Huelga de catedr¨¢ticos

La huelga de catedr¨¢ticos de instituto me recuerda bastante al movimiento que protagoniz¨® el estamento aristocr¨¢tico en Francia poco antes del estallido de la Revoluci¨®n de 1789, movimiento que tuvo como finalidad la ampliaci¨®n de los beneficios que emanaban del hecho de haber nacido dentro del estamento privilegiado. Con la particularidad de que resultaban m¨¢s est¨¦ticas, con m¨¢s solera, las peticiones de aquellos nobles que las de esos actuales se?ores de la ense?anza: aquello era el definitiv . o y ya imposible canto de un cisne milenario, lo otro es como un insaciable graznido en torno al cad¨¢ver de la ense?anza, en el r¨ªo revuelto de los tiempos de transici¨®n. Queremos decir: los se?ores catedr¨¢ticos no se han puesto en huelga por mejorar globalmente la realidad educativa, ni ?luchan? contra el irracional sIstema de oposiciones o contra las oposiciones mismas, ni por eliminar anacr¨®nicas diferencias entre los profesionales de la ense?anza (por el cuerpo ¨²nico de ense?antes), sino que pretenden, con tal despliegue de medios (que en tantas otras ocasiones han servido para fines progresistas) la consolidaci¨®n y ampliaci¨®n de los beneficios que les da su condici¨®n de cuerpo, al que accedieron -en su mayor¨ªa- mediante unas oposiciones realizadas en vida de ¨¦l, ?y ya sabemos c¨®mo han sido tales oposiciones!