De millonarios, nada
Es triste la forma de distorsionar las cosas que tienen algunas personas. No lo resultar¨ªa tanto si sus opiniones no confundieran a quienes les escuchan o les leen. Pero -all¨¢ sus conciencias televisivas e impresas- esto ha ocurrido en la pretendida huelga de los futbolistas. Al margen de que incluso la Direcci¨®n de Trabajo se contradiga al declarar ?legal una huelga de la que acus¨® recibo, simplemente, en agosto, hasta hoy no se sabr¨¢ si el comit¨¦ la desconvoca. Alguno, interesadamente, la desconvoc¨® ya ayer.Ocurra lo que ocurra, s¨ª debe quedar claro que la AFE no la forman ¨²nicamente unos cuantos futbolistas millonarios, como se quiere repetir tendenciosamente en muchos medios. Sucede s¨®lo que esos privilegiados, cosa que no ocurre en otras profesiones, son los que tienen la fuerza -quinielas incluidas- para ayudar a los muchos futbolistas que hay del mont¨®n y se han lanzado con m¨¦rito al ruedo de una negociaci¨®n que no interesa ni a los clubs ni a la federaci¨®n inmovilistas. Por otro lado, si algunos jugadores cobran mucho no es por su culpa, sino de los clubs y del sistema que lo ha permitido. Por eso es rid¨ªculo hablar de una huelga de aficionados como contestaci¨®n a la de futbolistas. Si a alguien hay que pedir cuentas primeramente es a los directivos, que han permitido el desbordamiento de todas las cifras.
La huelga, adem¨¢s. no seguir¨ªa otro camino que el de muchos estamentos del pa¨ªs. con m¨¢s o menos razones. El punto del amateur compensado, por ejemplo, es claro. Mil profesionales de la Tercera Divisi¨®n no quedar¨¢n en la calle ahora, de acuerdo, pero s¨ª en cuanto terminen sus contratos y los clubs, siempre ellos, no les dejen sitio en sus filas.
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