Debe replantearse el dogma de la infalibilidad del Papa
Un profesor de Teolog¨ªa suizo, catedr¨¢tico en Roma y Munich, el doctor August Bernhard Hasler, acaba de publicar un libro considerado ya de antemano como de gran impacto: C¨®mo el Papa lleg¨® a ser infalible: fuerza y debilidad de un dogma. Nueve a?os despu¨¦s de que el tambi¨¦n te¨®logo suizo Hans Kung publicase su obra ?Infalible?, desde una perspectiva dogm¨¢tica, aparece ahora esta otra, fruto de una investigaci¨®n h¨ªst¨®rica desarrollada a lo largo de 627 p¨¢ginas. A diferencia de la reacci¨®n vaticana y episcopal surgida en tomo al libro de Kung, para quien se lleg¨® a pedir la separaci¨®n de la Iglesia, esta vez la jerarqu¨ªa cat¨®lica no parece dispuesta a responder del mismo modo, seg¨²n el propio Hasler.
Tras la cuesti¨®n que plantea el libro se esconde la soluci¨®n a problemas de la vida com¨²n, como el control de la natalidad, la eutanasia, el aborto. En definitiva, todos aquellos problemas cuya soluci¨®n pasa por la imposibilidad,de que un Papa se equivoque cuando habla ex c¨¢tedra. Hasler ha regresado a los or¨ªgenes del dogma y ha analizado la personalidad de P¨ªo IX, el pont¨ªfice que lo proclam¨®. Seg¨²n el profesor Paul Matussek, de la sociedad cient¨ªfica Max-Planck, que ha realizado un estudio psicol¨®gico del Pont¨ªfice con los datos facilitados por el historiador, P¨ªo IX ?fue una personalidad anormal?. Al menos antes de su elecci¨®n para el solio de San Pedro, en 1846, padeci¨® de epilepsia en una ¨¦poca en la que el tratamiento de esta enfermedad no se hab¨ªa a¨²n desarrollado. Ya Pont¨ªfice, su car¨¢cter reflej¨® s¨ªntomas de un car¨¢cter afectado por esta enfermedad: impulsivo, tendencias m¨ªsticas enfermizas, incapaz de tolerar una r¨¦plica.Un predecesor suyo, el papa Juan XXII, public¨® en 1324 una bula por la que se repudi¨® como ?doctrina del diablo? la tesis de un franciscano que defend¨ªa la infabilidad pontificia. P¨ªo IX opt¨® por eliminar la tradici¨®n anterior de la Iglesia en este sentido. Hasta ahora se hab¨ªa mantenido en secreto la postura de aquellos que se resistieron a la proclamaci¨®n del dogma de la infabilidad. En la obra de Hasler se ofrece tambi¨¦n la postura de, principalmente, los ob¨ªspos alemanes y franceses, que consideraron como una cat¨¢strofe la proclamaci¨®n del dogma. Un obispo, contrario a la proclamaci¨®n, se rompi¨® una pierna durante el Concilio Vaticano I, en que se impuso el dogma. Al enterarse el Papa, coment¨®: ?Mejor es que se hubiese roto la lengua.? Un prelado franc¨¦s, Lecourtier, de Montpellier, arroj¨® sus documentos al T¨ªbet y abandon¨® Roma en protesta por la falta de libertad del Concilio frente a la imposici¨®n papal. Cuando en junio de 1870 se proclam¨® al fin el dogma, votaron en su favor 451 obispos, menos de los dos tercios de los 700 padres concil¨ªares presentes. El libro de Hasler concluye con una preg¨²nta: ??por qu¨¦ Juan Pablo II no puede ser el ¨²ltimo Papa infalible??
Barrera para la democratizaci¨®n
P. ?Qu¨¦ significa la pregunta que plantea su libro en estos tiempos?R. Pienso que este problema no ha quedado a¨²n resuelto y que, por tanto, debe volverse a un replanteamiento. Pienso que esta cuesti¨®n no s¨®lo es importante para la Iglesia, sino tambi¨¦n para la sociedad en general. La ?infalibilidad papal? ejerce una influencia social muy importante, en cuanto que da paso a un autoritarismo que afecta a la comunidad humana. Este principio autor¨ªtario es el mismo que anim¨® a reg¨ªmenes como los de Franco, Mussolini y Hitler, por citar algunos. Por otra parte, no es posible un desarrollo del ecumenismo sin solucionar previamente este problema, que nos separa b¨¢sicamente a cat¨®licos, protestantes y ortodoxos.
P. ?Cree que el dogma de la infalibilidad constituye de hecho una barrera para el profetismo del pueblo, para una verdadera espontaneidad cristiana?
R. Desde ]luego que s¨ª. Pero, de entrada, es una barrera para todas las reformas de la Iglesia, empezando por la introducci¨®n de una verdadera democratizaci¨®n dentro de ella.
P. Antes de aparecer su libro, otra obra -?Infalible?- trajo serios problemas a otro te¨®logo, Hans Kung, que se vio enfrentado al Vaticano y a la jerarqu¨ªa alemana. Su libro Como el Papa lleg¨® a ser infalible: fuerza y debilidad de un dogma, una obra de investigaci¨®n hist¨®rica, ?no le traer¨¢ a usted tamb¨ª¨¦n conflictos con la jerarqu¨ªa, sobre todo viviendo usted en Roma habitualmente?
R. Naturalmente pueden surgir conflictos, pero estoy convencido de que esto no es contraproducente, porque ya es sabido que toda transformaci¨®n lleva consigo la aparici¨®n de conflictos. Sin embargo, conf¨ªo en que no ser¨¢ as¨ª: el nuevo Papa ha resaltado constantemente el car¨¢cter colegial del episcopado mundial. A mi modo de ver, el dogma de la infalibilidad contradice esta colegialidad.
P. Este problema y otros, ?no est¨¢n requiriendo un nuevo concilio?
R. Quiz¨¢ s¨ª. Sin embargo, a¨²n no existe en Roma un clima favorable a un Concilio Vaticano III. Pero me parece necesaria su convocatoria porque muchas cuestiones candentes no se plantearon, o no se resolvieron en el anterior concilio convocado por Juan XXIII.
P. Desde 1907 se mantiene abierto el proceso para la canonizaci¨®n del papa P¨ªo IX, el Pont¨ªfice que proclam¨® el dogma de la infalibilidad pontificia. ?Qu¨¦ sentido tendr¨ªa hoy elevar a los altares a aquel Pont¨ªfice?
R. Ser¨ªa un retroceso absolutamente lamentable en la Iglesia, por lo que significar¨ªa. Y no s¨®lo para la Iglesia cat¨®lico-romana, sino tambi¨¦n para todos los cristianos.
P. P¨ªo IX, nacido en 1792, fue epil¨¦ptico y su car¨¢cter, amigo de grandes gestos, impulsivo, animado de una tendencia m¨ªstica grandilocuente, parece reflejar su enfermedad. ?En qu¨¦ medida ¨¦sta pudo influir en la iniciativa de proclamar el dogma de la infalibilidad?
R. En mi libro evito al m¨¢ximo considerar a P¨ªo IX un enfermo psicol¨®gico. Sin embargo, no se pueden soslayar determinados fen¨®menos en la personalidad de P¨ªo IX que parecen indicar reacciones psicop¨¢ticas.
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