Buitres y abubillas
Qu¨¦ buenos son. Qu¨¦ generosos, en verdad, cu¨¢n abnegados. Me refiero a los de la Westinghouse, que nos advierten ahora sobre el posible defecto de sus centrales nucleares (por cierto, en Jap¨®n cerraron una de las centrales Westinghouse como medida previa hasta comprobar su seguridad. ?Qu¨¦ esperamos aqu¨ª para clausurar de inmediato la central de Guadalajara, tambi¨¦n Westinghouse, y para detener la construcci¨®n de las otras seis plantas de esta compa?¨ªa que se est¨¢n montando en toda Espa?a, Lem¨®niz incluida?), ahora que todos hemos visto los colmillos del pavoroso lobo nuclear, ahora que no tienen m¨¢s remedio. Son ponderados y paternales los poderes que rigen nuestros destinos: las multinacionales, el multidinero, el multidespotismo, la multiderecha que nos gu¨ªa y nos acoge. Nos ponen plantas nucleares envenenando nuestra existencia de muerte y amenaza, y luego avisan con dulzura del peligro. Nos inculcan la histeria del comprar, compulsivas y mercantiles ansias despilfarradoras, y luego hablan de las bondades del ahorro y congelan los salarios con la palabra moderaci¨®n entre los dientes. Se lamentan los poderosos de la escalada de violencia, y luego atrincheran sus casas de ricos con perros guardianes, alarmas y personal armado, o mandan a la polic¨ªa a disolver a palos una manifestaci¨®n antinuclear, pongo por caso, descargando su propia violencia contra ciudadanos que no tienen m¨¢s defensa que su miedo.Y es que todos son los mismos. Son los mismos los que dirigen Westinghouse y los que dirigen los pa¨ªses. Son los mismos los que se enriquecen vendiendo las centrales y los que se enriquecen construy¨¦ndolas, y los que se enriquecen promulgando unas leyes propicias a este tipo de energ¨ªa y los que se enriquecen mandando a la polic¨ªa contra los manifestantes. Son todos el mismo y distintos, muchos y uno solo, hermanada camada de los poderosos.
El caso es que and¨¢bamos muchos as¨ª como embarullados ¨²ltimamente, and¨¢bamos de francotiradores con balas de salva, confundidos y perplejos, rumiando el consabido desencanto. Pens¨¢bamos muchos que unos y otros, izquierdas y derechas, pol¨ªticos al fin, eran como banda de buitres parejos, dispuestos a devoramos aun antes de que pudi¨¦ramos alcanzar la categor¨ªa de cad¨¢veres. O sea, que ¨ªbamos un tanto desnortados, perdidos en el f¨¢rrago de tanto consenso chapucero. Bueno, pues ahora quiz¨¢ un poco menos.
Ahora un poco menos porque vimos c¨®mo las derechas apaleaban a las izquierdas cuando ¨¦stas ganaron en las municipales, y en el trasiego de aquella noche infausta estuvimos todos en un tris de ser zurrados, pueblo llano y mandadur¨ªas, militantes de base y Tiernos o Tamames, en una promiscuidad victimaria muy definitoria. Ahora, un poco menos, porque vernos c¨®mo las derechas nos quieren imponer sus propias centrales nucleares y c¨®mo la oposici¨®n se resiste, quiz¨¢ porque a¨²n no se ha sentado en el consejo de administraci¨®n de Westinghouse, vista la cosa desde una perspectiva esc¨¦ptica, o quiz¨¢ porque realmente busque otra cosa, dicho sea en un arrebato de optimismo.
Resumiendo, que as¨ª, por encima y sin se?alar, hay como dos bandos; uno, el que nos quer¨ªa pegar la noche de las elecciones y que se empe?a en ponernos una central entre los pies, y otro, el de los susceptibles de apaleamiento, que se opone a la nuclearizaci¨®n de nuestras vidas. Pues miren ustedes, hay cierta diferencia, y tal parecer¨ªa que en esto de la pol¨ªtica hay unos que van de buitres y otros que van, como mucho, de abubillas, lo cual es un respiro. De modo que una, a partir de ahora, ser¨¢ quiz¨¢ pasota, y a mucha honra, pero que no confundan; pasota dentro de los unos y en contra de los otros, que son los de siempre y que siguen haciendo lo de siempre. Y es que no quiero que un bondadoso Carter-Su¨¢rez-Westinghouse venga a advertirme a posteriori de errores mort¨ªferos que no s¨®lo pudieron preverse, sino que, muchas veces, ni tan siquiera son estrictamente errores.
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