Una muestra de gratitud
El homenaje que el mundo del arte le ha tributado a Juana Mord¨® supone una muestra de agradecimiento, un testimonio de cari?o y, ante todo, el reconocimiento p¨²blico de su papel fundamental como marchand. En Espa?a, otro gallo nos cantar¨ªa si hubiese habido m¨¢s de una Juana Mord¨® promocionando los nuevos valores de nuestra cultura. Ella fue uno de los art¨ªfices del renacimiento art¨ªstico que se produce en torno a 1960. Fue, y sigue siendo, un s¨ªmbolo vivo de ese renacimiento. Pero, sobre todo, Juana es uno de nuestros pocos marchands en el sentido total de la palabra: no un simple comerciante sino, como ella misma dijo en una ocasi¨®n, alguien que ?ama el arte, los artistas, el ambiente, el riesgo y la sorpresa?; alguien que hace un poco de madre de los artistas, de consejero de los cr¨ªticos y de detectador incansable de escondidos talentos. Nunca se insistir¨¢ bastante en el papel de ese g¨¦nero de marchands capaces de demostrar que lo m¨¢s nuevo es lo m¨¢s comercial, capaces de apasionarse por lo que se traen entre manos, capaces de contagiar esa pasi¨®n a los dem¨¢s. Ejemplos como los de Vollard, Kahnweiler, Peggy Guggenheim, Pierre Loeb, Denise Ren¨¦, Daniel Templon, entre otros muchos, demuestran que las biograf¨ªas de aquellos que comercian con la pintura pueden llegar a ser tan fascinantes como las de sus pintores. Esos y otros marchands de altura ocupar¨¢n un lugar privilegiado en los manuales de historia del arte, y lo mismo podemos decir, a escala espa?ola, de Juana Mord¨®.Aparece Juana en escena, en la escena cultural madrile?a, a mediados de los a?os cuarenta. Quien estudie las iniciativas orsianas, quien reconstruya el clima de los La¨ªn y compa?¨ªa, quien se entretenga en repasar la historia de las tertulias de esos a?os, encontrar¨¢ repetidas veces su nombre. La intervenci¨®n decisiva de Juana empieza a finales de los cincuenta, cuando Aurelio Biosca le encomienda la direcci¨®n de su sala de arte, en la calle de G¨¦nova. All¨ª se revela como una extraordinaria promotora del arte de vanguardia, de lo que hoy conocemos como ?generaci¨®n del cincuenta ?. El Paso ser¨ªa la mejor apuesta de la futura galerista. Su carrera se afianza definitivamente cuando, en 1964, se establece en su local de Villanueva, 7. Fue constituyendo, a partir de entonces, la mejor cuadra del pa¨ªs, con los nombres que ya hab¨ªan expuesto en Biosca. Entre los pintores que tuvo en exclusiva citemos a Saura, Millares, Guerrero, Z¨®bel, Torner, Sempere, Carmen Laff¨®n, Rueda, Antonio L¨®pez Garc¨ªa, Julio L¨®pez Hern¨¢ndez, Lucio Mu?oz, Canogar, Rivera, Bonifacio y un largo etc¨¦tera. ?Exponer en Juana? lleg¨® a convertirse en la meta de todo pintor medianamente ambicioso.
Desarroll¨®, por otro lado, una inteligente labor fuera de nuestras fronteras, afianz¨¢ndose el nombre de su galer¨ªa a escala internacional y, aunque hoy muchos de los nombres que promocion¨® se encuentren vinculados a otras empresas, no ha disminuido el nivel de actividad de la veterana galer¨ªa de Villanueva, 7.
Para los que hemos entrado en escena en fechas relativamente recientes, la historia de Juana Mord¨® tiene, sin duda, otras connotaciones que para sus coet¨¢neos. A finales de los sesenta y comienzos de los setenta, segu¨ªa siendo, su galer¨ªa, lugar obligado de cita y punto de referencia fundamental. Sin embargo, en la medida en que toda generaci¨®n tiende a institucionalizarse, Juana Mord¨® era tambi¨¦n para nosotros -como pod¨ªa serlo el museo de Cuenca- una de las principales instituciones de las generaciones que nos preced¨ªan. Otras galer¨ªas, otros marchands, hubo que pretendieron ser su equivalente en relaci¨®n a tendencias nuevas. Desgraciadamente, ninguno de ellos ha tenido ni el olfato, ni la capacidad, ni la tenacidad de Juana. Ning¨²n otro marchad ha vuelto a hacer por una generaci¨®n de pintores lo que ella hizo por la suya.
Ella misma ha intentado renovarse, abrir sus puertas a nuevos aires, hacer frente a la crisis como debe hacerse, tir¨¢ndose hacia adelante y no escondiendo la cabeza. En mi opini¨®n, y para ser sincero, a¨²n en esta hora de homenajes, aqu¨ª es donde Juana no siempre ha acertado; aqu¨ª es d¨®nde el presente no es tan glorioso como el pasado. Pero tampoco Juana ha dicho la ¨²ltima palabra, y est¨¢ claro que en una situaci¨®n galer¨ªstica tan desalentadora como la actual, no s¨®lo ser¨ªa posible, sino que seria deseable, que Juana Mord¨® volviera a dar una lecci¨®n de valent¨ªa y olfato a todos aquellos que, por incapacidad, timidez o falta de medios, no han sabido recoger la antorcha.
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