S¨®lo cinco pa¨ªses monopolizan los mercados internacionales
La soja llega a todos estos pa¨ªses pr¨¢cticamente desde los mismos puntos de origen. Estados Unidos, Argentina, Brasil, Paraguay y Canad¨¢ monopolizan los mercados internacionales, creando una ?tir¨¢nica dependencia? en los mercados de destino.En el caso de Espa?a, el Ministerio de Agricultura pretende suavizar esta dependencia potenciando los pastos (menor consumo) y la tecnolog¨ªa de cultivo (mayor producci¨®n). Mientras tanto, el director de la Asociaci¨®n Americana de la Soja en el pa¨ªs, Edward Qui?ones, manifestaba hace poco m¨¢s de dos meses en una rueda de prensa que Espa?a probablemente aumentar¨ªa en 1979 sus importaciones de soja norteamericana (en 1978 se importaron 2,1 millones de toneladas) para atender las necesidades de las dos nuevas plantas de molturaci¨®n que se inauguran este a?o.
China, la gran esperanza americana
El se?or Qui?ones, sin embargo, asegur¨® que adem¨¢s de mantener los mercados tradicionales, el futuro de la soja americana est¨¢ ahora en el Oriente Medio y en el norte de Africa, sin olvidar a China, con quien su pa¨ªs mantiene relaciones diplom¨¢ticas desde principios de este a?o.
Tras unos a?os de claro retroceso econ¨®mico y de luchas pol¨ªticas internas, China se propone ser antes del a?o 2000 un poderoso pa¨ªs socialista, moderno y desarrollado. Y la pol¨ªtica de su Gobierno, para alcanzar estos objetivos, empezar¨¢ por la potenciaci¨®n de la agricultura en todos sus aspectos y del comercio exterior. Esta circunstancia augura la hegemon¨ªa norteamericana como exportador de soja a¨²n durante muchos a?os.
Seg¨²n cifras facilitadas hace d¨ªas por la publicaci¨®n Oil World, la disponibilidad neta de haba de soja para esta temporada ser¨¢ de unos 27,37 millones de toneladas, lo que supone 3,2 toneladas m¨¢s de las previstas para la exportaci¨®n, frente a los 1,7 millones de la temporada pasada. La disponibilidad para la exportaci¨®n del ?gran gigante? norteamericano es de 23,4 millones; Argentina, 2,6; Brasil, uno; Paraguay, 300.000 toneladas, y el resto de los pa¨ªses, 70.000 toneladas. Debido a un descenso en la demanda mundial de haba de soja y a un incremento en la producci¨®n suramericana, las existencias de EEUU se incrementar¨¢n en 5,17 millones de toneladas. Tanto Argentina como Estados Unidos esperan para este a?o sus respectivas cosechas r¨¦cord, seg¨²n informaciones facilitadas recientemente por las agencias internacionales de noticias, lo que deber¨ªa suponer, al menos, un estancamiento en los precios.
Dependencia multinacional
?C¨®mo colonizan estos gigantes a los pa¨ªses consumidores? ?C¨®mo ha llegado Espa?a a depender de ellos, especialmente de Estados Unidos? Una r¨¢pida mirada a la historia nos ayudar¨¢ a comprender mejor.
Los primeros, intentos para producir la soja en Espa?a se registran en 1917, pero no fructifican por culpa de una rudimentaria tecnolog¨ªa (incapaz de adaptar las caracter¨ªsticas de esta leguminosa a las condiciones clim¨¢ticas del suelo espa?ol) y de la argumentaci¨®n de los t¨¦cnicos (americanos preferiblemente) de que el cultivo de la soja no se dar¨ªa bien en Espa?a. Sin duda, razones ambas perfectamente utilizadas por los intereses exteriores.
De este modo, en 1950 comienzan. las importaciones de envergadura. Aseguraba en este sentido el entonces ex vicepresidente norteamericano Humphrey, en su libro The cause in Mankind: ?Hace algunos a?os, los industriales de la soja persuadieron al Gobierno espa?ol a probar nuestro aceite de soja, concedido en el programa de ayuda alimenticia para la paz. R¨¢pidamente, las donaciones fueron reemplazadas por ventas en d¨®lares, y ahora Espa?a es uno de nuestros grandes compradores. ?
Las estrategias de diversificaci¨®n de las empresas multinacionales llevan, primero, a la importaci¨®n de tortas y refinados y, despu¨¦s, a la capitalizaci¨®n de plantas trituradoras, transformadoras de semillas y de molturaci¨®n que, junto con los procesos de comercializaci¨®n, cierran el ciclo de este producto.
En 1957, con d¨®lares americanos y el consentimiento oficial espa?ol, se crea el Consejo de la Soja, cuyo objetivo principal -entonces llamado divulgaci¨®n- fue introducir en Espa?a el nuevo concepto de nutrici¨®n animal, que pronto acabar¨ªa con los pastos y forrajes aut¨®ctonos y mixtificar¨ªa las razas animales del pa¨ªs; todo ello, en beneficio de ese nuevo producto, desconocido hasta entonces por los espa?oles: el haba de soja.
Reacci¨®n espa?ola
Debido a la conciencia creciente de las autoridades espa?olas en este sentido, en 1969 se crea la Comisi¨®n para el Cultivo de la Soja; el INIA descubre un inoculante espa?ol y, en general, se potencian todas las investigaciones. Pero en abril de 1974, a?o de m¨¢xima superficie de cultivo alcanzada, se liberaliza la importaci¨®n de harina de soja en el argumento de que sus precios hab¨ªan bajado a doce pesetas en el mercado mundial, cuando el a?o anterior se pagaba a cuarenta pesetas el kilo.
La gran estrategia de diversificaci¨®n, tanto de capitales como de actividad empresarial, que siguen en Espa?a las empresas multinacionales (v¨¦ase cuadro adjunto), dificultan seriamente cualquier tarea de localizaci¨®n de? capital exterior. En muchos casos, incluso, empresas sat¨¦lites mantienen relaciones de dependencia no financiera con las multinacionales; de este modo, muchos capitales que aparecen legalmente como suizos o brit¨¢nicos son, en realidad, trasvases norteamericanos o brasile?os.
El Gobierno espa?ol deber¨¢ tener muy en cuenta estos factores. La internacionalizaci¨®n de su econom¨ªa, la r¨¢pida penetraci¨®n de capitales extranjeros en sus sectores m¨¢s din¨¢micos o la instalaci¨®n preferencial de capitales americanos, son, sin duda, factores recesivos ante el futuro. ingreso del pa¨ªs en la CEE. Y as¨ª lo hace constar un estudio realizado por diez especialistas en prospectiva, pertenecientes a Documentaci¨®n francesa: ?Las agriculturas del norte de Espa?a y del sur de Francia son complementarias, y la amenaza espa?ola estar¨ªa circunscrita a la penetraci¨®n en Espa?a del gran capital.?
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