcci¨®n quiere construir un s¨®lido edificio te¨®rico y doctrinal, conseguir la unidad y presentar al militante y al elector un programa b¨¢sico de restauraci¨®n de Italia. Berlinguer sabe que su pretensi¨®n de que el PCI forme parte del Gobierno con alguna o algunas carteras y, en caso contrario, de que se le desligue de sus compromisos y forme parte de la oposici¨®n s¨®lo puede tener una respuesta: no le ser¨¢ permitido formar parte del Gobierno. Se entregar¨¢, por tanto, a la oposici¨®n, lo cual tiene una enorme importancia porque es el segundo partido de Italia.
La crisis gubernamental va a abrir un per¨ªodo largo de consultas; quiz¨¢ se consiga otro consenso, sin los comunistas, que a la larga fallar¨¢; quiz¨¢ no. En cualquier caso, el horizonte es el de unas elecciones generales. Si el PCI se presenta a ellas con un programa claro, profundo de doctrina, como dejan ya translucir las primeras tesis presentadas, y al mismo tiempo concreto en lo que se refiere a los problemas inmediatos de Italia, tiene posibilidades de recuperar los votos perdidos y de ganar algunos m¨¢s, tomados de los socialistas y de la extrema izquierda, que se hab¨ªa nutrido de los desencantos de la domesticidad del PCI. Esto aumentar¨¢ su capacidad de presi¨®n sobre la pol¨ªtica italiana, y quiz¨¢ forzase a la DC a buscar un apoyo en los partidos de su derecha.
Dentro de un contexto m¨¢s amplio, esta serie de actitudes pueden considerarse como un paso m¨¢s atr¨¢s del eurocomunismo, ya marcado espectacularmente en la ruptura comunistas-socialistas en las elecciones francesas, y suavemente en los nuevos contactos con la URSS. El eurocomunismo ablandaba sus preceptos convencido de que ser¨ªa admitido en sociedad. Cuando piensa que va siendo otra vez aislado, contenido, reducido y diferenciado (Berlinguer recuerda ahora que ?se aviva la vieja pol¨¦mica sobre la legitimidad democr¨¢tica del PCI ?), vuelve poco a poco a su antigua, pol¨ªtica de defensa y de cerco.
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