La final de Grenoble, fiel reflejo del baloncesto europeo
Esta tarde, a partir de las 8.30 y con televisi¨®n en directo desde Grenoble, Emerson de Varese y Bosna de Sarajevo disputar¨¢n la final de la XXII edici¨®n de la Copa de Europa. Italianos y yugoslavos protagonizar¨¢n un encuentro de aut¨¦ntico baloncesto europeo que adem¨¢s ser¨¢ un fiel reflejo de la realidad del deporte de la canasta en el continente.
Al no estar presentes los sovi¨¦ticos, no cabe la menor duda de que Yugoslavia e Italia, en este orden, poseen el mejor nivel. La supremac¨ªa que ejercen los primeros, en cuanto a selecciones nacionales se refiere, encuentra f¨¢cil explicaci¨®n si observamos que los italianos est¨¢n sensiblemente reforzados con dos americanos.Desde siempre y hasta hace poco menos de diez a?os, el mando en el baloncesto continental, tanto a nivel de clubs como de selecci¨®n, correspondi¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que consigui¨® ocho de los veinti¨²n t¨ªtulos europeos (cuatro, el TSSKA, de Mosc¨²; tres, el ASK, de Riga, y uno el Dinamo de Tbilisi). El trofeo no cambi¨® de nacionalidad desde que se inici¨® en 1958 hasta 1964, que lo gan¨® el Madrid por primera vez. Esto no debe llevar a pensar que el baloncesto espa?ol estaba entre los mejores ni tampoco es cierto que hubiese bajado de nivel el sovi¨¦tico. El secreto -a voces- tiene una palabra que lo explica todo: americanos. Los equipos de los pa¨ªses occidentales, ante la imposibilidad de doblegar a los del Este, empezaron a llenar sus filas de norteamericanos que reforzaban de forma fundamental a los equipos.
El Real Madrid, que como club es el ¨²nico que consigui¨® seis veces el t¨ªtulo, adem¨¢s de fichar americanos nacionaliz¨® a Clifford Luyk, primero, y a Wayne Brabender, despu¨¦s, lo que durante unos a?os permiti¨® a los blancos poner en cancha a cuatro hombres nacidos en Estados Unidos, cuna y c¨¢tedra del baloncesto mundial. La mejor prueba de que estos t¨ªtulos no ten¨ªan casi nada que ver con el progreso del baloncesto espa?ol es que tan s¨®lo hace diez a?os que la selecci¨®n alcanz¨® un nivel que le permiti¨® estar entre los primeros europeos. El mismo camino siguieron los italianos; primero, el Simmenthal, y, despu¨¦s, el Ignis (despu¨¦s Mobilgirgi y, ahora, Emerson) se alzaron con los trofeos continentales. Los de Mil¨¢n consiguieron uno y los de Varese, cinco, por lo que de ganar esta tarde igualar¨ªan el palmar¨¦s del Madrid.
Poco a poco la Copa de Europa se iba arrimando a Occidente o, para ser m¨¢s exactos, a Espa?a e Italia, y todo empezaba a depender de acertar con el fichaje del americano de turno. El Madrid tuvo una ¨¦poca gloriosa cuando pudo alinear al mismo tiempo a Brabender, Luyk, Aiken y McIntire con Lolo Sainz como base y representaci¨®n espa?ola. Lo mismo o algo parecido hicieron en esto de los Fichajes belgas, holandeses y no digamos israel¨ªes. El vaso de la paciencia sovi¨¦tica se fue llenando y rebos¨®. Ellos no quer¨ªan jugar una Copa de Europa americanizada y con la disculpa de preparar a la selecci¨®n con vistas a un Campeonato de Europa o a unos Juegos Ol¨ªmpicos declinaban su participaci¨®n en la Copa de Europa, sin cuya participaci¨®n qued¨® evidentemente devaluada.
Esto hizo que surgieran novedades en forma de Maccabi, de Tel Aviv, campe¨®n en 1977, y en esta edici¨®n en que por segunda vez un equipo yugoslavo, el Bosna, llega a la final (la primera fue Jugoplastika, de Split, que la perdi¨® en Tel Aviv, en 1972, frente al Ignis por un solo punto: 70-69). Es l¨®gico preguntarse c¨®mo un pa¨ªs, Yugoslavia, campe¨®n del mundo y de Europa y medalla de plata en los Juegos Ol¨ªmpicos no accede con m¨¢s asiduidad a la final de la Copa de Europa. La raz¨®n es que en Yugoslavia no hay ning¨²n equipo que monopolice las figuras. Estas est¨¢n bien repartidos, obedeciendo a una estructura y una planificaci¨®n federativa coherente. De ah¨ª que el Bosna est¨¦ esta tarde en Grenoble, que el Partizan haya ganado por segunda vez consecutiva la Copa Korac o que el Estrella Roja, de Belgrado, haya conseguido el t¨ªtulo en la Copa de Europa femenina, por citar aigunos ejempios. Lo cierto es que cualquier aficionado al baloncesto conoce a varios equipos yugoslavos (Bosna, Partizan, OKK, Jugoplastika, Olimpia, Zadar ... ), mientras que el baloncesto espa?ol a nivel de clubs tiene que estar pendiente de que acierte el de siempre.
Despu¨¦s de ver en acci¨®n al Bosna, que tan s¨®lo perdi¨® por cinco puntos en el Pabell¨®n, y al Emerson, que gan¨®, todo hace pensar en que el partido de esta tarde puede ser francamente bueno. Los dos equipos hacen un baloncesto que tiene varios puntos comunes, los dos basan su fuerza en el juego de conjunto para a partir de ah¨ª aprovechar al m¨¢ximo sus individualidades. Las defensas pueden decidir y, salvo que los yugoslavos acusen inexperiencia en este tipo de finales, no est¨¢ nada claro que el favorito, pese a su historia, sea el favorito. Lo que podr¨ªamos definir como el ?baloncesto total? del Bosna es muy dif¨ªcil de doblegar. Un gran acontecimiento baloncest¨ªstico, en suma.
En cuanto a individualidad es se refiere, hay, indudablemente, ventaja del Emerson, pero conviene insistir en que la compacta defensa del Bosna es capaz de frenar a los Ossola, Yelverton, Morse, Meneghin y Carraria, que probablemente ser¨¢ el cinco inicial italiano, con Gualco como primer cambio. Mirza Delibasic ser¨¢ el hombre m¨¢s dif¨ªcil de parar del conjunto yugoslavo, ya que, salvo Gualco, no hay ning¨²n hombre en el Emerson con caracter¨ªsticas adecuadas para defender ante el fabuloso jugador yugoslavo, que se ver¨¢ apoyado en los rebotes por Radovanovic y Vucevic, los otros pilares.
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