La revoluci¨®n isl¨¢mica afronta tensiones separatistas en tres regiones del pa¨ªs
El r¨¦gimen isl¨¢mico iran¨ª, a ocho d¨ªas escasos de su revoluci¨®n victoriosa, se enfrent¨® ayer a serias dificultades. El problema m¨¢s importante parece arrancar del peligro potencial de secesi¨®n de dos importantes minor¨ªas fronterizas: los kurdos, en el Oeste, y los baluchistanos, en el Este.Las autoridades iran¨ªes niegan que los problemas detectados en ambas regiones tengan una verdadera importancia y denuncian los ?rumores difundidos por los enemigos de la revoluci¨®n?, afirmando que no se trata de ?permitir la secesi¨®n, aunque se trate de la parcela m¨¢s peque?a de territorio nacional?.
Una misi¨®n gubernamental ha partido para el Kurdist¨¢n iran¨ª, donde viven alrededor de dos millones de habitantes. Karim Sandjabi, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno revolucionario, kurdo ¨¦l mismo, ha dirigido a la provincia un llamamiento a la calma y a la cohesi¨®n nacional. Sin embargo, es dificil evaluar desde Teher¨¢n el verdadero alcance de los problemas de esa zona.
Tambi¨¦n se han detectado problemas en otra zona neur¨¢lgica: el Azerbaijan, que se extiende entre el Kurdist¨¢n y la frontera con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Seg¨²n la prensa, los contrarrevolucionarios incendiaron el pasado lunes el consulado norteamericano en Tabriz, capital del Azerbaijan occidental, y catorce personas perdieron la vida en enfrentamientos tribales en Rezayeh, en el Azerbaijan oriental.
Otro desaf¨ªo para el Gabinete de Mehdi Bazargan, que el pasado lunes reiter¨® la urgente necesidad de que se reanuden las exportaciones de crudos iran¨ªes, procede del Frente Nacional. Este grupo pol¨ªtico, el m¨¢s importante antes de producirse la revoluci¨®n, exige en una carta abierta la formaci¨®n de un Gobierno de uni¨®n nacional, la creaci¨®n de una Guardia Nacional y la estatizaci¨®n de los comit¨¦s de seguridad que se constituyeron en su d¨ªa por doquier en el pa¨ªs.
El Frente Nacional, cuyo jefe, Karim Sandjabi, participa en el Gobierno a t¨ªtulo personal, solicit¨® que ?otros combatientes de la revoluci¨®n?, especialmente los mudjahedine (fedayines del pueblo), los representantes de los abogados, y de los escritores y los universitarios, pasen a formar parte del Gobierno. La coalici¨®n pol¨ªtica estima que el primer ministro Bazargan se equivoca al predicar la paciencia, ?ya que la revoluci¨®n exige la rapidez en la ejecuci¨®n? de sus postulados.
El grupo pol¨ªtico plante¨®, por ¨²ltimo, el problema vital del Ej¨¦rcito. A diferencia de ciertos dirigentes religiosos, estim¨® que este Ej¨¦rcito no es seguro, ni si quiera si hay una depuraci¨®n previa y, por ello, exige que una Guardia Nacional se encargue cuanto antes de la seguridad.
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