Ecolog¨ªa, energ¨ªa y agricultura
Presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Econom¨ªa y Sociolog¨ªa Agrarias
No resulta aventurado predecir que los movimientos ecologistas de amplio respaldo internacional y la crisis del petr¨®leo que acecha desde hace a?os a los pa¨ªses occidentales m¨¢s industrializados incidir¨¢n cada vez con mayor fuerza en los planteamientos socioecon¨®micos de los pueblos que han alcanzado un cierto nivel y calidad de vida. Parece, pues, conveniente pensar en lo que pudieran ser las l¨ªneas maestras de las pol¨ªticas de los sectores afectados por estas nuevas coordenadas, ya que los tradicionales esquemas de desarrollo deber¨¢n adaptarse a las ideas y circunstancias que se propongan, y repercuten sobre la industrializada Europa, de tan escasos recursos energ¨¦ticos.
La aplicaci¨®n de las teor¨ªas desarrollistas ha determinado a veces desviaciones tan importantes como las derivadas de confundir desarrollo con crecimiento y crecimiento con industrializaci¨®n y concentraci¨®n urbana. El progreso de la agricultura ha quedado enmarcado, la mayor parte de las veces, dentro de los esquemas de desarrollo conducentes a una ?agricultura moderna y eficiente?. Esto que, ha sido verdad aceptada en otras etapas de evoluci¨®n de nuestra sociedad, plantea en estos momentos serias dudas, ya que la ?modernidad agraria? puede estar en contradicci¨®n con las preocupaciones actuales sobre el medio ambiente, la conservaci¨®n de la naturaleza, la restauraci¨®n de los ecosistemas degradados y con la actual coyuntura laboral y energ¨¦tica por la que atraviesa el pa¨ªs.
Frente a los que opinan que es ut¨®pico cualquier otro sistema agrario que no sea el determinado por un continuo proceso de capitalizaci¨®n, una mayor utilizaci¨®n de energ¨ªa f¨®sil y una incorporaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas a grandes y pocas unidades de explotaci¨®n, mecanizadas y altamente especializadas, hay otros pensadores, como el noruego Borgan, partidarios del movimiento Small is beautifull, que sostiene est¨¢ expirando el per¨ªodo de crecimiento y que de nuevo nos encontraremos con un exceso de mano de obra y un creciente desempleo en el sector industrial. En su argumentaci¨®n considera como preocupaci¨®n generalizada del mundo de hoy ?los problemas de poluci¨®n del medio ambiente? y c¨®mo la crisis del petr¨®leo ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad a que han llegado nuestras sociedades urbanizadas e industrializadas.
Para mejorar la eficiencia energ¨¦tica de los sistemas agrarios no es necesario dar un salto atr¨¢s retornando a antiguas pr¨¢cticas de cultivo o de explotaci¨®n ganadera; el problema -dif¨ªcil, por supuesto- es c¨®mo seguir avanzando evitando los inconvenientes se?alados y caminando no en direcci¨®n opuesta a la actual, sino diferente, tratando de conseguir los cambios necesarios, no tanto en lo que la agricultura actualmente produce, sino en la forma en que se lleve a cabo dicha producci¨®n. Hace pocos meses o¨ªamos, en el Congreso de Economistas Agrarios Eurepeos, de Dijon (Francia), al profesor Spedding y a sus colaboradores de la Universidad de Reading (Reino Unido) aconsejar nuevos horizontes para la investigaci¨®n agraria, que tuvieran en cuenta les efectos de las alzas del petr¨®leo sobre los correspondientes indicadores de productividad. De ah¨ª la conveniencia de establecer un balance energ¨¦tico de los distintos tipos de agricultura.
Dentro de esta l¨ªnea de preocupaci¨®n mundial por ahorrar consumo de productos derivados del petr¨®leo y por la obtenci¨®n de nuevas fuentes de energ¨ªa ha surgido la ?agroenerg¨¦tica?, nueva faceta de la agricultura, dirigida a la obtenci¨®n, a trav¨¦s de la actividad fotosint¨¦tica de los vegetales, de la m¨¢xima biomasa posible, con objeto de conseguir la mayor cantidad posible de energ¨ªa qu¨ªmica.. Incluso en Estados Unidos una empresa ha patentado el nombre de Plantaciones de energ¨ªa para expresar los cultivos cuya finalidad no es obtener productos alimenticios, sino actual como ?biobater¨ªas solares? y acumular energ¨ªa qu¨ªmica. De esta forma se pueden obtener combustibles s¨®lidos, l¨ªquidos o gaseosos o compuestos org¨¢nicos simples, tales como glucosa, metanol o etanol, que pueden servir como materias primas de numerosas industrias.
Las metas de los ecologistas en favor de la defensa de la Naturaleza, y los objetivos de los Gobiernos de ahorrar recursos energ¨¦ticos no renovables, constituyen ya objetivos importantes que pueden serlo a¨²n m¨¢s en el futuro. Mediante las disposiciones adecuadas habr¨¢ que evitar la conflictividad que, a corto plazo, l¨®gicamente se produce, entre costes de producci¨®n bajos en la agricultura y acertados planteamientos ecol¨®gicos y energ¨¦ticos; tambi¨¦n tratar de conseguir, a trav¨¦s de las acciones procedentes, que esta conflictividad se reduzca en la planificaci¨®n a larg¨® plazo, tratando de conciliar, en lo posible, costes y beneficios individuales con costes y beneficios sociales.
Quiz¨¢ para vislumbrar en estos momentos la dependencia entre ecolog¨ªa, energ¨ªa y agricultura convenga, a nivel de opini¨®n p¨²blica, sustituirlas por otras m¨¢s expresivas de la magnitud de los problemas con que se enfrenta nuestra sociedad y que, a los efectos aludidos, pueden corresponderse con las de poluci¨®n, petr¨®leo y paro.
Todo lo dicho justifica que, por parte de las Asociaciones de Econom¨ªa y Sociolog¨ªa Agrarias y de Ge¨®grafos Espa?oles, en colaboraci¨®n con las Escuelas T¨¦cnicas Superiores de Ingenieros Agr¨®nomos y de Montes, se est¨¦ celebrando durante este mes de marzo un ciclo de conferencias de car¨¢cter interprofesional para aportar el m¨¢ximo de ideas y opiniones sobre unos problemas que, antes de lo que se piensa, ir¨¢n saliendo del entorno cient¨ªfico y universitario, para ir adquiriendo un mayor protagonismo a nivel pol¨ªtico como respuesta a un estado de ¨¢nimo de las gentes cada vez m¨¢s sensibilizado y responsable.
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