Gonz¨¢lez Duro: "Hay que desmitificar el problema de la droga"
Desmitificar el problema de la droga, destruir algunos de los t¨®picos que circulan sobre el tema y analizar el fen¨®meno de su consumo desde la perspectiva de una psiquiatr¨ªa cr¨ªtica y alternativa que prescinde de todo tipo de t¨¦cnicas represivas es, en s¨ªntesis, el prop¨®sito del estudio de Enrique Gonz¨¢lez Duro sobre el consumo (le drogas en Espa?a, el primero que se realiza sobre la materia, que acaba de ser publicado por la editorial Villalar.El libro, basado en las historias cl¨ªnicas de 412 consumidores de droga que fueron ingresados en el Servicio de Psiquiatr¨ªa de la residencia sanitaria Francisco Franco entre 1936 y 1975, describe las toxicoman¨ªas que sucesivamente se pusieron de moda en ese per¨ªodo -desde los morfin¨®manos de los cuarenta hasta los pasotas y yonquis actuales- y ofrece una recopilaci¨®n de los escasos datos estad¨ªsticos existentes cuya principal fuente, en lo que se refiere a Espa?a, es la actividad de la Brigada de Estupefacientes.
?El problema de la droga es un falso problema, un chivo expiatorio con el cual el poder encubre los fallos y contradicciones de la estructura social?, afirma Gonz¨¢lez Duro. ?Como el aborto o la delincuencia, la droga es una consecuencia m¨¢s de una situaci¨®n social, de un sistema de vida. Hay mucha hipocres¨ªa en este tema. La misma sociedad que condena y persigue la droga, fomenta su consumo. Junto a las drbgas legales, el ocio teledirigido-o la televisi¨®n, se les ofrece a los j¨®venes como un medio de eludir una realidad insatisfactoria. Incluso habr¨ªa que pensar si campa?as como aquella a base de carteles con grandes escuelas, La droga mata, no son en ¨²ltimo t¨¦rmino una invitaci¨®n a probar la droga, que se presenta a la juventud con todo el encanto de una experiencia nueva y peligrosa.?
Despenalizar el consumo de droga
?La droga en s¨ª misma no es buena ni mala -se?ala Gonz¨¢lez Duro- Depende de los tipos de consurno y de la actitud social que se adopte hacia ella el que tenga o no consecuencias negativas. Hoy, por ejemplo, nadie sufre conflictos psicol¨®gicos por fumar marihuana, mientras que hace pocos a?os, cuando no era algo tan extendido como ahora en ciertos sectores, pod¨ªa provocar, a efectos del mie(lo, estados de ansiedad. ??Adem¨¢s -a?ade-, en una sociedad donde no existe el pleno empleo, que la gente se drogue no es un problema, m¨¢s aun cuando la droga mantiene a los j¨®venes aparilados de actividades m¨¢s peligrosas liasta que, antes o despu¨¦s, por falla de salud o de dinero, acaban dej¨¢ndolo.?
Sea cual sea la causa de la perniciosidad de la droga y pese a la mitificaci¨®n que haya podido experimentar, es un hecho que muchas personas sufren por su causa la inarginaci¨®n y se ven tratadas coino delincuentes o, en el mejor de los casos, como enfermos. ?Qu¨¦ soluci¨®n se puede ofrecer a esas personas que sufren el problema de la droga en carne propia?
?Si no se ha hecho nada para resolver el alcoholismo, que es una toxicoman¨ªa mucho m¨¢s extendida que las producidas por las drogas ilegales, no hay que esperar que la Administraci¨®n haga algo en este sentido -responde Gonz¨¢lez Duro- Tal vez se creen algunos centros especiales por motivos electorales de alg¨²n partido o si aumenta la demanda, pero la gente necesitada de ayuda no acudir¨¢ a ellos por miedo y desconfianza. ?
?El primer paso que se debe dar, si de verdad se quiere encontrar una soluci¨®n, es despenalizar el consumo de drogas, pues el aparato legal, al convertir a los simples consumidores en delincuentes, los hace desconfiar de la alianza m¨¦dico-polic¨ªa-juez.?
?Por otra parte, pienso que unos centros especializados constituir¨ªan otra forma de marginaci¨®n. En mi opini¨®n, se deber¨ªa aprovechar la red asistencial ya existente o crear unos.servicios de salud mental en r¨¦gimen abierto y voluntario, donde los que ingresaran en busca de ayuda fueran tratadoscomo personas que sufren y no como pacientes. ?
?No se consume hoy m¨¢s droga que antes?.
En 1977 se produjeron robos en 728 farmacias de Madrid para conseguir morfina o alguno de sus derivados. Ese mismo a?o, la Brigada de Estupefacientes decomis¨® m¨¢s de 10.000 kilos de hach¨ªs, doble cantidad que en 1976, y, seg¨²n varias encuestas realizadas en las principales universidades espa?olas, casi la tercera parte de los j¨®venes consultados hab¨ªan tomado alg¨²n tipo de droga al menos en una ocasi¨®n. La escalada en el consumo de drogas parece un fen¨®meno que no deja lugar a dudas. Sin embargo, el libro de Gonz¨¢lez Duro demuestra que hoy no se consume m¨¢s droga que antes, aunque se haga de otra forma.? En los a?os cuarenta exist¨ªa en Espa?a gran n¨²mero de morfin¨®manos, que yo llamo dom¨¦sticos, porque eran individuos perfectamente adaptados, muchos de, ellos de derechas, que hac¨ªan vida normal y que hab¨ªan llegado a ?niciarse en la droga porque en alguna ocasi¨®n el m¨¦dico se la hab¨ªa recetado. Al ser la droga relativamente barata y accesible, no se les obligaba a la clandestinidad y pod¨ªan controlar su adici¨®n sin problemas. Los que yo llamo grifotas del subdesarrollo tampoco fueron motivo de preocupaci¨®n social, porclue era un lumpen marginado por naturaleza, y la grifa una droga que se pod¨ªa conseguir bastante barata. Pero cuando a finales de los sesenta los hijos de la burgues¨ªa empezaron a drogarse, estall¨® la alarma porque, adem¨¢s, el consumo de droga en este caso iba unido a una subcultura seudorrevolucionaria y a la afirmaci¨®n del principio del placer y de la liberaci¨®n individual y eso es algo que el sistema se resistea tolerar, aunque al fin logre asimilarlo hasta convertirlo en un medio de consolidar su subsistencia.?
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