Borg, en la estela de los informales
Borg ha ganado para el tenis europeo la supremac¨ªa mundial. Borg, un tenista hecho sobre la tierra batida, ha derrotado sobre la hierba a los grandes monstruos del tenis americano actual. Desde que el tenis es un gran espect¨¢culo, solamente hab¨ªan ganado en una misma temporada Roland Garros y Wimbledon Budge Patty, en 1950; Tony Trabert, en 1955; Lewis Hoad, en 1956, y Rod Laver, en 1962 y 1969. Tanner, el hombre que tuvo que so?ar en un accidente de Borg para poder ganar la final, ha salido de Londres con el consuelo de haber recibido del propio presidente Carter esta frase de consuelo: ?Ha hecho usted honor a su condici¨®n de americano.? Para Borg el triunfo ha supuesto entrar en la estela de los inmortales.
Borg ha logrado casi todos los r¨¦cords posibles del tenis. Le falta, quiz¨¢, el m¨¢s preciado, el m¨¢s dificil, el Grand Slam; es decir, la victoria en los cuatro grandes torneos mundiales: Australia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Como hiciera Laver en 1969, Borg no ha podido todav¨ªa coronarse campe¨®n de Forest Hills. Es el ¨²nico objetivo que le queda por cumplir este a?o.En Wimbledon ha logrado su cuarto t¨ªtulo consecutivo, cosa que no suced¨ªa desde 1913, en que triunf¨® Wilding. La diferencia del r¨¦cord absoluto -cinco victorias de Dolierty de 1902 a 1906, y nueve en total- con el del sueco es notoria; en aquellos tiempos el campe¨®n se limitaba a defender en el partido final del a?o siguiente su t¨ªtulo. Se segu¨ªa el sistema de Challenge Round. La diferencia entre Doherty, Wilding y Borg es que ¨¦ste ha conquistado su cuarta corona inglesa a los veintitr¨¦s a?os. A Borg le ha faltado este a?o ganar el torneo sin perder un solo set, pero eso ya lo hizo en 1976, que fue cuando igual¨® con Chuck MacKinley, que lo hab¨ªa logrado en 1963, al igual que Trabert y Budge, en 1955 y 1938, respectivamente.
Para Borg todo su futuro como deportista est¨¢ centrado en engrosar lo que ya es uno de los cap¨ªtulos m¨¢s importantes de la historia del tenis. Borg ha recuperado para Europa la presencia ganadora en Wimbledon. La ¨¦poca dorada del tenis europeo fue la de los tres mosqueteros franceses: Lacoste, Cochet y Borotra, que se re partieron los t¨ªtulos desde 1924 a 1929, ambos inclusive. Desde que Drobny gan¨®, en 1954, hasta que Santana se proclam¨® campe¨®n, en 1966, solamente otro sueco, Kurt Nielssen, hab¨ªa podido ser finalista. La racha australiano-americana la rompi¨®, en 1973, Kodes, y Borg ha dejado en la vieja Europa una supremac¨ªa incontestable. La de su tenis, la del Ice Borg.
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