Petilla, una deuda reyes
Petilla de Arag¨®n es un municipio peque?o, pero tiene su historia. Perteneci¨® a Arag¨®n hasta el siglo XII, pasando despu¨¦s a ser parte del reino de Navarra. La leyenda dice que Pedro II de Arag¨®n perdi¨® Petilla y otras ocho poblaciones fortificadas jugando a las cartas con Sancho VII El Fuerte, rey de Navarra. La historia, m¨¢s ajustada a la verdad, indica que los castillos de Pe?a, Gallur, Asc¨® y Petilla fueron la se?al que ofreci¨® Pedro II de Arag¨®n a Sancho VII El Fuerte a cambio de 20.000 maraved¨ªes que le prest¨® el rey de Navarra. Las tierras y los castillos quedaron en manos de un intermediario, Ximeno de Rada, hasta que los aragoneses no cancelasen, en el plazo de veinte a?os, la deuda contra¨ªda. Jaime I El Conquistador no pudo devolver el pr¨¦stamo, y en 1231 Petilla pas¨® a formar parte del reino de Navarra. Ochenta y un a?o despu¨¦s, en 1312, los aragoneses reivindicaron Petilla, intentando tomarla por la fuerza de las armas. Los naturales del pueblo aguantaron el sitio y los ataques, siendo premiados por Carlos II de Navarra, por su hidalgu¨ªa y esp¨ªritu valiente, con una reducci¨®n en los tributos. En 1979, la Diputaci¨®n Foral subvenciona tambi¨¦n econ¨®micamente al deficitario Ayuntamiento para que pueda hacer frente a los gastos del municipio.Un pueblo peque?o y sin problemas
El descenso demogr¨¢fico en Petilla es alarmante: 662 habitantes en 1860, 459 en 1900, 416 en 1930, 214 en 1960, 79 en 1975 y s¨®lo 66 censados el a?o pasado. A las once de la ma?ana de un martes cualquiera, en Petilla s¨®lo est¨¢n las mujeres y los pocos jubilados que viven en el pueblo. Las tres calles de la poblaci¨®n est¨¢n vac¨ªas y la llegada de un coche es una novedad. Hace m¨¢s de un siglo, el 1 de mayo de 1852, cuando el pueblo ten¨ªa un censo de habitantes diez veces superior al actual, nac¨ªa en Petilla Santiago Felipe Ram¨®n y Cajal, premio Nobel de Medicina en la secci¨®n de Fisiolog¨ªa y Medicina, en 1906. Ram¨®n y Cajal, que abandon¨® el pueblo de peque?o, regres¨® a su lugar de nacimiento cuando contaba 71 a?os. En su libro P¨¢ginas de mi vida describ¨ªa a Petilla como ?uno de los pueblos m¨¢s pobres y abandonados del alto Arag¨®n, sin carreteras ni caminos vecinales que lo enlacen con las cercanas localidades aragonesas de Sos y Uncastillo, ni con las m¨¢s lejana Aoiz, cabeza del partido al que pertenece. S¨®lo sendas ¨¢speras y angostas conducen a la humilde aldehuela, cuyos naturales desconocen el uso de la carreta. El panorama que tienen los ojos desde el portal de la iglesia no puede ser m¨¢s rom¨¢ntico y a la vez m¨¢s triste y desolado. M¨¢s que asilo de rudos y alegres aldeanos, parece aquello lugar de expiaci¨®n y castigo?.
Posiblemente, Ram¨®n y Cajal no exageraba cuando en 1923 volvi¨® a su pueblo. Hoy, en 1979, la carretera local que conduce hasta Petilla est¨¢ totalmente asfaltada a pesar de que finaliza en el pueblo, y desde el portal de la iglesia se divisa una importante extensi¨®n de terreno comunal repoblado con pinos que en pocos a?os ser¨¢n una fuente de riqueza importante. ?Aqu¨ª nos vamos a quedar los mayores reum¨¢ticos y los j¨®venes asm¨¢ticos -comenta una vecina- La humedad de las casas es terrible y no tiene soluci¨®n.? La vecina tiene raz¨®n. Petilla, por indicaci¨®n de la Diputaci¨®n Foral de Navarra, se reconstruy¨® totalmente hace catorce a?os. Donde estaban las viejas casas se hicieron otras nuevas. Pero las prisas por habitarlas -en la mayor¨ªa de los casos los vecinos entraron a vivir sin que estuvieran totalmente acabadas- trajeron como consecuencia una humedad fuera de lo normal. ?La mayor¨ªa de los hombres del pueblo estamos reum¨¢ticos?, dice el futuro alcalde.
En la reorganizaci¨®n de Petilla se arreglaron cuidadosamente las tres calles del pueblo: Mayor, Santiago Ram¨®n y Cajal y Amadeo Marco, esta ¨²ltima dedicada al actual vicepresidente de la Diputaci¨®n Foral de Navarra. Y en la plaza mayor, plaza de Navarra, se coloc¨® junto a la puerta del Ayuntamiento un busto del hijo ilustre de la poblaci¨®n: Ram¨®n y Cajal.
Pan duro toda la semana
Pero la reconstrucci¨®n del pueblo no solucion¨® los males. Como hab¨ªa pocos ni?os en edad escolar se cerr¨® la escuela y los cinco alumnos que quedan en la actualidad van diariamente, en un taxi que paga la Diputaci¨®n, hasta las escuelas de Sang¨¹esa, a unos doce kil¨®metros. El agua tiene mucha cal y obstruye las tuber¨ªas, y en verano, cuando los dep¨®sitos est¨¢n bajos de nivel, tienen que impulsar el agua con un motor. El m¨¦dico, que reside en Navard¨²n (Zaragoza), atiende a la vez a nueve pueblos, lo mismo que el cura. ?No se c¨®mo ser¨¢ el cura que tenemos ahora, pero, desde luego, que no nos haga como el anterior, aquel que estudiaba periodismo Pamplona -dice la se?ora Antonina-. Despu¨¦s de estar confes¨¢ndome con ¨¦l varios a?os, ahora va y se nos casa. Vaya formalidad.? ?Y la democracia? ?Qu¨¦ ha supuesto la democracia para Petilla de Arag¨®n? ?Mire usted -se?ala una vecina con mucho desparpajo-, la democracia nos ha tra¨ªdo unos jornales m¨¢s bajos. Porque ahora los hombres del pueblo que trabajan en la explotaci¨®n forestal de la Diputaci¨®n s¨®lo van al tajo quince d¨ªas. Y el resto sin trabajar. Y as¨ª les pagan unos sueldos de miseria: 14.500 pesetas al mes. ?Usted cree que con ese dinero puede vivir una familia??
Para el futuro alcalde, ?ngel Rived, los dos problemas acuciantes del pueblo son el m¨¦dico y el panadero. Porque en 1979 los habitantes de Petilla de Arag¨®n comen pan duro seis de los siete d¨ªas de la semana. ?El panadero -afirma Rived- viene los jueves. Ese d¨ªa comemos el pan tierno. Y los otros seis, duro. Menos mal que es pan de pueblo, de esas tortas de kilo, y aguanta mejor. Aun as¨ª, es algo que tenemos que arreglar.? Y para arreglar las cosas posiblemente voten, en las elecciones para el Parlamento Foral, al candidato independiente Jes¨²s Ezponda Garaicoechea, ?porque es el ¨²nico que cuando sali¨® diputado foral, hace a?os, vino al pueblo?. En las ¨²ltimas elecciones legislativas el pueblo se volc¨® con UCD. De los 66 votantes censados, 31 dieron su voto a UCD, uno al PSOE, uno al PNV, dos a UPN y otro vot¨® en blanco. ?Mire usted, como aqu¨ª no se ve lo que emite Tele-Norte ni el UHF y en la televisi¨®n sal¨ªa mucho Su¨¢rez, nosotros votamos a los de Su¨¢rez, que, como est¨¢n en el Gobierno, por lo menos tienen experiencia. Ya veremos c¨®mo nos resultan.? Y como en todos los pueblos de Navarra, al hablar del tema Navarra-Euskadi, hay opiniones para todos los gustos. ??Pero c¨®mo vamos a ser vascos siendo navarros??, se pregunta una vecina. ?Pues has de saber, Antonina -le responde la mujer del futuro alcalde- que los navarros somos los ¨²nicos vascos, los aut¨¦nticos vascones. Y eso lo dice la historia.?
Pero, a pesar de su amor a Navarra, los de Petilla no est¨¢n contentos con la Diputaci¨®n Foral. ?Nos hemos de hacer de Arag¨®n. Si no nos arreglan los jornales nos vamos con ellos, que, seg¨²n dicen por ah¨ª, tienen muchas ganas de quedarse con Petilla. Nosotros preferimos ser navarros, pero si no nos hacen caso, nos hemos de ir con los aragoneses, que bien que nos desean.?
Las elecciones municipales, a pesar de no tener m¨¢s que un candidato, han abierto una nueva ilusi¨®n en Petilla, donde no se recibe m¨¢s que un peri¨®dico, Diario de Navarra, y por suscripci¨®n, y apenas se oye una de las cuatro emisoras de radio de Navarra. ?Yo no prometo nada -dice el candidato a alcalde, ?ngel Rived-, s¨®lo quiero para el pueblo tranquilidad, paz y trabajo.? Y, por supuesto, mejor asistencia m¨¦dica y pan tierno.
MA?ANA: Sant Vicen? de Montalt (Barcelona)
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