Las naranjas contin¨²an siendo la mayor producci¨®n agr¨ªcola con destino a Europa
La producci¨®n y exportaci¨®n de c¨ªtricos es una de las actividades m¨¢s tradicionales de Valencia. Desde los m¨¢s rec¨®nditos tiempos de la posguerra, las naranjas espa?olas viajaron por Europa -del Este y el Oeste-, consolidando su situaci¨®n de indiscutido liderazgo en el mercado. La incorporaci¨®n de otros dos grandes productores -Israel y Marruecos- y los problemas de producci¨®n y comercializaci¨®n de los agrios espa?oles amenazan actualmente con quebrantar una supremac¨ªa mantenida durante d¨¦cadas por la toronja valenciana. Pese a todo, 1978 fue un buen a?o exportador tambi¨¦n para la naranja, situada en tercer lugar del ranking. De este sector se ocupa el tercer cap¨ªtulo de la serie que elabora .
El sector citr¨ªcola espa?ol arrastra buena parte de los problemas seculares de la agricultura espa?ola, a pesar de que ha constituido eternamente algo as¨ª como el subsector de lujo de un medio rural complejo y dificil como el espa?ol. En el litoral valenciano se concentran, en una estrecha faja de terreno, m¨¢s del 90% de los cultivos citr¨ªcolas del pa¨ªs. Se trata precisamente de una de las zonas m¨¢s ricas y equilibradas del pa¨ªs, en la que subsisten no pocos problemas de infraestructura. Esta circunstancia ha incidido directamente en el cultivo del naranjo, hasta el punto de que se ha convertido en actividad marginal de muchos; agricultores ingresados en la industria o el comercioy sobre todo en ?signo externo de riqueza y distinci¨®n social? para los valencianos. Ello, sin despreciar el car¨¢cter especulativo que ha animado a muchos propietarios a adquirir o mantener un peque?o huerto. En los ¨²ltimos cuatro a?os, el precio de una hanegada (medida tipo para las superficies de la zona, equivalente a 1/ 12 de hect¨¢rea, aproximadamente) se ha cuadruplicado y en estos momentos no puede adquirirse por menos de 400.000 pesetas. Todo esto ha provocado una situaci¨®n peligrosa de no cultivo de las parcelas, mermando notablemente la capacidad de producci¨®n de los ¨¢rboles, que ha descendido notablemente en los ¨²?timos a?os por esta raz¨®n, entre otras.La estructura de la propiedad es el primer problema con que se enfrenta el sector citr¨ªcola en estos momentos. La reducida dimensi¨®n de las explotaciones, unida a las dificultades derivadas de la orografia, que han obligado a rellenar las laderas de las colinas paralelas a la costa, plantean importantes problemas de costes en la producci¨®n, que repercuten despu¨¦s desfavorablemente a la hora de entrar en competencia con los agrios de otros pa¨ªses, en los mercados, internacionales. Los costes de obtenci¨®n de las cosechas son sensiblemente m¨¢s elevados que los de, Marruecos o Israel; pa¨ªses que adem¨¢s cuentan con una mayor productividad por hect¨¢rea que la actualmente obtenida en Espa?a.
Dificultades para mecanizar
El principal problema que deriva de la reducida dimensi¨®n de las explotaciones y de la compleja orograf¨ªa, es sin duda la imposibilidad de aplicar un proceso racional de mecanizaci¨®n, que permitiera abaratar los costes generales, especialmente los de recogida. Seg¨²n fuentes del sector, la jornada de trabajo en la ¨²ltima recogida lleg¨® a pagarse hasta a 1.500 pesetas, por las cuatro o cinco horas de trabajo que la luz solar de la estaci¨®n permiten. Productores y exportadores coinciden en afirmar que la mecanizaci¨®n es necesaria y hasta sugieren la posibilidad de desarrollar experimentos de mecanizaci¨®n colectiva, presumible¨ªnente al amparo de las cooperativas ya existentes en el sector. Alguna, incluso ha iniciado experiencias piloto en este sentido, en aras de facilitar el trabajo a sus asociados. Sin embargo, no son pocos los que otorgan escasas posibilidades a un proyecto de mecanizaci¨®n colectiva, debido fundamentalmente a los problemas orogr¨¢ficos y a la alternancia generalizada entre zonas dedicadas al cultivo de la. naranja y otras de uso industrial, urbano o de servicios. Hasta ahora, s¨®lo la lucha contra la temible mosca mediterr¨¢nea ha logrado aglutinar a la totalidad del sector, por lo que la mayor¨ªa son poco inclinados a creer en la proliferaci¨®n de nuevas experiencias sectoriales, a pesar de que sea precisamente en esta l¨ªnea en la que deba ser planteada la soluci¨®n al problema.
Tentaci¨®n de urbanizar
Otra de las agresiones permanentes contra el cultivo del naranjo es el creciente precio del suelo en el Pa¨ªs Valenciano, como directa consecuencia de la creciente demanda, acentuada en los ¨²ltimos cinco a?os. Muchos temen que el encarecimiento progresivo del suelo y el aumento de la demanda contin¨²en yugulando al cultivo de los c¨ªtricos. De hecho, y seg¨²n el avance de datos provisionales del censo que actualmente elabora el Ministerio de Agricultura, la superficie dedicada al cultivo del naranjo ha descendido notablemente en los ¨²ltimos ocho a?os, desde la realizaci¨®n del anterior censo. En 1971, el n¨²mero de hect¨¢reas dedicadas al cultivo de agrios se situaba en torno a las 200.000. Hoy, se teme que esa cifra haya quedado reducida sensiblemente como consecuencia del crecimiento de las ciudades, la industrializaci¨®n y la construcci¨®n de la autopista del Mediterr¨¢neo, que ha incomunicado muchas zonas dedicadas al agrio, cuyos propietarios han optado finalmente por abandonarlas.
Riesgos clim¨¢ticos y v¨ªricos
La producci¨®n de naranja se enfrenta adem¨¢s con dos graves amenazas: el hielo y la enfermedad denominada tristeza, provocada por un virus, y a la que son especialmente sensibles los ¨¢rboles del litoral levantino. Una noche de bajas temperaturas, en la que no se rebasen los cero grados, puede dar al traste con toda la cosecha de una explotaci¨®n, con cuantiosas p¨¦rdidas para el productor o el exportador, seg¨²n cu¨¢l haya sido el tipo de contrato establecido en su d¨ªa entre ambos.
Menos conocida es la enfermedad denominada tristeza, cuyos efectos inmediatos son la reducci¨®n de la producci¨®n entre el 10% y el 20% del ¨¢rbol afectado y, a largo plazo, incluso su muerte total. Esta enfermedad, de tipo v¨ªrico, apareci¨® en principio en Brasil, luego se traslad¨® a Estados Unidos y finalmente se ha presentado en la cuenca mediterr¨¢nea, afectando a los tres principales productores: Marruecos, Israel y Espa?a. Las estimaciones m¨¢s optimistas se?alan que al menos cinco millones de ¨¢rboles est¨¢n condenados a muerte en Espa?a por padecer alguna modalidad de tristeza, con unas p¨¦rdidas que resulta muy dif¨ªcil evaluar. Los t¨¦cnicos estiman, sin embargo, que la virosis tiende a generalizarse y llegar¨¢ a afectar al ciento por ciento de las explotaciones comerciales.
Los estragos causados por la tristeza son especialmente graves en Espa?a, por cuanto el ¨¢rbol (portainjerto) m¨¢s generalizado es el naranjo amargo, precisamente el m¨¢s sensible a la acci¨®n del virus desencadenador de la enfermedad. Otros portainjertes son poco o en absoluto sensibles a la tristeza (Citrange Troyer y Mandarino Cleopatra), pero, adem¨¢s de que una sustituci¨®n de portainjertos provoca la p¨¦rdida de varias cosechas, con estos resulta m¨¢s dif¨ªcil, cuando no imposible, obtener las variedades m¨¢s preciadas y aquellas en las que este pa¨ªs ha logrado una mayor penetraci¨®n del mercado.
Multiplicidad en la comercializaci¨®n
Aproximadamente un tercio de la producci¨®n total de c¨ªtricos se destina al mercado interior y los dos restantes a la exportaci¨®n y la industrializaci¨®n. Seg¨²n las estimaciones del Ministerio de Agricultura correspondientes a la campa?a 1977-78, la producci¨®n global fue de 2,86 millones de toneladas, repartidas en exportaci¨®n (61,4%), consumo interior (26,5%) e industrializaci¨®n (12,1%). Una observaci¨®n estad¨ªstica de los datos y porcentajes correspondientes a las campa?as precedentes nos muestra una ligera reducci¨®n en la producci¨®n y una dependencia directa del consumo interior en funci¨®n de la coyuntura exportadora. En la ¨²ltima campa?a se observa que el consumo interior es el m¨¢s bajo de los ¨²ltimos ocho a?os, y que paralelamente las ventas exteriores rozan el r¨¦cord de la d¨¦cada, s¨®lo superadas por las de la campa?a 1972-73, en la que se exportaron 1,91 millones de toneladas. Los excedentes de uno y otro mercado son absorbidos por la industria -b¨¢sicamente conservas y zumos- con car¨¢cter pr¨¢cticamente residual. Ello ha provocado importantes limitaciones al desarrollo de la industria de derivados, ya que la actividad product¨ªva del sector est¨¢ b¨¢sicamente orientada al consumo en fresco.
El sector de comercializaci¨®n se encuentra casi tan atomizado como el de la propiedad. Actualmente sobrepasan la cifra de 570 los exportadores censados, aunque quince de ellos controlan la comercializaci¨®n de casi el 50% de las exportaciones. Esta atomizaci¨®n de la vertiente exportadora es valorada distintamente por los expertos y el propio sector.
La concurrencia de tal n¨²mero de exportadores espa?oles en los mercados europeos -la pr¨¢ctica totalidad de las ventas se dirigen a la CEE- contrasta con la concentraci¨®n unitaria de la actividad exportadora de Marruecos e Israel. Para unos, la multiplicidad de exportadores ha provocado frecuentes hundimientos del mercado. Otros, por el contrario, estiman que el fen¨®meno es beneficioso, si se tiene en cuenta que sirve para fomentar la competencia y mejorar las expectativas de exportaci¨®n de los c¨ªtricos espa?oles.
El problema que se plantea es lograr una coordinaci¨®n efectiva entre tal magnitud de exportadores. Para ello, y una vez fenecido el sindicato vertical, la Administraci¨®n cre¨® el Comit¨¦ de Gesti¨®n, a cargo del que corren todas las tareas de promoci¨®n, mereados, coordinaci¨®n y dem¨¢s actividades relacionadas con el comercio exterior. Paralelamente, se ha constituido recientemente una Federaci¨®n de Exportadores, cuyos portavoces aseguran guardar todo tipo de armon¨ªa y cooperaci¨®n con el Comit¨¦, en cuyas tareas participan. El Comit¨¦ posee una oficina de representaci¨®n en Bruselas y otras repartidas por el resto de Europa.
Un buen a?o
Los problemas espec¨ªficos de la exportaci¨®n son b¨¢sicamente derivados del tratamiento arancelario de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE), ya que las bonificaciones aplicadas a Israel y Marruecos son muy superiores a las que rigen para Espa?a, ello sin contar con los mecanismos de referencia. De hecho, la Comunidad no ha puesto nunca excesivo acento en el tema de los c¨ªtricos, ya que Italia -¨²nico productor de los nueve- apenas puede abastecer el mercado interior. Frente a esta postura, las autoridades espa?olas han considerado m¨¢s conveniente presionar en otros sectores m¨¢s comprometidos, a pesar de las previsiones incluidas en el acuerdo preferencial de 1970. Ante esta situaci¨®n de inferioridad -mayor precio al consumo-, los c¨ªtricos espa?oles han debido optar por la sofisticaci¨®n de sus variedades.
Desde el inicio de la temporada hasta pr¨¢cticamente finales de noviembre, la naranja espa?ola est¨¢ sola en los mercados europeos, por lo que no es raro observar una concentraci¨®n de la oferta en esas semanas. Posteriormente, cuando Marruecos, y sobre todo Israel, inciden con sus productos en el mercado, Espa?a no puede m¨¢s que reconducir su oferta hacia las variedades de marca.
La situaci¨®n exportadora del pasado a?o fue para el sector muy favorable. En una buena cosecha, Espa?a logr¨® exportar por valor de 38.600 millones de pesetas, lo que supone un incremento del 14,13% sobre el a?o precedente. Esta coyuntura provoc¨® la euforia de no pocos exportadores, que adquirieron r¨¢pidamente cosechas de la actual campa?a, a precios muy altos. El final del pasado a?o y los comienzos de ¨¦ste no han sido excesivamente favorables, ya que se han registrado reducciones importantes en la comparaci¨®n de las evaluaciones mensuales. Ello provoca el doble efecto de que muchos exportadores est¨¦n remitiendo partidas con p¨¦rdida y otros est¨¦n perdiendo cuota de mercado.
El riesgo es, no obstante, controlado. Desde la vieja usanza de que el comercializador adquiriera el volumen de la cosecha a ojeo, cuando todav¨ªa estaba en el ¨¢rbol, se ha pasado al riesgo compartido de comprometer una cosecha sin abonarla al cien por cien previamente.
El gran reto de futuro de la naranja espa?ola radica en mantener los distintos componentes de calidad que puedan hasta justificar el elevado precio.
Ma?ana, un cuarto cap¨ªtulo se encargar¨¢ de la evoluci¨®n de la siderurgia en 1978
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