La sorpresa de Andaluc¨ªa
Del Frente de la Emigraci¨®n del PSA en MadridCon este t¨ªtulo, un editorial de EL PAIS (18-III) realizaba, d¨ªas atr¨¢s, un balance del resultado de las elecciones generales en Andaluc¨ªa. Se vert¨ªan all¨ª afirmaciones que son, sin embargo, patrimonio com¨²n de un fuerte desconocimiento que es extensivo, tanto dentro como fuera de Andaluc¨ªa, sobre hechos y an¨¢lisis que debieran ser ya bastante evidentes.
El sentimiento de sorpresa por el ascenso de la opci¨®n andalucista que recoge el PSA-Partido Andaluz no es, pues, exclusivo de EL PAIS. La sorpresa se fundamenta, como digo, en un desconocimiento profundo de la realidad objetiva de la situaci¨®n de subdesarrollo, marginaci¨®n y dependencia econ¨®mica, pol¨ªtica y cultural en que se debate Andaluc¨ªa, y que desde luego, no es nueva ni sorpresiva para los trabajadores, los parados o los emigrantes andaluces. Y, sobre todo, se basa tambi¨¦n la pretendida sorpresa en la no consideraci¨®n para el an¨¢lisis de las causas profundas, hist¨®ricas y reales que perpet¨²an esta situaci¨®n secular en nuestro pueblo, en Andaluc¨ªa.
Sin duda que un elemento explicativo de esta extensiva ignorancia haya que atribuirlo a que los andaluces hemos hablado poco, o, mejor dicho, hemos podido hablar poco. Y, adem¨¢s, otros lo han hecho por nosotros. (?Somos seis millones de mudos?, dec¨ªa uno de los carteles de la campa?a del PSA en las pasadas elecciones.) Esto no es sino consecuencia de la mayor -y a veces casi total- dificultad con la que se encuentran los pueblos subordinados econ¨®mica, pol¨ªtica y culturalmente, a la hora de poder conocer y explicar su propia historia. Lo que no es sino un efecto m¨¢s de esa situaci¨®n de subdesarrollo impuesta.
Las causas del subdesarrollo andaluz y de la opresi¨®n de la identidad andaluza como pueblo, esto es, de la opresi¨®n de nuestra ?nacionalidad? espec¨ªfica, no pueden caracterizarse como un caso de ?desequilibrio regional?. Los desequilibrios regionales son la consecuencia objetiva del proceso de acumulaci¨®n capitalista. Y son, como la fiebre en la enfermedad, l¨®gicos en la misma, pero resultado de ella y nunca su causa. Por eso no es con una ?pol¨ªtica regional? como puede abordarse el tema del subdesarrollo, que tiene causas m¨¢s profundas.
Andaluc¨ªa est¨¢ inserta de una determinada manera, subordinada y dependiente, dentro del proceso de acumulaci¨®n capitalista en Espa?a. Y este proceso de crecimiento capitalista no es s¨®lo un desarrollo c¨ªclico, que tiene -como en los momentos actuales- sus fases depresivas o de crisis (y que desde luego se hacen sentir con mayor virulencia en la ?periferia? capitalista, como es en este caso Andaluc¨ªa); es tambi¨¦n, objetivamente, un crecimiento desigual y dispar que al mismo tiempo desarrolla unas ¨¢reas geogr¨¢ficas y clases sociales, a costa de mantener el subdesarrollo en otras ¨¢reas y clases. Y todo ello, manteniendo la explotaci¨®n del trabajo por el capital, aqu¨ª y all¨¢.
De este modo, las clases sociales hegem¨®nicas en Andaluc¨ªa, que no pueden desde luego seguirse definiendo tan simplificadamente con la vieja denominaci¨®n de ?oligarqu¨ªa agraria? (aunque ¨¦sta exista y sea importante), han jugado -y juegan- el papel de garantizar all¨ª el proceso de la reproducci¨®n social de dicha acumulaci¨®n capitalista.
El car¨¢cter dependiente de esta burgues¨ªa situada en Andaluc¨ªa (sea cual sea su ?partida de nacimiento?, andaluza y extranjera) hace que nunca pueda asumir un proyecto de desarrollo socioecon¨®mico y cultural autocentrado para desde y por los andaluces. ?Esa no es la finalidad de la burgues¨ªa, l¨®gicamente!
Y no s¨®lo eso, sino que, precisamente, objetivamente, la expansi¨®n de la acumulaci¨®n capitalista que llevan a cabo dichas clases extiende la desnacionalizaci¨®n en Andaluc¨ªa; sin ser ¨¦ste un caso raro en la acumulaci¨®n capitalista mundial. Sabido es que el mismo proceso de la internacionalizaci¨®n del capital es al mismo tiempo el proceso de la desnacionalizaci¨®n extensiva de la periferia capitalista dependiente.
El proyecto de la burgues¨ªa, el proyecto capitalista, es anacional. Y, tan s¨®lo en las ¨¢reas ge¨®gr¨¢ficas hegem¨®nicas o ?centrales? de dicho proceso de acumulaci¨®n de capital, la propia burgues¨ªa local puede alentar al mismo tiempo las peculiaridades propias de aquellas nacionalidades en dichas zonas.
Esta coincidencia en estas zonas centrales no puede generalizarse para todo lugar; ni mucho menos para esas otras zonas estructuralmente dependientes de aqu¨¦llas.
El crecimiento capitalista es adem¨¢s un proceso que precisa del desarrollo de un modo de consumo espec¨ªfico. Es preciso que las mercanc¨ªas que se producen, se vendan. Y para ello es necesario extender el instinto de consumo y hasta el modo de consumo de esas mercanc¨ªas (por ejemplo, la ?coca-cola de Superman?). Lo que quiere decir que se necesita destruir otros modos de consumo, esto es -y si se me permite la simplificaci¨®n explicativa-, otras culturas, ya que ¨¦stas son b¨¢sicamente el conjunto de formas espec¨ªficas y propias de utilizaci¨®n de los valores de uso, por una colectividad.
Puede verse as¨ª que la problem¨¢tica del subdesarrollo, la marginaci¨®n pol¨ªtica y la opresi¨®n cultural y/o nacional en Andaluc¨ªa -como en cualquier otra periferia capitalista- no son sino resultado del proceso de desarrollo de la acumulaci¨®n capitalista, cuya quiebra se nos muestra, pues, como necesaria para realizar al mismo tiempo la tarea socialista, y la lucha por la recuperaci¨®n de nuestra identidad nacional violentada y oprimida hist¨®ricamente.
Y esta tarea s¨®lo puede, por tanto, ser emprendida por las clases trabajadoras, ya que, como he se?alado, la burgues¨ªa n¨® tiene ning¨²n inter¨¦s. Esta s¨®lo podr¨¢ alentar un falso nacionalismo: su pr¨¢ctica de clase concreta, objetiva, desnacionaliza Andaluc¨ªa.
Podr¨¢ tambi¨¦n explicarse ahora que no ha sido el se?or Clavero quien, ?sacando su mapa de autonom¨ªas, provocase la situaci¨®n?. El Gobiemo de UCD -el gran partido de la burgues¨ªa hegem¨®nica en toda Espa?a- s¨®lo pod¨ªa hacer lo que hizo: contener de esa manera el andalucismo. Cont¨® para ello -y aqu¨ª viene la explicaci¨®n del descalabro del PSOE en Andaluc¨ªa- con la colaboraci¨®n de los partidos estatales de izquierda, que, presos a¨²n de las recetas pol¨ªticas heredadas del pasado, ponen en primer lugar la ?toma del poder pol¨ªtico? y luego... ?cu¨¢ndo, en qu¨¦ condiciones?.... todo lo dem¨¢s..
Para terminar, no hemos sido los ?pr¨®ximos al escepticismo? los que hemos apoyado al. PSA. Escepticismo, ?respecto a qu¨¦?... Si se refiere al proyecto pol¨ªtico actual, centralizado desde Madrid, no somos esc¨¦pticos. Estamos absolutamente convencidos de que para Andaluc¨ªa no nos vale; porque significa precisamente la perpetuaci¨®n de nuestro subdesarrollo, y dependencia.
Tampoco venimos a alentar un falso nacionalismo. Las reivindicaciones por un proyecto pol¨ªtico distinto al estatalizado tienen tambi¨¦n en Andaluc¨ªa una vieja y efectiva raigambre y presencia. Otra cosa es que se conozca extensivamente. Ya he explicado antes las dificultades para escribir nuestra propia historia. Y las causas de ello.
No es casualidad que el PSA postule el socialismo autogestionario, que nada tiene que ver con el socialisrno centralizado, estatalizado, que comparte extensivamente una izquierda parlamentaria y mucha otra de la que no lleg¨® al Parlamento, y que s¨®lo es extraparlamentaria por eso, y no porque efectivamente lo sea.
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