Resurgimiento y evoluci¨®n del PSOE en su intento de consolidaci¨®n
El PSOE ha sido, durante el presente siglo, un partido de masas, recolector de millones ole votos y, por tanto, un crisol de diferentes tendencias que han ido manteniendo un equilibrio, m¨¢s o menos estable, casi siempre en el seno del propio partido. Como todos los grandes partidos de masas ha ido sufriendo escisiones ideol¨®gicas y, tambi¨¦n como ellos, le ha sido muy dif¨ªcil adaptarse a las represiones de los per¨ªodos dictatoriales. La clandestinidad obligada les va mejor a los peque?os grup¨²sculos que a los grandes partidos democr¨¢ticos, cuya fuerza se basa en los votos libres de sus electores.Tras la destrucci¨®n de la democracia parlamentaria de la Segunda Rep¨²blica, las sucesivas detenciones y ejecuciones de miembros destacados de la direcci¨®n socialista llevaron a esta al exilio. Por motivos de seguridad, s¨®lo dos miembros de la comisi¨®n ejecutiva permanecieron en Espa?a. Poco a poco, y a pesar de que el n¨²mero de responsables residentes en el interior de Espa?a fue aumentado en sucesivos congresos (cinco en 1964, siete en 1967), fue produci¨¦ndose un desfase entre los militantes del interior y la direcci¨®n pol¨ªtica del exilio.
En el congreso de 1970 aparecieron los primeros enfrentamientos entre los militantes del interior y la direcci¨®n derechista del secretario general: Rodolfo Llopis, que no ve¨ªa con buenos ojos la colaboraci¨®n de socialistas y comunistas dentro de las movilizaciones de masas contra el franquismo.
En 1971, el congreso de la UGT volvi¨® a plantear el problema de la necesidad de colaborar estrechamente con todos los partidos y organizaciones antifranquistas, para lo que pidi¨® la colaboraci¨®n del PSOE. El miedo de la direcci¨®n de ¨¦ste a participar junto al PCE y CCOO, en los nuevos organismos unitarios de la oposici¨®n hizo que el grupo directivo encabezado por Llopis se separase cada vez m¨¢s de las bases militantes del interior. Los planteamientos anticomunistas y aislacionistas de Llopis chocan con el ¨ªmpetu activista y las tesis unitarias de los nuevos militantes socialistas. El secretario general, que comenz¨® a perder el control de la organizaci¨®n, decidi¨® convocar un congreso extraordinario para comienzos de 1972, con ¨¢nimo de clarificar la situaci¨®n. Con procedimientos estatutarios, Llopis consigui¨® ir aplazando el congreso, pero la mayor¨ªa de la comisi¨®n ejecutiva, en sesi¨®n plenaria de 22 dejunio de 1972, acord¨® la convocatoria del mismo.
El congreso, XII del exilio y XXV de los celebrados. se celebr¨® en Toulouse (Francia) del 13 al 15 de agosto de 1972. Llopis y sus seguidores se negaron a asistir al mismo, con lo que se formaliz¨® la escisi¨®n entre el sector hist¨®rico y elsector renovado. No obstante, se lleg¨® a una elecci¨®n de una secretar¨ªa colegiada de compromiso, con miembros de las dos tendencias. Ambas se prepararon para la batalla definitiva, a entablar en el siguiente congreso.
Este, el XIII del exilio y el XXVI del partido, se celebr¨® en Suresnes, en las afueras de Par¨ªs, en noviembre de 1974. Se acord¨® suprimir la f¨®rmula colegiada y se consolid¨® el triunfo del sector renovado, gracias al pacto previo entre las federaciones andaluza y vasca. Fue elegido secretario general ?lsidoro?, sobrenombre clandestino del joven abogado laboralista sevillano Felipe Gonz¨¢lez. La Internacional Socialista, despu¨¦s de algunas dudas, se decidi¨® a apoyar incondicionalmente al sector renovado.
Tras la muerte del general Franco, se inici¨® el proceso de restauraci¨®n democr¨¢tica en Espa?a y el PSOE particip¨® en los organismos unitarios de la oposici¨®n, que no logr¨® implantar la ?ruptura? y pas¨® a conformarse con ?la reforma?. Del 5 al 18 de diciembre de 1976 se celebr¨® en Madrid el XXVII Congreso del PSOE, partido a¨²n ?legal, pero tolerado por el Gobierno reformista de Adolfo Su¨¢rez. El congreso fue un modelo de organizaci¨®n y buen hacer democr¨¢ticos. Destac¨® el apoyo internacional recibido por el partido. La Internacional Socialista y los l¨ªderes m¨¢s importantes de dicho movimiento desfilaron por Madrid y participaron en las tareas del congreso. Se legitimaba as¨ª internacionalmente lo que la legislaci¨®n pretend¨ªa seguir ignorando: el PSOE estaba llamado a ser el partido l¨ªder de la oposici¨®n.
El XXVII congreso se caracteriz¨® por su moderaci¨®n, sin renuncia ninguna a los principios b¨¢sicos de la ideolog¨ªa socialista. Por primera vez, el partido se defini¨® expl¨ªcitamente como marxista. Las tesis de agrupaciones tradicionalmente izquierdistas, como Asturias y Madrid, fueron derrotadas y, a pesar de la definici¨®n del PSOE como ?partido de clase, marxista y democr¨¢tico?, la mayor¨ªa de los cargos directivos pasaron a manos de la corriente, moderada, encabezada por Felipe Gonz¨¢lez y sus colaboradores, a los que sus cr¨ªticos designaban como ?la escuela andaluza?.
Tras las elecciones generales del 15 de junio de 1977, el PSOE se manifest¨® como la fuerza electoral mayoritaria de la izquierda y el grupo hegem¨®nico de la oposici¨®n. Englobada la mayor¨ªa del sector hist¨®rico en el nuevo partido, durante el XXVII congreso, la unificaci¨®n socialista se culmin¨® el 30 de abril de 1978 con la integraci¨®n en el PSOE del Partido Socialista Popular, del profesor Tierno Galv¨¢n. Tras la desaparici¨®n del PSP, que hab¨ªa intentado dar la imagen de un socialismo m¨¢s a la izquierda del PSOE, y coincidiendo con la campa?a del PCE para el abandono del leninismo, Felipe Gonz¨¢lez, durante una cena con la prensa en Barcelona, el 8 de mayo de 1978, declar¨® la posibilidad del abandono del marxismo por el partido. Esta declaraci¨®n informal tranquiliz¨® a la derecha espa?ola y entusiasm¨® a la socialdemocracia europea, pero sembr¨® el descontento entre numerosos militantes y agrupaciones del PSOE.
T¨¢cticamente, los dirigentes del PSOE, apoyados por sus hom¨®nimos europeos, pretend¨ªan modernizar y dar una nueva imagen al partido espa?ol. Siempre ha habido marxistas y no marxistas en el PSOE, pero el partido no hab¨ªa tenido su Bad-Godesberg (localidad alemana donde, en 1959, el Partido Socialdem¨®crata de dicho pa¨ªs abandon¨® expl¨ªcitamente el marxismo para definirse como ?el partido de la libertad de esp¨ªritu?). La intervenci¨®n del presidente Su¨¢rez ante las pantallas de TVE dos d¨ªas antes de las elecciones generales del pasado 1 de marzo, calificando al PSOE de marxista y abortista, a¨²n est¨¢ grabada en la mente de muchos ciudadanos espa?oles. Las elecciones del 1 de marzo constituyeron un fracaso psicol¨®gico para el PSOE, que no vio confirmada su ?alternativa de poder?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.