El 16% de la Casa Campo tiene un uso restringido para los madrile?os
M¨¢s del 16% de la superficie total de la Casa de Campo tiene un uso restringido -o prohibido, seg¨²n qu¨¦ casos- para el madrile?o. Zonas como el Parque de Atracciones, el Zoo o el Club de Campo son m¨¢s que conocidas, pero, adem¨¢s, quedan otras tales como un repartidor, un reservado municipal, los terrenos de agricultura, la piscina municipal, el telef¨¦rico y la venta de El Bat¨¢n. Todo ello supone m¨¢s de 284 hect¨¢reas frente a las 1.722 que tiene, en total, la Casa de Campo.
La historia de la Casa de Campo se remonta en el tiempo hasta 1556, fecha en la que Felipe II orden¨® la creaci¨®n de un bosque, en los aleda?os del Real Alc¨¢zar, terrenos ¨¦stos sobre los que hoy se erige el palacio Real. Los reyes espa?oles, desde el siglo XVI hasta Carlos III, pagaron un total de 1.542.346 reales y tres maraved¨ªes, sin contar con la primitiva compra de la finca de los Vargas, primera ra¨ªz de lo que luego se convirti¨® en una gran extensi¨®n de terreno a disposici¨®n de la Corona.Seis d¨ªas despu¨¦s de ser proclamada la II Rep¨²blica, el ministro de Hacienda propuso al Gobierno provisional la cesi¨®n de la propiedad de la Casa de Campo al Ayuntamiento de Madrid -junto con el Campo del Moro- para ser destinada a ?parque de recreo e instrucci¨®n?, con menci¨®n expresa de la ?absoluta prohibici¨®n de cercenar las ¨¢reas actuales?. La entrega notarial de tal cesi¨®n se realiz¨® el 6 de mayo de 1931. Casi doce a?os antes, la Casa de Campo, como propiedad real, hab¨ªa sido inscrita, en el distrito de Occidente, en el Registro de la Propiedad.
Pero lo que hab¨ªa pasado a ser propiedad de todos los madrile?os volvi¨® a dejar de serlo nada m¨¢s terminar la guerra civil: el Estado reclam¨® la posesi¨®n de la Casa de Campo y as¨ª habr¨ªa de permanecer hasta que, en 1963, la ley Especial de Madrid -su c¨¦lebre Carta- le devoivl¨® la plena propiedad.
Pero antes, en diciembre de 1948, la ley del Patrimonio Nacional establec¨ªa que ?los terrenos de la llamada Casa de Campo, cedidos al Ayuntamiento de Madrid, constituyen terrenos del Estado, pertenecientes al Patrimonio Nacional?. Seg¨²n esa misma ley, el Ayuntamiento, a partir de ese momento, se constitu¨ªa en un usufructuario de las 1.722 hect¨¢reas de parque, con la expresa condici¨®n de que fueran respetadas las concesiones existentes ?a favor de entidades oficiales o particulares?. Tambi¨¦n la ley Especial de 1963 contemplaba el respeto a las concesiones, si bien, en este ¨²ltimo caso, especificaba las que ten¨ªan como titulares a la Organizaci¨®n Sindical y al Ministerio de Agricultura. Desde entonces hasta hoy, la situaci¨®n contin6a pr¨¢cticamente igual, salvo en el caso del rescate de la Feria del Campo -concesi¨®n que terminaba el 31 de diciembre de 1980- y las cesiones de los terrenos hoy ocupados por el Parque de Atracciones, el Zool¨®gico y el telef¨¦rico.
El Club de Campo, la mayor concesi¨®n
Hoy por hoy son cinco las concesiones que pesan sobre la Casa de Campo, sin contar con los terrenos ocupados por el Ayuntamiento para sus propias instalaciones. De entre todas las concesiones -Parque de Atrae ciones, Zool¨®gico, Agn¨ªcultura, telef¨¦rico y Club de Campo- es este ¨²ltimo el que mayor extensi¨®n ocupa. Exactamente son 140 hect¨¢reas -un 8,13% de la superficie total- las ocupada por este club privado.
Hasta enero de 1984, el uso de los terrenos que hoyocupa el Club de Campo no volver¨¢ al Ayuntamiento y los concejales de izquierda no se muestran demasiado dispuestos a conseguir que esa fecha se adelante -v¨¦ase EL PA?S del 9 de mayo-. Pero, desde ahora, ya han empezado los juegos de pasillo que intentan conseguir una nueva pr¨®rroga de esa situaci¨®n de privilegio o, cuando menos, que el rescate de la cesi¨®n no se produzca antes del tiempo se?alado. Hay ya quien habla, desde dentro del mismo Club de Campo, de la posibilidad de dejarle al Ayuntamiento algunas de las instalaciones -el gran picadero, por ejemplo- para asegurarse el disfrute del campo de golf o de algunas otras instalaciones sociales.
Las otras dos grandes concesiones municipales fueron hechas en fecha mucho m¨¢s reciente. siendo alcalde de Madrid Carlos Arias. El acceso al Zoo -algo m¨¢s de veinticinco hect¨¢reas- y al Parque de Atracciones -casi trece hect¨¢reas m¨¢s- est¨¢ limitado para los madrile?os al pago de una entrada. El telef¨¦rico - 1.500 metros cuadrados- es, fundamentalmente, una cafeter¨ªa, ya que sus posibilidades de ser utilizado como medio de transporte se reducen bastante, en funci¨®n de su lejan¨ªa de los centros de diversi¨®n a los que te¨®ricamente debe servir.
La Feria del Campo -67 hect¨¢reas- ya revirti¨® al Ayuntamiento, antes de que la concesi¨®n concluyera, lo que ocurr¨ªa legal mente en diciembre de 1980, dado que el beneficiarlo de la misma, la Organizaci¨®n Sindical verticalista, hab¨ªa desaparecido como tal. Pero toda la instalaci¨®n ferial queda tambi¨¦n, por lo menos en principio, como de entrada restringida y destinada a la celebraci¨®n de diversas exposiciones y cert¨¢menes de car¨¢cter cultural o recreativo.
Queda una ¨²ltima concesi¨®n municipal, la de Agricultura, de casi tres hect¨¢reas de superficie, que naci¨® como el herbolario de la Real Casa y que hoy no es m¨¢s que un vivero.
Por ¨²ltimo, el Ayuntamiento tiene acotadas una serie de zonas que sirven para el desarrollo de los servicios propios del parque y algunas instalaciones de car¨¢cter municipal, el servicio de alumbrado de la ciudad, la piscina y la venta de El Bat¨¢n.
En fecha todav¨ªa reciente, el Ayuntamiento de Madrid, siendo alcalde Juan de Arespacochaga, encarg¨® un estudio de racionalizaci¨®n de uso de la Casa de Campo a la empresa Metra-Seis. La base de la propuesta municipal era que todo el espacio estaba mal aprovechado y, mientras exist¨ªan zonas absolutamente congestionadas -los aleda?os del Parque de Atracciones y del Zoo-, exist¨ªan otras que no cubr¨ªan ni el m¨ªnimo de ocupaci¨®n. Sin embargo, aquel estudio duerme hoy un largo sue?o y la Casa de Campo sigue suprautilizada alrededor de las zonas de concesiones y sin un real aprovechamiento en el resto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.