Garc¨ªa Baena: "La juventud sigue mirando a la revista y al grupo ?C¨¢ntico?"
El poeta andaluz presenta "Antes que el tiempo acabe"
Antes que el tiempo acabe, el ¨²ltimo libro de Pablo Garc¨ªa Baena, acaba de aparecer. Y Pablo Garc¨ªa Baena, el poeta cordob¨¦s, uno de los fundadores de C¨¢ntico, esa revista que funcion¨® como isla y portavoz de un grupo de poetas ins¨®litos, en aquella ciudad ?doblemente amurallada por la muralla y por los prejuicios?, ha venido a Madrid despu¨¦s de algunos a?os de silencio en la publicaci¨®n y, desde luego, en las manifestaciones p¨²blicas. Un centenar de personas se reunieron, en un homenaje de amigos, el mi¨¦rcoles por la noche, para llenarle de perplejidad. Y para afirmar una poes¨ªa que ha sido mantenida en el silencio demasiado tiempo.
?C¨¢ntico apareci¨® en 1947?, dijo a EL PAIS Pablo Garc¨ªa Baena. ?Hab¨ªa unos muchachos, muy j¨®venes entonces, que viv¨ªan en C¨®rdoba, una ciudad muy cerrada, que se dedicaron alegremente a vivir, y de esa vida a hacer poes¨ªa. C¨¢ntico fue un bander¨ªn en aquella Espa?a tan triste de entonces, en lo que a poes¨ªa se refiere: ya sabes, Espada?a, la poes¨ªa social, y cuando no, esas rememoraciones de las pasadas glorias imperiales... La reacci¨®n de C¨®rdoba, pese a su encasillamiento de ciudad sitiada por su muralla y por sus prejuicios, permiti¨® su existencia. Una revista es siempre cuesti¨®n de dinero: pues entre amigos y suscripciones sali¨® adelante... Al principio se tomaba como algo escandaloso. En la librer¨ªa Luque, Miguel del Moral montaba sus escaparates surrealistas con maniqu¨ªes, fanales, manzanas llenas de alfileres y la revista. Yo he visto c¨®mo la gente se paraba delante y compraban la revista. ??Como siempre?, dice Garc¨ªa Baena, ?hab¨ªa gente que se indignaba. Pero tambi¨¦n hubo otros que nos apoyaron desde el principio: los que quedaban del veintisiete, D¨¢maso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, vinieron a C¨®rdoba y era divertida la noche andaluza y un poco de Moriles?.
Desde el principio hasta ahora han pasado treinta a?os. Garc¨ªa Baena los ve con cierta energ¨ªa t¨ªmida: ?Perderse, perderse, s¨®lo lo que cualquier hombre pierde en el transcurso de su edad, en ese tiempo que va de los dieciocho a los albores de los cincuenta a?os. Y ganar una alegr¨ªa muy grande: el ver que lo nuestro no cay¨® en la piedra: la juventud sigue mirando a C¨¢ntico. Seguramente porque nosotros ¨¦ramos, somos, simplemente poetas, y no darle importancia a nada, en nosotros, era aut¨¦ntico. No era una pose. Por otra parte, nos mantuvimos al margen de las modas. Y le¨ªamos. M¨¢s all¨¢ de todas nuestras fronteras estaban Arag¨®n, y Charles Peguy, y Milosz. Y nosotros s¨ª los conoc¨ªamos. C¨¢ntico no apareci¨® por generaci¨®n espont¨¢nea.?
Sobre su propio papel en el seno de la revista y del grupo po¨¦tico dice: ?Ultimamente hay la idea de que C¨¢ntico fue una estructura r¨ªgida en la mente de Ricardo Molina. Cuando se conozca esa clase de andaluces que somos Juan Bernier, Ricardo y todos los dem¨¢s se podr¨¢ entender la verdad del tema: C¨¢ntico se hizo siempre de manera informal, casi milagrosa. Era una cosa de reunirse en una tabernita, un Moriles, y cada uno aportaba lo que le iba llegando. Incluso en la segunda ¨¦poca, cuando la revista se hace m¨¢s abierta y m¨¢s ecl¨¦ctica: me refiero a la fase que empieza con el homenaje a Luis Cernuda, y en la que se publica poes¨ªa china, poetas castellanos, catalanes o gallegos: C¨¢ntico segu¨ªa siendo, creo, una gran revista, pero de alguna manera dej¨® de ser la voz del. grupo.? ?Pero el hechizo de voces nuevas?, dice Garc¨ªa Baena, ?esas voces nuevas que fuimos, se ten¨ªa que ir quedando atr¨¢s, dando paso a los que ven¨ªan. Tengo que decir que la nuestra es la ¨²nica revista espa?ola que sali¨® sin un manifiesto. Y eso no quiere decir que no supi¨¦ramos bien lo que ¨ªbamos a hacer.?
En este ambiente, sin direcci¨®n visible, seg¨²n Garc¨ªa Baena, ?lo com¨²n a todo el grupo era, antes que nada, las lecturas, ese fondo que se va posando en el poeta y desde el que va haciendo su propia voz. Y el paisaje, C¨®rdoba. C¨®rdoba, que si en el caso de Mario L¨®pez era el campo, las estaciones, el paisaje de la tierra, en el resto fue la ciudad, este paisaje cerrado... Luego somos muy distintos unos de otros, aunque se ha se?alado ya que unos y otros compart¨ªamos el sentido barroco del lenguaje, la riqueza de la palabra. Y no puede extra?ar: lo llev¨¢bamos en la sangre. Ah¨ª est¨¢n G¨®ngora y los poetas ar¨¢bigoandaluces, y nosotros estamos en la misma sangre. No pod¨ªamos olvidarlo?.
Antes que el tiempo acabe fue escrito en 1974, ayudado por una beca de la Fundaci¨®n Juan March. En el 1976 compiti¨® por el premio de poes¨ªa Leopoldo Panero, y s¨®lo ahora, tres a?os despu¨¦s, sale por fin a la calle, publicado por el Instituto Iberoamericano de Cooperaci¨®n.
Antes, desde 1946, ha publicado Rumor oculto, Mientras cantan los p¨¢jaros, Antiguo muchacho, Junio, Oleo y Almoneda, que fueron recogidos despu¨¦s en un s¨®lo volumen bajo el t¨ªtulo Poemas, por las ediciones del Ateneo de M¨¢laga. Efectivamente, es la suya una poes¨ªa rica en el lenguaje, narrativa, muy describidora de los lugares y los paisajes urbanos, de las impresiones fugaces, de la transparencia y huida del tiempo. Formalmente, ha preferido muchas veces el verso largo, heredado de los surrealistas, y muy apto para la comunicaci¨®n de los matices, de las diferencias. No ha desde?ado, tampoco, formas aparentemente tradicionales, que sufren en su intenci¨®n y en su palabra una curiosa crisis interna, una ruptura generadora de poes¨ªa. Gusta Pablo Garc¨ªa Baena de considerarse un poeta barroco.
Sobre su ¨²ltimo libro, dice Pablo Garc¨ªa Baena: ?Yo creo que Antes que el tiempo acabe est¨¢ dentro de las mismas constantes de siempre. Por otra parte, es dificil para el poeta hablar de su propia obra... Pero tengo la impresi¨®n de que este libro es, por una parte, menos ampuloso, y, por otra, menos alegre. Hay lo que podr¨ªamos llamar cierta contenci¨®n, pero eso no quiere decir, claro, que no tenga tambi¨¦n alg¨²n lujo. S¨®lo que quiz¨¢ est¨¦ en una l¨ªnea m¨¢s escueta que mis libros anteriores.? ?A m¨ª?, termina, ?lo que en realidad me gusta es no hacer nada. Por eso creo que mi poes¨ªa es escasa. S¨ª, lo que me gusta es no hacer nada, ir al mar, ver la juventud que se ba?a... Esto es lo que tengo que decir. Y quiz¨¢ sobra, porque lo que ten¨ªa que decir ya est¨¢ en mis libros ?.
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