Incertidumbre sobre el desenlace de la crisis portuguesa
El presidente Ramalho Eanes acept¨® ayer la dimisi¨®n del Gobierno presidido por Carlos Mota Pinto. El jefe del Estado inicia esta ma?ana los contactos con los representantes de los partidos para encontrar una soluci¨®n a la crisis. Mientras tanto, el Gobierno dimisionario se mantiene en funciones.
El comunicado lac¨®nico de la presidencia, publicado a principios de la tarde, tuvo el m¨¦rito de tranquilizar el ambiente pol¨ªtico. Las declaraciones del primer ministro, la actitud expectante de la Asamblea de la Rep¨²blica y el per¨ªodo de veinticuatro horas de reflexi¨®n que el presidente Eanes se otorg¨® antes de anunciar el cese del primer ministro, dieron lugar a una aut¨¦ntica ?guerra de nervios?, a la que no faltaron los habituales ingredientes militares.Con la toma de posici¨®n firme del presidente Eanes, est¨¢ clara su voluntad de respetar los tr¨¢mites constitucionalmente previstos: consulta con los partidos sobre la salida de la crisis y nueva reuni¨®n del Consejo de la Revoluci¨®n, en caso de plantearse la cuesti¨®n de la disoluci¨®n del Parlamento. Nada, pues, de decisi¨®n precipitada: la semana que viene la reuni¨®n normal del Consejo de la Revoluci¨®n est¨¢ prevista para el viernes y no es probable que la disoluci¨®n del Parlamento, que algunos sectores presentan como inevitable e imprescindible, pueda ser decidida antes.
Si se atiende a la composici¨®n actual del Parlamento, el Partido Socialista tiene raz¨®n de afirmar que apenas un tercio de los diputados es favorable, incondicionalmente, a la disoluci¨®n. El Partido Comunista y lo que queda del grupo parlamentario del PSD, amputado de m¨¢s de la mitad de sus miembros, y a¨²n as¨ª, estos dos partidos divergen totalmente sobre la cuesti¨®n del Gobierno que deber¨¢ dirigir el pa¨ªs durante los noventa d¨ªas de plazo que distan entre la disoluci¨®n y las nuevas elecciones.
El CDS, hasta hace poco opuesto a nuevas elecciones, las acepta ahora, pero con la condici¨®n de un previo acuerdo de coalici¨®n con los socialdem¨®cratas, condici¨®n que Sa Carneiro rechaza en principio y que est¨¢, de todas maneras, pendiente de la decisi¨®n del congreso de este partido, que se celebrar¨¢ a partir del 15 de este mes.
Finalmente, los socialistas, que afirman ahora que ?encarar¨¢n siempre las elecciones anticipadas como la forma m¨¢s aut¨¦ntica de consulta popular?, y que no volver¨¢n al Gobierno antes de las elecciones, han dado a entender ya que su preferencia va hacia la formaci¨®n de un Gobierno independiente de pacificaci¨®n, con apoyo parlamentario mayoritario, aunque no figuren en ¨¦l representantes directos de los partidos.
El Consejo de la Revoluci¨®n, pieza clave
Finalmente, la disoluci¨®n del Parlamento debe ser autorizada por el Consejo de la Revoluci¨®n. Una presunta mayor¨ªa de consejeros opuestos a la disoluci¨®n, que tendr¨ªa el apoyo del presidente Eanes y de la alta jerarqu¨ªa de las fuerzas armadas, es el nudo de la crisis. Despu¨¦s de la agitaci¨®n levantada alrededor del proyecto de amnist¨ªa, y que est¨¢ lejos de haberse disuelto, los mismos sectores civiles y militares que defendieron entonces las prerrogativas exclusivas del Consejo de la Revoluci¨®n en materia militar est¨¢n ahora empe?ados en sacar adelante la tesis que la mayor¨ªa de izquierda en el seno del supremo ¨®rgano pol¨ªtico-militar es el ¨²nico estorbo que puede impedir al presidente Eanes cumplir su deseo de disolver el Parlamento y acabar con la ?mayor¨ªa de izquierda? civil.El diario derechista O Dia publicaba en su edici¨®n de ayer una carta, atribuida al teniente coronel (en servicio activo) Casanova Ferreira, invitando a sus ?compa?eros de armas? a exigir la sustituci¨®n de los consejeros que ?liquidaron una naci¨®n enorme y se preparan a hacer lo mismo con el santuario peninsular?.
Este desaf¨ªo da la medida de las presiones que se ejercen actualmente sobre el presidente Eanes para obligarlo a anular lo que queda de poder al Consejo de la Revoluci¨®n. Pero no son ¨²nicamente militares los que quieren convencer a Eanes de la necesidad de abandonar su actitud de estricto respecto de las normas constitucionales. Los editorialistas del diario A Capital y del semanario O tempo, con argumentos diversos, estimaban ayer que no bastaban nuevas elecciones para resolver la crisis: el primero considera ?autosuicidio pol¨ªtico? del presidente la aceptaci¨®n de la dimisi¨®n de Mota Pinto, para el cual pide, por el contrario, plenos poderes para llevar a cab¨® su acci¨®n patriota. El segundo solicita poderes constitucionales y un mandato de cuatro a?os, a confirmar por v¨ªa de refrendo, para el futuro Parlamento (que, seg¨²n la Constituci¨®n, debe limitarse a completar la actual legislatura, es decir, hasta 1980).
La decisi¨®n tomada ayer por el presidente Eanes demuestra una vez m¨¢s que el jefe del Estado no est¨¢, de momento, dispuesto a ceder a estas presiones. Pero queda el problema de asegurar el Gobierno del pa¨ªs, al menos durante tres o cuatro meses.
La soluci¨®n que permita constituir un nuevo equipo completo, con o sin la presidencia de Mota Pinto, puede merecer el apoyo de los socialistas y de una mayor¨ªa parlamentaria que haga innecesaria la disoluci¨®n del Parlamento. Pero est¨¢ tambi¨¦n claro que las fuerzas que contribuyeron a la radicalizaci¨®n de la situaci¨®n har¨¢n todo lo posible para evitar la calma.
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