Un narrador ecuatoriano
Pese a su juventud, la obra publicada por Alfonso Barrera es nutrida: tres libros de poemas editados con antelaci¨®n a su primera novela, cuyos t¨ªtulos son harto significativos: Latitud un¨¢nime, Testimonio y Del solar y del tr¨¢nsito. Posteriormente, estos tres libros se funden en su antolog¨ªa po¨¦tica Tiempo secreto. A ello hay que sumarle sus aportes a la literatura teatral, como su actividad personal de divulgador de la cultura de su patria. Y en el terreno de la novela, aquella Dos muertes en una vida, y esta, de tan amplia resonancia en Hispanoam¨¦rica y en Espa?a, Heredar¨¢s un mar que no conoces y lenguas que no sabes.Como se advierte en tantos novelistas, en Barrera Valverde la poes¨ªa es causa, g¨¦nesis de su acci¨®n presente, pues en el principio fue la poes¨ªa y la poes¨ªa era su vida. El principio pertenece a la poes¨ªa, a la creaci¨®n y a su posibilidad operante, que es el verbo. Cuando nos internamos en el fondo enigm¨¢tico de una novela, si pretendemos regresar con cierto acopio de datos acerca de su verdad, es menester que apelemos a los auxilios de la hermen¨¦utica, de la interpretaci¨®n, adem¨¢s del an¨¢lisis del repertorio de ideas que delatan la est¨¦tica, como la metaf¨ªsica impl¨ªcita en el autor. Por otra parte, las criaturas que fragua el novelista, los personajes, pueden comportarse como personas, esto es, como seres reales que transmiten los m¨¢s entra?ables vaivenes de las ideas y de los sentimientos de su creador.
Alfonso Barrera Valverde
Heredar¨¢s un mar que no conoces y lenguas que no sabes. Editorial Novelas y Cuentos. Madrid. 1978
Barrera Valverde no reconoce el influjo de ning¨²n escritor, en especial sobre su quehacer de escritor. En un a primera ¨¦poca no niega su admiraci¨®n hacia Jorge Carrera Andrade, corno la proyect¨® posteriormente hacia una pl¨¦yade de poetas y escritores universales, entre los que denuncia a Milozs, Valery, Duhamel o Claudel. Esto en cuanto a la poes¨ªa. Respecto de la novela las gravitaciones de otros autores sobre la obra de Barrera Valverde son m¨¢s difusas. Lo cierto, apoyado por el propio pensamiento del novelista, es que su obra anterior no fue otra cosa que la preparaci¨®n de esta novela que comentamos, y que sus a?os de vida, la del autor, no hab¨ªan transcurrido m¨¢s que para ese fin.
Barrera Valverde es ecuatoriano desde la ra¨ªz, y su preocupacion por la condici¨®n humana y social de su pueblo es tan honda como para hacerle confesar que su dolor mayor, como escritor, ser¨ªa que sus compatriotas no reconocieran al Ecuador en su novela, porque ¨¦l, Barrera, no es sin Ecuador.
Pero la preocupaci¨®n humana y social de su patria no significa que se pueda encasillar a su literatura en los moldes realistas como de ideolog¨ªa social. La literatura de Barrera Valverde sobrepuja estos moldes, pues lo que en ella se intenta, en cuanto el escritor es instrumento y portavoz de los anhelos intrahist¨®ricos de su pueblo, es realizar una exploraci¨®n de su alma y de sus angustias metafisicas.
Tradici¨®n popular de universalidad
La primera impresi¨®n que recibe el lector de Heredar¨¢s un mar..., refiere a que se trata de una novela regionalista. Si entendemos este vocablo en la acepci¨®n de esa tendencia literaria que describe e interpreta los diversos aspectos de un determinado lugar de la tierra y de sus gentes, esta impresi¨®n no est¨¢ totalmente desacertada. Sin embargo, lo regional no limita a lo metafisico en la novela de Barrera Valverde. Es evidente que en ella se describe el contorno, las laderas del ande donde se incrusta el pueblo. Es notorio que nos proporciona una idea de las formas de sus calles y de sus gradas de acceso al caser¨ªo, sin olvidar los detalles de la condici¨®n humana y social del pueblo protagonista. Mas tambi¨¦n es evidente que por dentro de estos indicios, que son veraces y a los que el autor no esquiva, el sentido de la novela lo trasciende porque apunta hacia otra magnitud del estar y del ser en el tiempo y lugar del Ecuador. Es esa magnitud interiorista que le otorga su matiz a determi nada forma del existir de sus hombres y de sus pueblos, y cuyos cimientos se identifican con sus ideas at¨¢vicas, con sus sentimientos alimentados por su tradici¨®n. En suma, es esa manera colectiva de en frentar el tiempo hist¨®rico convencional con otro tiempo m¨¢s lento surgido de la relaci¨®n de la subjetividad con el alma de la tierra. De las criaturas de esta novela de Barrera Valverde brota el sentimiento dram¨¢tico del existir. Pero ¨¦ste no adquiere un modo espectacular, sino ensimismado y solitario. El hombre de la regi¨®n andina es un drama humano itinerante. Y aqu¨ª no se trata de construir una frase, porque su drama se traduce en la agon¨ªa de optar entre dos tiempos: el de su intrahistoria o el de la historia del mundo.
Cuando se habla del sentimiento dram¨¢tico de la existencia, ello mueve a extra?eza entre aquellos que a¨²n no han recibido la revelaci¨®n del verdadero sentido de su estar y ser en el mundo. Observan c¨®mo transcurre la historia cotidiana con la actitud de meros espectadores, esto es, lejos del punto protag¨®nico, porque est¨¢n persuadidos de que ellos no participan de la historia. Uno se apercibe de la dramaticidad que anida en la persona humana porque su existencia es un mu?¨®n de tiempo y porque ¨¦ste nunca le alcanza para ser. Y uno se apercibe, adem¨¢s, por la mirada de atenci¨®n que dirige sobre su propia interioridad solitaria y por la soledad raigal que se descubre en el fondo de la mirada de los otros. Por fortuna todav¨ªa en nuestro tiempo se escriben poemas y novelas que descorren el enga?oso velo levantado por el realismo ingenuo, ese que incita a actuar en el mundo como si Dios no fuese necesario.
Para quien sepa leer entre l¨ªneas, esta novela de Barrera Valverde, se lee con los ojos h¨²medos, y no porque el autor apele a recursos melodram¨¢ticos, sino por lo que dicen y, sobre todo, por aquello que callan sus personajes, por lo que resignan y son capaces de renunciar. Estos entes de ficci¨®n nos descubren sus verdades humanas amasadas junto a la tierra, que adquiere para ellos el valor de un s¨ªmbolo sagrado.
Se trata de la recreaci¨®n de v¨ªdas dram¨¢ticas que denuncian la tristeza secular de un pueblo que existe y muere para adentro. Por ello son personajes de escasas como lentas palabtas. Parecen tallados con el silencio, y en ¨¦ste se halla el origen, el principio de la palabra, de manera que se explica el aura enigm¨¢tica que los envuelve. Las palabras, ontol¨®gicamente hablando, encubren y revelan el ser al mismo tiempo. ?C¨®mo es posible esta simultaneidad? Cuando uno nombra, nombra lo enigm¨¢tico. Porque s¨®lo revelan s¨ªmbolos, no entidades. Hay miradas silenciosas que valen un poema.
Los personajes de la novela de Barrera Valverde son decididores de sus vidas subterr¨¢neas, de esas recibidas de sus antepasados. Se explica, pues que sus actitudes dominantes se correspondan con el silencio y con el lenguaje de las miradas, rasgos salientes en el coya, el cholo o el habitante de las laderas andinas. En las grandes urbes ese esp¨ªritu se difumina, sobran las palabras y los gestos. Qu¨¦ temple, que valor se necesita para existir mor¨¢ndose continuamente hacia adentro. Qu¨¦ temple de ¨¢nimo para sobrellevar una soledad que se tr¨¢nsmite de siglos.
Mama Zoila es el arquetipo sobre el que se apoya la estructura de esta novela de Barrera Valverde. Es el modelo del alma subterr¨¢nea de la raza que permite vivir en otra magnitud de tiempo subjetivo. Todos los personajes se mueven virtualmente dentro de un tiempo que no tiene relaci¨®n con el de las grandes urbes. Hemos advertido que es m¨¢s lento y se mueve vecino al tiempo de las plantas, de los grandes ¨¢rboles o de las piedras. En estos pueblos de las laderas se pierde la noci¨®n temporal, y una vida puede sentirse como un instante. De all¨ª que en un pasaje de la novela el hijo, que ha estado ausente por a?os, regresa al hogar. La madre le dice: ??C¨®mo tardaste en volver??, y ¨¦l le responde: ??He demorado mucho mam¨¢? ?Cu¨¢nto cree que tard¨¦??. Y la madre: ?Casi una vida, pero ya me parece que es un par de d¨ªas. ?
Heredar¨¢s un mar que no conoces..., de Alfonso Barrera Valverde, nos sit¨²a ante una novela en cuya entramada prosa se entrecruzan la metaf¨ªsica del alma subterr¨¢nea del hombre ecuatoriano y la poes¨ªa. La poes¨ªa se advierte impl¨ªcita en el lenguaje y en los recursos imaginativos y metaf¨®ricos empleados por el autor. Como es sabido, la posibilidad de la poes¨ªa consiste en llevar lo oculto a la superficie.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.