Desorden p¨²blico, vandalismo e incomunicaci¨®n

Me refiero al da?o en las instalaciones telef¨®nicas. Se da el caso de que de las siete cabinas que conozco cercanas a mi casa, la mayor¨ªa han sido salvajemente mutiladas en los ¨²ltimos d¨ªas, sin que ello haya provocado la menor reacci¨®n de vigilancia por parte de las FOP.Me cuesta trabajo imaginar a un man¨ªaco arrancando auriculares y tel¨¦fonos a diestro y siniestro. Con menos esfuerzo me figuro (y no se entienda como disculpa) a un usuario normal que, necesitado de hacer una llamada urgente, y tras peregrinar por las siete cabinas sin lograrlo, caiga en el paroxismo y mate al monstruo met¨¢lico que d¨ªa tras d¨ªa se burlaba de ¨¦l con su bip-bip-bip. Y es que antes de estos actos vand¨¢licos estas cabinas tampoco funcionaban.

No me atrevo a decir qui¨¦n de los dos, el usuario enloquecido o la indolente Telef¨®nica, es m¨¢s culpable; pero s¨ª me atrever¨ªa a sugerir a esta ¨²ltima algunas medidas elementales para que muchas personas que no disponemos de tel¨¦fono, a pesar de haberlo solicitado hace tiempo, no nos quedemos incomunicados a veinte kil¨®metros de Madrid:

1. Reparar las cabinas mutiladas.

2. Solicitar a las autoridades una adecuada vigilancia.

3. Organizar un servicio eficaz de mantenimiento que asegure un grado de operatividad aceptable.