La mujer no participa
En Armenia, cuando las mujeres s¨®lo mostraban la cara, incluso en las playas, me contaron que un joven no quiso correr el riesgo de casarse, si con anterioridad no pod¨ªa ver a su novia desnuda. Alegaba una triste sorpresa de un amigo en su noche de bodas. Como era un buen partido, los padres de la chica se la ense?aror como vino al mundo. Despu¨¦s de recrearse en el examen, declar¨® que no se casaba porque no le gustaba la nariz.Me he acordado de esta an¨¦cdota al leer en EL PAIS las declaraciones de Carlota Bustelo sobre el PSOE. ?Mi partido no tiene inter¨¦s por la mujer?, dice. Creo que para no provocar un infundado entusiasmo gay por el PSOE, Carlota debiera haber concretado a qu¨¦ desinter¨¦s se refiere. Ateni¨¦ndome a una supuesta indiferencia por promocionar pol¨ªticamente al tan err¨®neamente llamado sexo d¨¦bil, y a cuyas ventajas en su resistencia al uso se deben algunos ardores feministas, la ex diputada socialista alega un motivo que poco ha variado en mucho tiempo. Y durante su traj¨ªn mental de aceptar estar en las listas de candidatos, pedir su exclusi¨®n, volver a aceptar y volver a excluirse no ha variado nada.
El PSOE incluye 37 mujeres en sus listas electorales para el Congreso. Supone algo m¨¢s del 10% del total de candidatos sobre una militancia femenina que no llega al 2%. Esta falta de participaci¨®n de la mujer en pol¨ªtica, y m¨¢s en la pol¨ªtica activa de cualquier partido, es la limitaci¨®n insuperable que reflejan todas las listas. Esto ocurre en Espa?a, fuera de Espa?a, en el Este y en el Oeste. No s¨¦ si alg¨²n d¨ªa se superar¨¢ tal situaci¨®n, pero el proceso ser¨¢ muy largo. Y cualquier tiempo pasado fue peor. En el PSOE viene ocurriendo desde hace cien a?os, por lo que resulta que a Carlota no le gusta ahora, en un momento crucial para ?su partido?, esa visible nariz de supuesta indiferencia hacia la mujer, que igualmente pod¨ªa alegarse cuando se afili¨®. Estimar¨ªa m¨¢s justo se?alar la extendida indiferencia femenina hacia todos los partidos, y hacia la pol¨ªtica en general, que de alguna forma se trata de remediar con desproporciones como la anteriormente indicada.
Si Carlota Bustelo, conteniendo su deseo de perjudicar al que a¨²n llama ?su partido?, se atiene al panorama general, su feminismo puede llevarla a la conclusi¨®n de que su enemigo es el hombre mondo y lirondo. Como su otra afirmaci¨®n de que ser diputada no sirve para nada, puede llevar a la conclusi¨®n de que la democracia no es lo suyo, y, por mi, ?heil, Eva!
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