Separaci¨®n y divorcio

No acabo de salir de la sorpresa que me han producido estas palabras de Pedro Gonz¨¢lez Botella, secretario t¨¦cnico del Ministerio de Justicia, dichas para EL PA?S del 1 de junio:?La Iglesia reconoce la potestad de legislar del poder civil. ?

Opino que el principio es cierto. Pero en tanto en cuanto dicho poder se ajuste a las leyes naturales y divinas. La potestad de reconocer derechos por la Iglesia est¨¢ limitada por el autor de dichas leyes, que, para un creyente, es Dios. La Iglesia no es creadora ni autora, sino depositaria, defensora, predicadora de dichas leyes.

Ahora bien, la ley que regula la indisolubilidad del matrimonio es de derecho natural y divino, y para un cristiano, clara y expl¨ªcitamente impuesta en el Evangelio. Por tanto, la Iglesia, por mucho poder delegado que tenga, por mucho poder delegante que goce, no puede ir contra leyes naturales y divinas y evang¨¦licas. Mal podr¨¢ ?reconocer? derechos de legislar a sociedades civiles contra leyes naturales y divinas, si ella misma no tiene derecho sobre ellas.

?Nueva torre de Babel, antes de confusi¨®n de lenguas, ahora de pensamientos? ?Una vez m¨¢s vamos a caer los espa?oles en ?esta ¨¦poca de laxitudes comprensivas ? de que nos habla Cam¨®n Aznar?

Prefiero pensar que el se?or Gonz¨¢lez Botella, que est¨¢ en un puesto de tanta importancia y responsabilidad, ha sido v¨ªctima de una mala interpretaci¨®n del periodista.

Tambi¨¦n veo confusi¨®n en las palabras ?separaci¨®n? y ?divorcio?, tan tra¨ªdas en dicho art¨ªculo. Siempre he cre¨ªdo, sin alargarme en m¨¢s aclaraciones, que la separaci¨®n no da derecho a nuevas nupcias, pero s¨ª el divorcio. Tomar indistintamente una palabra u otra trae, adem¨¢s, confusi¨®n de pensamientos.