"Don Pasquale" de Donizzetti
No hay, a partir de Stanislawski, director teatral completo sin experiencia oper¨ªstica. Pi¨¦nsese que la ¨®pera es teatro antes que m¨²sica, pi¨¦nsese lo contrario o se crea en una ?m¨²sica en acci¨®n?, lo cierto es que bastar¨ªw una ojeada al panorama mundial para comprobar esta dedicaci¨®n de los grandes ?registi? al teatro musical.Ahora, Jos¨¦ Luis Alonso ha montado Don Pasquale y su trabajo se adivinaba a cada paso, en cada detalle, sin necesidad de efectos deslumbrantes que la obra no reclama. Pieza maestra del g¨¦nero bufo, desde ella Donizzetti se salva de su otra cara, la de Luc¨ªa y Favorita, la de los ?novelones? y la orquesta como ?gran guitarr¨®n?.
Todo es en Don Pasquale teatro vivo, ingenioso, movido, espiritual al modo goldoniano: la acci¨®n, la m¨²sica, el gesto, la pl¨¢stica. Pide buenos cantantes y buenos actores y la dualidad real de, director musical y esc¨¦nico. Lo que hubo en la representaci¨®n de la Escuela de Canto dentro del ciclo ??pera para la juventud?.
Escuela Superior de Canto
Director: L. Rodr¨ªguez A rag¨®n. Don Pasguale, de Camarano y Donizzetti. Director esc¨¦nico: J. L. A lonso. Director musical: Pascual Ortega. Reparto: Sanz Remiro, F. Matilla, Young Hee Kim Lee, J. Porras. 14-21 de febrero.
Enmarcados en unos sencillos y deliciosos escenarios de Burgos, y excelentemente vestidos por Fuentes, Jes¨²s Sanz Remiro, Francisco Matilla, Young Hee Kim Lee, Juan Porras y Santiago de la Cruz lograron una excelente versi¨®n. Sobre todos, y aun dentro de una t¨®nica equilibrada y conjuntada, S. Remiro demostr¨® sus dotes y su profesionalidad en un Don Pasquale de primera categor¨ªa; la Norina tuvo delicadeza, expresividad y facilidad vocal en la Kim Lee; Matilla vivi¨® y cant¨® su divertido Doctor Malatesta como artista consumado, y Porras, de voz y ademanes adecuados a su personaje, redonde¨® el cuarteto.
Pascual Ortega llev¨® con sentido ¨¢gil y expresivo la parte musical. Coros sensacionales y orquesta brillante. No se lleg¨® a llenar la sala, lo que desanima un poco, ya que estamos asistiendo a representaciones de verdadero inter¨¦s, en unos casos, por su novedad, tal La M¨¦rope, de Terradellas, tan bien servida, por otra parte; en otros, por la ocasi¨®n que se brinda de ?vivir? la ¨®pera conocida dentro de una t¨®nica a la europea. Es decir, sin instalar, por encima de todo y casi como ¨²nico valor, la presencia de los grandes divos, cotizados en miles de d¨®lares.
Los ciclos que promueve la Direcci¨®n General de M¨²sica me parece que persiguen un fin m¨¢s aut¨¦ntico y ¨²til que el ?ca?onazo? de un d¨ªa.
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