Bob Dylan: "El arte es el movimiento perpetuo, de la ilusi¨®n"
Ma?ana, lunes, aparecer¨¢ en Espa?a un doble elep¨¦ de Bob Dylan grabado en vivo durante sus actuaciones en el Budokan de Tokio. En ¨¦l se recogen las nuevas versiones que de sus himnos de siempre realiz¨® Dylan el a?o pasado, componiendo un disco sorprendente en que lo antiguo surge del pasado (que no existe) sin nostalgia. Dylan cierra con ¨¦l los a?os setenta y se lanza al juego de los ochenta. Con este motivo ha elaborado el siguiente reportaje
?Renaldo est¨¢ oprimido. Est¨¢ oprimido por el mero hecho de haber nacido. No sabe qui¨¦n es en realidad.? Rolling Stone, febrero de 1978. Entrevistador: Jonathan Cott.?Permitimos que nuestro pasado exista. Nuestra credibilidad yace en nuestro pasado, pero, en el fondo de nuestra alma, ese pasado no existe. El pasado existe en funci¨®n del futuro, pero ?tenemos un futuro? ?No? Pues bien, en esa misma forma no tenemos pasado.?
Budokan comienza con Mr. Tambourine Man. Era 1965 y un a?o antes Dylan hab¨ªa sido golpeado por la versi¨®n que los Animals realizaron de The House of the Rising Sun (La casa del sol naciente), una canci¨®n tradicional adaptada por ¨¦l mismo para el campestre y politizado esp¨ªritu folkie que entonces dominaba las calles y los lugares de encuentro del Greenwich Village neoyorquino. Y Dylan aceler¨®, recuper¨® parte de sus comienzos de joven conjuntero en Minnesota y lanz¨®, en el curso de poco m¨¢s de un a?o, tres ¨¢lbumes tremendos: Bringing it all bach home (1965), Highway 61 revisited 1965) y Blonde on blonde (1966).
En estos discos Dylan pudo plasmar por primera vez exactamente aquella m¨²sica que llevaba en la cabeza.
S¨®lo que ahora no es el comienzo de la psicodelia y Mr Tambourine man es un hombre al que conocemos todos y que ya no es underground: es un ni?o, una canci¨®n, un ritmo vivo y nuevo que naci¨® en el oscurantismo de unos sesenta que habr¨ªan de contemplar, muy a su pesar, demasiados cambios. Mr. Jones entraba en la Balada para un hombrecillo (Balad for a thin man) y no entiende nada, porque algo est¨¢ pasado y no sabe qu¨¦ es. Ahora, catorce a?os m¨¢s tarde, Mr. Jones s¨ª sabe lo que estaba pasando y no le gusta y ha escrito a un peri¨®dico denunciando el uso de drogas alucin¨®genas entre la juventud.
Y tratas de ser como t¨² mismo, y todo el mundo quiere que seas como ellos, para poder silbar mientras t¨² trabajas como un negro (Maggie's farm). Y al final, un completo desconocido sin direcci¨®n: Like a Rolling Stone.
Pero ahora son los setenta.
?Los setenta son un per¨ªodo de reconstrucci¨®n tras la sangre de los sesenta, eso es todo. En los ochenta, todo aquel que quiera hacer algo habr¨¢ de mostrar sus cartas. No ser¨¢ posible retirarse del juego de los ochenta.?
Los sesenta: guerra fr¨ªa, cochinos en bah¨ªas. la muerte de un presidente y de un rojo fusilado, los negros se rebelan, el teatro sale a la calle junto a esos negros que ahora son panteras cuando unos buenos chicos alqu¨ªmicos hacen rondas de amor y la universidad estalla en la vieja Europa. Todo eso y los Beatles, o Hair, o los Brincos, o Monterrey.
Los setenta y un porro del que ya todos fuman y es Intelectual porque son nuevos mundos y todo, todo, todo languidece.... hasta que unos guarros quincea?eros deciden montar su tinglado y algo pasa, pero no sabes qu¨¦ es, ?Verdad Mr. Jones??El rock and roll acab¨® con Phil Spector. Acab¨® en 1959, ahora es una imitaci¨®n, podemos olvidarlo.?
Pero ¨¦l no lo olvida, el artero, c¨ªnico, astuto. Y en este disco, en aquella gira, Dylan bailaba tambi¨¦n entre alfileres y hac¨ªa varios reggaes (Don't think twice it's allright o Knockin' on heavens door) o se pon¨ªa en plan country, o duro y contundente (Ballad of a thin man, por ejemplo). Pero todo ello renovado, como en un sue?o donde las caras pueden cambiar de voces y los rostros de sonrisas: distintas e iguales.
?Creo en la vida, no en esta vida?, o ?estoy seguro d e mi sue?o. Yo vivo en mis sue?os, no vivo en el mundo real?.
Dylan siempre ha vivido en su mundo despierto. Cuando el cl¨ªmax pol¨ªtico preestallido de las revueltas en Estados Unidos (1965), Dylan se vuelve al odiado rock and roll, a hacer m¨²sica comercial y vendida con un grupo el¨¦ctrico. M¨¢s tarde, cuando era el rey del surrealismo en canci¨®n y en plena era psicod¨¦lica, Dylan saca Nashville Syline (1969), un ¨¢lbum country, nada ¨¢cido, y en el que incluso canta Johnny Cash. Cuando todo el mundo anda deprimido (1975), Dylan graba un elep¨¦ absolutamente paranoico y obsesivo: Blood on the tracks. Cuando lo obsesivo y paranoico ha sido aceptado, Dylan saca un album con coro de ni?as y un gran grupo detr¨¢s. Y monta una gran gira mundial tras el fracaso comercial de su pel¨ªcula de cuatro horas Renaldo y Clara, y en esa gira no canta m¨¢s que tres canciones de su nuevo y rutilante ¨¢lbum. Y ahora acaba de grabar un disco con la colaboraci¨®n del guitarrista y el bater¨ªa de Dire Straits, el m¨¢s extra?o fen¨®meno del a?o pasado.
?Arte es el movimiento perpetuo de la ilusi¨®n. El m¨¢s alto prop¨®sito del arte es inspirar.?
1966. ?Entonces tuve un terror¨ªfico accidente de moto... y hasta un a?o despu¨¦s de que ocurriera no le daba la importancia que realmente ten¨ªa. Quiero decir que yo hab¨ªa pensado que iba a levantarme y hacer aquello que hac¨ªa antes, muy sencillamente.... pero no pude volver a hacerlo m¨¢s.? Rolling Stone, 1968. Jan Wenner.
Pero ha hecho otras cosas. Su mujer pidi¨® el divorcio, alegando que Dylan se enfurec¨ªa y estaba paranoico. El, por su parte, explica que su cantante favorita es la egipcia (ya fallecida) Om Kalsoum, y su director de cine, Luis Bu?uel. Y sabe lo que dice, ya que remonta los or¨ªgenes de su forma de cantar a los derviches danzantes o a los cantos sufis bien que por intermedio de Leadbelly, bluesman y maldito. ?Hay que ser vulnerable para permanecer sensible frente a la realidad?.
Y todo esto en un mundo de tel¨¦fonos sin hilos y cabinas indestructibles. La gente anda arrebatada y ? los americanos est¨¢n echados a perder, esperan que el arte sea como un papel pintado, sin esfuerzo, solamente ha de estar ah¨ª?, y Bob Dylan realiz¨® hace ya un a?o un disco de rock en vivo, aunque el rock haya muerto. Y recupera el pasado en sus versiones, aunque el pasado no exista, y su ego le acaricia, aunque el ego no tenga sentido, y crea en el orden, aunque una vez escribiera: ?Yo acepto el caos, pero no estoy seguro de que ¨¦l me acepte a m¨ª.? Bob Dylan, Bringing it all hack home, 1965.
Babelia
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