El Rayo desperdici¨® una buena oportunidad de puntuar
La historia del partido se va haciendo cada vez m¨¢s habitual en el campo sevillista. Noventa minutos de juego anodino y casi interminable. Y todo ello a pesar de que el encuentro comenz¨® de forma esperanzadora para el aficionado local. Sendos ataques blancos, durante los primeros minutos, pusieron en apuros a Pascual, a cargo de Sanjos¨¦ y Pablo Blanco. Pero tan s¨®lo fue una r¨¢faga. Justo el tiempo que dur¨® a H¨¦ctor Scotta el ansia - ?renovaci¨®n de contrato?- de gol.A partir de la mitad del primer per¨ªodo, Scotta tambi¨¦n se contagi¨® de la mediocridad que reinaba en sus compa?eros y s¨®lo Paco Gallego manten¨ªa el tipo. Una vez m¨¢s -?y van?-, el defensa blanco fue el m¨¢s destacado de su equipo. Defendi¨®, atac¨®, corri¨® por todo el campo, imprimiendo coraje al mal juego de la tarde. Anunciada su retirada definitiva, la hinchada blanca le brindaba hoy su ¨²nico aplauso. Aplauso que ven¨ªa mezclado con sones de sevillanas al amigo que se va: ?No te vayas todav¨ªa, no te vayas por favor ... ?
Frente al oscuro Sevilla de hoy, el Rayo Vallecano opuso un aceptable juego de medio campo durante la primera mitad, al que le falt¨® ambici¨®n para obtener algo positivo. Land¨¢buru, incansable, creaba juego en la zona ancha. Juego que se perd¨ªa, bien por el poco acierto del ataque rayista, o bien porque atr¨¢s Gallego se erig¨ªa en valladar inexpugnable. No obstante, el equipo madrile?o mereci¨® conseguir alg¨²n gol, y a punto estuvo de lograrlo Land¨¢buru en la primera parte, tras una bonita jugada en solitario. Pero la ocasi¨®n m¨¢s clara se present¨® en los ¨²ltimos 45 minutos, cuando Blanco salv¨® en la misma l¨ªnea un disparo a media altura de Marian, desbordado ya Gustavo Fern¨¢ndez.
Al Rayo quiz¨¢ le faltara suerte, pero lo cierto es que debi¨® de arriesgar m¨¢s, a sabiendas de que ten¨ªa ante s¨ª una buena oportunidad para aliviar, en lo posible, su delicada situaci¨®n. El Sevilla de hoy en absoluto fue un rival dif¨ªcil. A pesar del resultado, no cre¨® juego en el centro del campo, donde se not¨® la ausencia de Rubio, pues ni Montero ni Juan Carlos lograron hacerlo.
Adem¨¢s, su ataque tampoco brind¨® aut¨¦ntico peligro; s¨®lo quince minutos de Scotta, e inhibici¨®n casi total de Joaqu¨ªn y Bertoni. Al primero s¨®lo te salv¨® el gol, y a Daniel, alguna que otra r¨¢faga aislada, que serv¨ªan para irritar al aficionado, consciente de su aut¨¦ntica val¨ªa. Pas¨® ya, casi en su totalidad, la Liga y el argentino no mostr¨® casi nada. Le restan a¨²n dos a?os de contrato para hacerlo.
Por lo dem¨¢s, poco argumento rest¨® al partido. En la sala de prensa, Carriega reconoci¨® el mal juego de su equipo; lo atribu¨ªa al calor, y se deshac¨ªa en elogios para Gallego, Por su parte, ?Chato? Gonz¨¢lez se quej¨® tambi¨¦n del calor reinante en el terreno de juego y de la mala suerte de su equipo en alguna jugada. Fuera, el aficionado sevillista volvi¨® a hablar de Paco Gallego. El les hab¨ªa aliviado, en cierto modo, del sopor y el aburrimiento que definieron el partido. Ni la grada se preocup¨® de rechazar con sus protestas el mal juego blanco. Se limit¨® a aplaudir a su capit¨¢n. Y es que hac¨ªa calor, y en Sevilla ya huele a feria.
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