La "¨²ltima carta" en Oriente Pr¨®ximo
SADAT HUYE de Camp David; Carter corre detr¨¢s de ¨¦l, vuela detr¨¢s de ¨¦l. La apariencia de este viaje espectacular y desesperado es la de conseguir un acuerdo de ¨²ltima hora para formalizar la paz entre los dos pa¨ªses, pero este no es m¨¢s que un aspecto de la cuesti¨®n final: lo que Carter se propone es sustituir al sha por Sadat, a Ir¨¢n por guerra Estados Unidos tuviera que intervenir. El de ayuda a Egipto. Con la mano derecha; con la izquierda amenaza con la posibilidad de una guerra, y de que en esa guerra los Estados Unidos tuvieran que intervenir. El secretario de Defensa, Harold Brown, dice que la protecci¨®n del, petr¨®leo de Oriente Pr¨®ximo forma parte de los ?intereses nacionales? de Estados Unidos: ?Emprenderemos para la salvaguarda de esos intereses toda acci¨®n que consideremos apropiada, incluyendo la acci¨®n militar.? Schlesinger, secretario de Energ¨ªa, dice que la cuesti¨®n ?de una presencia militar americana se est¨¢ estudiando?. Sadat tiene miedo. Tiene miedo Hussein, tiene miedo -a lo lejos- Hassan II, que hasta env¨ªa -Soldados -son rumores- a Uganda, para proteger al antioccidental Idi Amin, porque Libia y la OLP lo hacen en defensa del islamismo -es su proclama, su justificaci¨®n estrat¨¦gica-, y es dificil quedarse fuera en estos tiempos de jomeinismo. ?Para qu¨¦ le servir¨ªan 8.000 millones de d¨®lares a Sadat, si sabe que m¨¢s dinero lleg¨® a Ir¨¢n y no pudo contener la revoluci¨®n y la ca¨ªda del sha?Tiene miedo Begin. A pesar de los abrazos de Carter ante la televisi¨®n, de la declaraci¨®n solidaria de Carter -?S¨¦ame permitido decir, con toda humilidad, que (Israel) ha demostrado ser el ¨²nico amigo estable de los Estados Unidos?-, Begin sabe que Jomeini-Bazargan exigen algo concreto para devolver el chorro de petr¨®leo cortado, y que ahora comienza a brotar, pero exportando s¨®lo la mitad que antes: lo que parece que exigen es un reconocimiento de la OLP por parte de Estados Unidos y tal vez el regreso de la zona este de Jerusal¨¦n a la jurisdicci¨®n ¨¢rabe. Si las presiones de la OLP se aceptan en Teher¨¢n, Ir¨¢n tratar¨¢ de evitar que una sola gota de petr¨®leo de su pa¨ªs vaya a Israel y extender¨¢ la solicitud a todos los pa¨ªses ¨¢rabes productores, en nombre del Islam. A¨²n se pretende que el bloqueo contra,Israel vaya m¨¢s all¨¢: que Ir¨¢n renuncie a comerciar con todas las empresas que tengan relaci¨®n con Israel.
Carter, en fin, tiene miedo. Miedo a que toda su paciente pol¨ªtica ¨¢rabe-israel¨ª se desmorone; miedo a perder el petr¨®leo, a que los aliados europeos insistan en buscar la energ¨ªa por su cuenta; miedo a perder las pr¨®ximas elecciones. (El ataque chino a Vietnam le ha perjudicado: lo que se ve¨ªa como ?coexistencia? se ve ahora como una alianza peligrosa.)
La aceptaci¨®n por el Gobierno de Israel de las ¨²ltimas propuestas -secretas todav¨ªa- de Carter son un ¨ªndice de este miedo. Pero quiz¨¢ no sea suficiente. El ministro de Asuntos Exteriores de Israel declar¨® ya que el problema no estaba en conseguir un acuerdo con Estados Unidos y con Egipto en Camp David, sino lograr que el Parlamento de Israel lo aceptase. La presencia de Carter, despu¨¦s de su di¨¢logo con Sadat, en Jerusal¨¦n, puede ser importante para esto: puede explicar que es una ¨²ltima oportunidad. Una vez m¨¢s, esgrimir¨¢ el arma del dinero o de la guerra. La guerra en Oriente Pr¨®ximo es algo muy posible. En este caso, podr¨ªa estar te?ida de revoluci¨®n, o de guerra civil, en algunos pa¨ªses ¨¢rabes.
La cuesti¨®n est¨¢ en saber si Carter tiene ahora m¨¢s credibilidad en Egipto, en Arabia Saudita y en Israel que el ayatollah Jomeini. Parece que no. El hecho de Ir¨¢n es importante: Carter ha perdido y ha hecho sospechar firmemente a sus aliados que no es una protecci¨®n adecuada. Jomeini ha ganado y demuestra que hay un extenso pueblo isl¨¢mico (que funciona hasta en Uganda) que cree en ¨¦l.
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