La mitda de los madriIe?os se sienten inseguros en materia de orden p¨²blico
Un total de 52.886 delitos comunes se cometieron en Madrid durante 1978, seg¨²n datos facilitados por la Jefatura Superior de Polic¨ªa. M¨¢s de la - mitad de ellos (30.122), entre sustraciones de coches y robos en el interior de los mismos. La cifra de 43 muertes violentas habidas en Madrid en esos doce meses nos sit¨²a a¨²n a mucha distancia de los 118 asesinatos cometidos en Londres o los 146 de Par¨ªs, en el mismo per¨ªodo de tiempo. Tambi¨¦n nos aleja la. cifra global de los 500.000 delitos comunes de Londres o los 300.000 de Par¨ªs. Pero es un consuelo que no le sirve en absoluto al madrile?o, para el cual la principal preocupaci¨®n, inmediatamente antes que la crisis econ¨®mica y el paro, es la psicosis de inseguridad que padece. Informa Ismael Fuente Lafuente.
Evidentemente, la cifra de delitos comunes es m¨¢s abultada de la facilitada por la polic¨ªa, toda vez que existen numerosas personas que, por distintos motivos, no presentan denuncias de delitos de que han sido v¨ªctimas. En especial, los delitos contra la honestidad (entre ellos, las violaciones) no suelen ser denunciados, y la Jefatura Superior de Polic¨ªa no incluye este concepto ,en su larga estad¨ªstica, cuya relaci¨®n completa incluimos en estas mismas p¨¢ginas.A la vista de los datos oficiales, al menos un 12 % de madrile?os ha sufrido alg¨²n tipo de delito durante 1978, frente al 10,8 % de 1977. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n madrile?a se siente insegura, seg¨²n una de las conclusiones de un simposio organizado recientemente por C¨¢ritas.
La delincuencia com¨²n (al margen de los doce atentados terroristas mortales registrados en los ¨²ltimos doce meses) ha crecido en un 25 % en el ¨²ltimo a?o. Hemos pasado, en doce meses, de doce a quince delitos por cada mil madrile?os,
Lo cierto es que, comparada la delincuencia madrile?a con la de otras ciudades de parecidas caracter¨ªsticas, la cifra de delitos y el tipo de los mismos es. menor y de inferior envergadura. Se puede decir, a la vista de que tres cuartas partes de los mismos son de ¨ªndole menor, que Madrid est¨¢ en el primer tramo del camino de. la espiral de la delincuencia com¨²n.
As¨ª, m¨¢s de la mitad de aqu¨¦llos -son robos de veh¨ªculos y robos en el inter¨ªcir de los mismos. Sesenta y tres coches son robados diariamente en Madrid y diecinueve robos se producen en el interior de los veh¨ªculos, tambi¨¦n a diario. Sorprende saber que casi, un 70 % de los ladrones tienen menos de dieciocho a?os y que muchos de ellos utilizan los autom¨®viles robados como herramienta de trabajo para cometer nuevos delitos, especialmente el del robo por el procedimiento del tir¨®n.
El 15 % son robos menores (carteristas, bolsilleros y descuideros) Veinticinco robos diarios se registran por el procedimiento del tope (un total de 9.329) -entrada en viviendas por el procedimiento del palanquetazo- y un importante concepto se lleva el gremio de estafadores, que generalmente act¨²a a la salida de los mercados de las zonas perif¨¦ricas.
Estamos a¨²n muy lejos del medio mill¨®n de delitos que se registra anualmente en Londres y su circuito perif¨¦rico, entre los que sobresalen los 118 asesinatos y las 265 violaciones. Aqu¨ª no se practican todav¨ªa en gran escala los deportes favoritos de los chorizos londinenses (18.000 allanamientos de morada, 30.000 robos en viviendas y fraudes y 25.000 mecheros o ladrones de grandes almacenes, los shoplifters, que desgastan las cajas de los grandes almacenes en algo m¨¢s de 1.200 millones de d¨®lares frente a los quinientos millones de pesetas de peque?os robos en grandes almacenes en Espa?a durante 1977). Sin embargo, la psicosis de inseguridad ciudadana del madrile?o viene dada por dos razones fundamentales: el peligroso incremento de la delincuencia juvenil y el empleo cada vez m¨¢s generalizado de la violencia en la comisi¨®n de los delitos.
Al madrile?o, que de por s¨ª le preocupa poder ser v¨ªctima de un atropello, un atraco o un delito en general, le quita el sue?o el grave desprecio que exhibe hacia la integridad f¨ªsica de los dem¨¢s. una buena parte, de la galer¨ªa de delincuentes de nuestra ciudad: las p¨¢ginas de los peri¨®dicos est¨¢n llenas de noticias de la siguiente ¨ªndole: ?Le matan para robarle trescientas pesetas?, etc¨¦tera.
La delincuencia se ha convertido en una forma m¨¢s de vida para muchos. Los madriloe?os denuncian 4.500 delitos a diario, aunque hay ya bastantes personas que pasan. de denunciar peque?os robos, por la incomodidad que supone ir a alguna de las diecinueve com¨ªsarlas existentes en Madrid, generalmente atestadas, en muchos casos por exceso de burocracia y falta de personal, y porque saben de antemano que ese cassette que le desapareci¨® del coche, esas 3.000 pesetas fruto de un atraco o esa cartera que le levantaron en el autob¨²s es pr¨¢cticamente imposible que sean recuperados.
La falta de la adecuaci¨®n de las actuales leyes penales procesales, sobre todo en materia de delincuencia juvenil e infantil, hace que la polic¨ªa haya detenido en numerosas ocasiones a los mismos delincuentes que hab¨ªa entregado a la justicia semanas o d¨ªas antes. Esto ha pasado, sobre todo, con delincuentes menores de diecis¨¦is a?os, menores de edad penal. Unos ejemplos: el famoso delincuente El Jaro, muerto recientemente por un vecino de un,disparo de escopeta, cuando, al parecer, estaba cometiendo un atraco, se escap¨® de un reformatorio las quince veces que fue detenido por la polic¨ªa. El Bola fue detenido cuatro veces en 49 d¨ªas. Santiago S¨¢nchez Guerra, cuatro veces en 31 d¨ªas. J. J. L. M., de catorce a?os, posee el r¨¦cord: ha sido detenido ya veinte veces.
La impunidad con que se mueven estos.delincuentes infantiles ha hecho posible que algunos de ellos, con trece, catorce, quince a?os, sean ya personajes tristemente legendanos, como el Gasolina (quince a?os), la Chinorri (catorce), el Butan¨® (catorce), el Colega (quince), el Fittipaldi (quince), o el Mosqui (catorce). Todos ellos, armados hasta los dientes.
Los distritos m¨¢s sacudidos por la delincuencia madrile?a han sido en los ¨²ltimos a?os los de Chamartin, Ventas y Tetu¨¢n,- aunque seg¨²n fuentes oficiales, todos los distritos tienen casi el mismo ¨ªndice de delincuencia. Es de destacar en todo caso los robos en pisos de zonas residenciales por los procedimientos antes citados: el tope (los toperos utilizan la palanqueta para entrar en las viviendas) y el palquismo (los palquistas entran por las ventanas). No hace, en cambio referencia la estad¨ªstica facilitada por la polic¨ªa a delitos como tenencia il¨ªcita de armas, tr¨¢fico de drogas fuertes, receptaci¨®n y otros.
Precisamente, entre uno de estos ¨²ltimos conceptos (el cohsumo y tr¨¢fico de drogas), los asaltos a farmacias en busca de productos alucin¨®genos ha sido tal, que los farmac¨¦uticos se han visto obligados a retirar de sus establecimientos los stocks de tales productos y ¨²ltimamente, como en las gasolineras y en los bancos, empiezan a verse polic¨ªas nacionales y guardias civiles en las proximidades de las farmacias, sobre todo en los turnos de noche.
El aparato de seguridad de Madrid
El aparato de seguridad que ga rantiza o pretende garantizar la seguridad ciudadana y la tranquilidad de los madrile?os consta de un total de 15.000 agentes de fuerzas Orden P¨²blico, as¨ª repartidos seg¨²n informaci¨®n proporcionada directamente a un peri¨®dico ves pertino por el ministro del Interior: 1. 140 funcionarios del Cuerpo Superior de Polic¨ªa; 6.774 polic¨ªas nacionales y 7.279 guardias civiles si bien eljefe superior de Polic¨ªa de Madrid no incluye a este ¨²ltimo grupo entre las FOP madrile?as Disponen de un total de 2.088 coches-patrulla. Hay tambi¨¦n un grupo de 160 tedax, t¨¦cnicos en desactivaci¨®n de explosivos.
En Madrid hay diecinueve comisar¨ªas de distrito, adem¨¢s de las once de nueva creaci¨®n en otras tantas localidades perif¨¦ricas. Su misi¨®n es atender las denuncias que se formi ulan por hechos ocurridos en su demarcaci¨®n y realizar las oportunas investigaciones.
La Brigada de Seguridad Ciu dadana (antes de Orden P¨²blico) tiene a su cargo, entre otras cosas, el conocido servicio del 091, que patrulla la ciudad continuamente en coches don dotaci¨®n de Polic¨ªa Nacional. Son los coches zeta, conocidos popularmente como las lecheras. Tres brigadas regionales (las de Informaci¨®n, Polic¨ªa Judicial y Extranjer¨ªa, esta ¨²ltima en auge), completar, junto con la polic¨ªa J de barrio, el espectro policial madrile?o. En ocasiones, la polic¨ªa de barrio (patrullas a pie por todas las calles, plazas, parques y jardines) ha llegado a contra hasta con 4.000 polic¨ªas.
A pesar de a desparici¨®n de los serenos, cuya vuelta se est¨¢ estudiando conjuntamente por el Ayuntamiento y el Ministerio del Interior, cerca de 5.000 personas vigilan Madrid y s,. provincia al margen de las FOP. Son, por una parte, los 3.465 polic¨ªas municipales (aunque la principal ocupaci¨®n de ¨¦stos es mantener el orden en el tr¨¢fico) y los 821 vigilantes nocturnos con que cuenta en la actualidad el Ayuntamiento de Madrid.
Con todo, la cifra es baja, comparada por ejemplo con Roma, que, con una poblaci¨®n mucho menor, cuenta con 16.000 polic¨ªas; con Bruselas, a¨²n menor, que cuenta con un polic¨ªa para cada 120 habitantes, o con Londres, ,cuyo ¨¢rea metropolitana tiene 22.000 polic¨ªas, o con los 28.000 de Par¨ªs, si bien estas dos ¨²ltimas tienen una poblaci¨®n mayor que Madrid.
La psicosis de inseguridad ciudadana del madrile?a ha llegado en algunos momentos a ser tal, que las autoridades policiales madrile?as se han visto obligadas en ocasiones a hacer grandes despliegues policiales, que s¨®lo han durado d¨ªas o semanas y que han tenido unas consecuencias m¨¢s psicol¨®gicas que efectivas. As¨ª, en febrero de 1978, cuando estaba en candelero el tema de las violaciones, trescientos polic¨ªas a caballo patrullaron d¨ªa y noche los parques y los descampados de las afueras. En junio del mismo a?o, doscientos polic¨ªas fueron destinados al barrio de Salamanca para cortar los abusos de los j¨®venes ultras de extrema derecha. En octubre pasado se establecieron durante quince d¨ªas m¨¢s de cincuenta controles policiales nocturnos en Madrid, que, finalmente, se desecharon. En enero de este a?o, ante la oleada de atracos a bancos, ¨¦stos fueron protegidos por guardias civiles y, finalmente, coincid¨ªendo con la apertura de la campa?a electoral para las legislativas, se hicieron grandes despliegues policiales en la M-301 una de cuyas primeras conclusiones fue que la misma es controlable policialmente en diez minutos.
El madrile?o empieza a defenderse a su manera de la espiral de la violencia. y de la delincuencia com¨²n: en varias ocasiones la propia polic¨ªa tuvo que proteger a delincuentes para evitar que los vecino¨¢, los linchasen en el momento en, que fueron aprehendidos. Esa psicosis fue la que llev¨® a un vecino madrile?o,-cuyo nombre fue ocultado, por razones obvias, por la polic¨ªa, a bajar desde su piso armado con una escopeta de caza, cuando presenciaba desde la ventana un atraco a un amigo suyo en plena v¨ªa p¨²blica. El vecino no dud¨® en disparar a bocajarro contra un joven delincuente, que m¨¢s tarde result¨® ser el Jaro, cu¨¢ndo ¨¦ste, al parecer, pretendi¨® acuchillarle.
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