Las primeras informaciones oficiales incurrieron en contradicciones
Las primeras informaciones oficiales sobre el secuestro de los se?ores Oriol y Villaescusa, realizadas a ra¨ªz de la liberaci¨®n de ¨¦stos por hombres de la brigada del comisario Conesa, incurrieron en numerosas lagunas y contradicciones. Dos amplias conferencias de prensa de altos cargos del Ministerio de la Gobernaci¨®n, una extensa entrevista con Roberto Conesa en el diario Abc y unas escuetas declaraciones a la prensa de los se?ores Oriol y Villaescusa, lejos de aclarar las circunstancias concretas del secuestro, plantearon grandes interrogantes a la opini¨®n p¨²blica.En la explicaci¨®n oficial sobre la realizaci¨®n de los secuestros hab¨ªa m¨²ltiples lagunas: el recorrido que efectuaron los coches, d¨®nde aparcaron, el n¨²mero de coches implicados en la operaci¨®n, y en el caso del secuestro del se?or Oriol, d¨®nde estaba su escolta y cu¨¢l fue el portal utilizado por los secuestradores. La nota oficial hablaba de m¨²ltiples traslados de los secuestrados: aqu¨ª se reflej¨® una gran imprecisi¨®n sobre la duraci¨®n de las estancias en los distintos pisos y sobre los contactos habidos entre las personas implicadas, secuestrados y secuestradores. En este sentido, Antonio Oriol manifest¨® en un primer momento que no hab¨ªa coincidido con Emilio Villaescusa, mientras que este ¨²ltimo y la nota oficial afirmaban lo contrario.
Otro de los aspectos confusos durante el per¨ªodo que dur¨® el secuestro fue la existencia de varios ni?os en los distintos pisos utilizados. El se?or Oriol hablaba de la convivencia con un ni?o llamado Jacinto, y la polic¨ªa, de una ni?a llamada Felisa.
Las detenciones a ra¨ªz de la liberaci¨®n tampoco tienen fijaci¨®n cronol¨®gica exacta. En el modo en que se produjeron las detenciones y la liberaci¨®n de los secuestrados, entre las muchas cosas que producen extra?eza est¨¢ la forma de entrar la polic¨ªa donde se encontraba el se?or Oriol: ni a Hierro Chom¨®n, que hab¨ªa tenido un tiroteo d¨ªas antes con la polic¨ªa, ni a su compa?era de vigilancia, se les debi¨® ocurrir observar por la mirilla de la puerta, sino que abrieron sin m¨¢s precauci¨®n. En el caso del rescate del teniente general Villaescusa ocurri¨® algo similar: tras abrir Celsa Barcia la puerta a la polic¨ªa, se supone que sin otear por la mirilla, a un inspector se le dispar¨® la pistola; a pesar de todo, a Gil Ara¨²jo, que se encontraba en el interior del piso, parece ser que no le dio tiempo de reaccionar.
Cronolog¨ªa de los dos secuestros
Adem¨¢s de todas las contradicciones y lagunas que todav¨ªa rodean el caso, resulta igualmente sorprendente que la carta personal de Villaescusa recibida por Guti¨¦rrez Mellado fuese llevada en mano y depositada en el buz¨®n de la casa de uno de los ayudantes del secuestrado. ?Para qu¨¦ arriesgarse de ese modo?El 11 de diciembre de 1976, a las once y diez de la ma?ana, el presidente del Consejo de Estado, Antonio Mar¨ªa de Oriol y Urquijo, era secuestrado por un comando armado. El hecho ocurri¨® en la Fundaci¨®n Oriol-Urquijo, sita en la madrile?a calle de Montalb¨¢n. A las ocho y media de la noche, en la redacci¨®n de EL PAIS se recib¨ªa una llamada que anunciaba que, en una cabina telef¨®nica de la calle de Alcal¨¢, hab¨ªa un escrito de los secuestradores. La nota, firmada por los GRAPO, hac¨ªa responsable del hecho a los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre y pon¨ªa como condici¨®n para la liberaci¨®n de Oriol la puesta en libertad de quince presos pol¨ªticos.
Esto ocurr¨ªa cuatro d¨ªas antes de la fecha del refer¨¦ndum para la aprobaci¨®n de la ley para la Reforma Pol¨ªtica. A partir del secuestro se sucedieron m¨²ltiples llamadas telef¨®nicas a EL PAIS y al diario Informaciones, que pusieron en poder de estos dos medios informativos numerosos mensajes de los GRAPO y varias cartas aut¨®grafas del se?or Oriol. Los medios utilizados para hacer llegar los mensajes fueron diversos: unos fueron colocados en los servicios de bares y cafeter¨ªas; otros, en estaciones del Metro, en jardineras de cafeter¨ªas, en cabinas telef¨®nicas etc¨¦tera.
El teniente general Emilio Villaescusa Quilis, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, era secuestrado el 24 de enero de 1977. El hecho se produjo a primeras horas de la ma?ana, cuando sal¨ªa de su domicilio, en la calle de O'Donnell, de Madrid. A punta de pistola, dos integrantes del comando le obligaron a introducirse en su propio coche oficial, en cuyo interior se encontraba su ch¨®fer, y partieron a gran velocidad por la calle de O'Donnell con direcci¨®n a la plaza de la Independencia, seguidos de un 1.430, azul, en el que viajaban los otros dos secuestradores.
Esa misma tarde, los GRAPO reivindicaban el secuestro mediante una llamada telef¨®nica a Diario 16. A las nueve y cuarto de la noche, una llamada a EL PAIS, indicaba que hab¨ªa un mensaje de este mismo grupo en un bar de la avenida de Arag¨®n.
El d¨ªa 30 de enero, Roberto Conesa, jefe superior de Polic¨ªa de Valencia, era llamado a Madrid por Mart¨ªn Villa, entonces ministro de la Gobernaci¨®n, para encargarle del caso de Oriol y Villacscusa.
Doce d¨ªas m¨¢s tarde de esta incorporaci¨®n al caso, y dos meses despu¨¦s del secuestro del presidente del Consejo de Estado, el 11 de febrero de 1977, los hombres de Conesa rescataron, en una espectacular operaci¨®n, a los dos secuestrados, Oriol y Villaescusa.
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