La agricultura y el empleo
Presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Econom¨ªa y Sociolog¨ªa AgrariasDentro del programa de recuperaci¨®n que pueda adoptar el Gobierno para tratar de solucionar la crisis econ¨®mica con la que nos hemos acostumbrado a convivir -de forma m¨¢s o menos consciente y- responsable- desde 1973, cabe esperar se arbitren una serie de medidas que, sin comprometer el necesario aumento de la productividad en la agricultura, contribuyan a atenuar la situaci¨®n de desempleo y subempleo existente en el pa¨ªs,
Los condicionantes con que se encuentra la econom¨ªa espa?ola -elevadas cifras de paro, escasa inversi¨®n p¨²blica y privada, inflaci¨®n pertinaz y expectante, encarecimiento energ¨¦tico, restricciones por parte de los pa¨ªses europeos para aceptar trabajadores espa?oles, etc¨¦tera- determinar¨¢n, en gran medida, la. posibilidad de absorci¨®n no s¨®lo los excedentes de mano de obra que tradicionalmente genera el campo espa?ol, sino tambi¨¦n la gran demanda de primer empleo de la juventud que alcanza la edad laboral. La agricultura espa?ola ha vivido en la d¨¦cada de los sesenta en base a un esquema de desarrollo, l¨®gico en cierta medida para aquel per¨ªodo, pero no reproducible en los momentos actuales. Durante muchos a?os el sector agrario ha sufrido las consecuencias de un proceso de huida del campo hacia las grandes ciudades y centros industriales del pa¨ªs y hacia la desarrollada Europa. Ello tuvo un coste social y econ¨®mico y unas importantes repercusiones sobre la estructura demogr¨¢fica del sector (envejecimiento de la mano de obra), en las comunidades rurales (aton¨ªa o abandono de pueblos) y en la empresa agraria (sustituci¨®n del factor trabajo por capital). Por contra, la agricultura espa?ola se hizo m¨¢s ?moderna?, y disminuy¨® su pesada carga laboral. Los movimientos migratorios incontrolados crearon no pocos problemas de ¨ªndole social, de degradaci¨®n del medio rural y de ruptura de la sociedad campesina, pero tambi¨¦n produjeron una agricultura m¨¢s eficiente, m¨¢s diversificada, m¨¢s productiva.
En los momentos actuales nos encontramos con el fen¨®meno del paro, el peor mal social con que se enfrenta la sociedad espa?ola y uno de los exponentes de esa crisis econ¨®mica que nos alcanz¨® en las ?v¨ªsperas? de nuestra transici¨®n pol¨ªtica. El desajuste que origin¨® el encarecimiento a nivel internacional de las materias primas y los crudos petrol¨ªferos en los pa¨ªses carentes de fuentes energ¨¦ticas b¨¢sicas, determin¨®, entre otros aspectos, el retorno de los emigrantes y la menor actividad industrial de importantes sectores de nuestra econom¨ªa, lo que se ha traducido en un aumento de la fuerza laboral potencial, una disminuci¨®n del empleo y un menor trasvase de poblaci¨®n del sector agr¨ªcola, al industrial y de servicios. La manifestaci¨®n de todo ello es el paro que ensombrece la coyuntura econ¨®mica y social del pa¨ªs.
Parece, por ello, oportuno la necesidad de adoptar un programa econ¨®mico que rompa con la actual situaci¨®n, cobrando la mayor prioridad todos los aspectos que, de una u otra forma, est¨¦n relacionados con el empleo, ya que es muy posible que marchando en esa direcci¨®n encontremos la mayor estabilidad pol¨ªtica para el pa¨ªs. Es evidente que se han hecho intentos para resolver la crisis econ¨®mica, aun dentro de un entorno hist¨®rico de indudable delicadeza y trascendencia, pero tambi¨¦n es claro que los esfuerzos realizados han sido insuficientes y, por el momento, desproporcionados al dif¨ªcil panorama econ¨®mico con el que nos hemos encontrado y que a¨²n se vislumbra.
Dentro de la complejidad de las posibles medidas y la interrelaci¨®n que deber¨¢ existir entre las actuaciones en unos y otros sectores econ¨®micos para absorber el desempleo existente y atender las ofertas de trabajo futuras, es evidente que a la agricultura le corresponder¨¢ un determinado papel, distinto al representado hasta la fecha.
Las l¨ªneas maestras de la pol¨ªtica agraria habr¨¢n de perseguir una mayor utilizaci¨®n del factor trabajo y un adecuado (no excesivo, ni despilfarrador) empleo del capital; una intensificaci¨®n de los rendimientos de los cultivos mediante la aportaci¨®n de inputs (m¨¢s biol¨®gicos, que qu¨ªmicos o mec¨¢nicos), que no determinen p¨¦rdidas de empleo; una pol¨ªtica de distribuci¨®n de tierras y de ordenaci¨®n de cultivos que contemple el inter¨¦s actual de los regad¨ªos y de los llamados -con acierto o sin ¨¦l- ?cultivos sociales?; una mejora de la vida rural (de la vivienda, de la comunidad y del status social) a trav¨¦s de programas de desarrollo comunitario, en los que los trabajadores no s¨®lo obtengan unos jornales, sino una satisfacci¨®n al resolver, con su esfuerzo, una necesidad sentida, en orden a una mejor calidad de vida en su propio municipio; unos programas de retiro de actividad de campesinos de edades avanzadas, junto con otros de incorporaci¨®n de j¨®venes y capacitados profesionales de la agricultura; un fomento de la industrializaci¨®n a nivel local y comarcal, que d¨¦ origen a la creaci¨®n de puestos de trabajo, la elevaci¨®n de los ingresos familiares y a la mejor utilizaci¨®n y salida de los recursos de la propia regi¨®n; una mejora de la eficiencia energ¨¦tica de los sistemas agrarios que evite el deterioro sistem¨¢tico del entorno natural, el ahorro de fuentes de energ¨ªa convencional e, incluso, la creaci¨®n de la biomasa precisa para conseguir energ¨ªa qu¨ªmica a trav¨¦s de la actividad fotosint¨¦tica de los vegetales; una pol¨ªtica forestal y de conservaci¨®n de la naturaleza que cree nuevas fuentes de empleo y de abastecimiento de producciones deficitarias y que restaure los ecosistemas degradados.
La gravedad e importancia del paro en el pa¨ªs, su posible incidencia sobre el desarrollo agrario y su gran entidad en la regi¨®n andaluza, son las razones que han aconsejado a la Asociaci¨®n Espa?ola y Sociolog¨ªa Agrarias a organizar en Sevilla, durante el mes de mayo, unas reuniones de estudio sobre el tema ?La agricultura y el empleo?, en las que ha colaborado la Secretar¨ªa General T¨¦cnica del Ministerio de Agricultura. El prestigio de los equipos de especialistas que ha participado -entre ellos los de Coyuntura Econ¨®mica, Estudios Rurales Andaluces, C¨¢tedra de Pol¨ªtica Agraria de la Polit¨¦cnica de Madrid) y de los profesores, estad¨ªsticos y expertos a nivel internacional, es una prueba m¨¢s de c¨®mo puede contribuirse, al margen de planteamientos puramente pol¨ªticos, administrativos o profesionales, al contraste interdisciplinario e independiente sobre temas de inter¨¦s nacional que pueden contribuir a visualizar un problema en un marco diferente al estrictamente p¨²blico o pol¨ªtico, o al privado o sectorial. Parece que, ante la importancia de las cifras de paro que fueron expuestas y las faltas de expectativas de empleo que se comentaron, cualquier cambio de impresiones que contribuya a profundizar en tan importante tema, y en sus conexiones con la crisis econ¨®mica por la que atraviesa el pa¨ªs, puede ser ¨²til para ayudar a buscar soluciones que desgraciadamente no ser¨¢n ni sencillas, ni r¨¢pidas, ni improvisadas, ni milagrosas.... y por supuesto, tampoco populares. Para ello, como para tantas cosas, se requiere el esfuerzo de todos; al fin y al cabo, es el gran desaf¨ªo con que hoy debe enfrentarse la sociedad espa?ola.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.