Por qu¨¦ la izquierda vasca apoya el estatuto del Guernica
Secretario general de EIA, partido integrado en Euskadiko EzkerraNo hay duda de que Euskadi es uno de los pa¨ªses m¨¢s conflictivos de Europa: donde m¨¢s huelgas generales pol¨ªticas se roducen y donde m¨¢s ha cuajado un determinado tipo de lucha armada, por ofrecer ¨²nicamente dos ¨ªndices. Pero conflictivo no es sin¨®nimo de revolucionario, pues, a la vez, la sociedad vasca -como la de Irlanda del Norte, por ofrecer un paralelismo- es una sociedad eminentemente conservadora. La lucha contra el centralismo, a la vez que motivo de radicalizaci¨®n pol¨ªtica, es causa de cohesi¨®n social en torno a la ideolog¨ªa nacionalista.
La falta de libertades nacionales y la justa reacci¨®n de rebeld¨ªa ante ella es una red que ahoga el desarrollo de una izquierda en el pa¨ªs, impidiendo que los trabajadores, la clase obrera, tengan el peso pol¨ªtico que corresponde a su peso social. Los vascos podemos ofrecer muchos ejemplos de grandes luchadores pol¨ªticos por la libertad, pero muy pocos de l¨ªderes sindicales o del movimiento ciudadano.
Caer en el juego de qui¨¦n es m¨¢s radical en la defensa de las libertades nacionales s¨®lo sirve para ocultar los enormes l¨ªmites de la propia izquierda. Si queremos construir una izquierda nueva que d¨¦ una respuesta v¨¢lida a los problemas que se plantean los trabajadores en nuestro pa¨ªs, hay que plantear una estrategia pol¨ªtica, pues la mera cr¨ªtica ideol¨®gica sirve de muy poco.
Una de las principales causas de la debilidad de la izquierda de Euskadi es la profund¨ªsima divisi¨®n existente, reflejo de la falta de homogeneizaci¨®n de una clase obrera dividida sociol¨®gica e ideol¨®gicamente entre aut¨®ctonos (la mayor¨ªa, a su vez, influidos por la ideolog¨ªa nacionalista burguesa) e inmigrantes (que conceden su voto mayoritariamente al PSOE).
A todo ello se a?ade que en nuestro pa¨ªs muy pocas veces se ha producido una lucha aut¨¦nticamente nacional, esto es, de todo el pueblo. Los carlistas, presentados en nuestra propia mitolog¨ªa nacional como luchadores por las libertades vascas, eran s¨®lo una parte de la poblaci¨®n, no mucho m¨¢s de la mitad. La otra mitad, los liberales, se inhib¨ªan de esa lucha. Durante todo el siglo XIX, hasta 1936, se reproduce esta divisi¨®n en la forma de nacionalistas contra socialistas. Tanto en un caso como en otro, estas divisiones pol¨ªticas atravesaban a toda la comunidad vasca, dividiendo a los trabajadores. Euskadi, pues, ha sido escenario de una lucha nacionalista, entre carlistas y nacionalistas, lucha radical y de masas. Pero muy pocas veces, salvo en 1936 -y haciendo abstracci¨®n de Navarra, fue una lucha nacional.
La f¨®rmula para desarrollar una izquierda vasca, para ElA como para Euskadiko Ezkerra, pasa por la creaci¨®n de un bloque popular que defienda las libertades nacio.nales, pero de manera que este bloque no hipoteque, sino todo lo contrario, el desarrollo de una lucha de clases en el seno de la sociedad vasca, ¨²nico medio para romper las barreras que separan a los distintos sectores del pueblo.
Hemos luchado y luchamos como el que m¨¢s por las libertades nacionales, pero del mismo modo que la derecha nacionalista no absolutiza su lucha por esas libertades, consideramos que la izquierda debe condicionar el modo de desarrollar su lucha en favor de ellas, a la estrategia que m¨¢s favorezca a los trabajadores y al avance hacia el socialismo.
En esta estrategia, el Estatuto de Guernica en cuanto proyecto apoyado por fuerzas nacionales y fuerzas estatales es una pieza fundamental. Adem¨¢s, las liberta des nacionales contempladas en el proyecto (integraci¨®n de Navarra, polic¨ªa aut¨®noma, normalizaci¨®n del euskera, conciertos, etc¨¦tera) permiten que en nuestro pa¨ªs se cree un ambiente favorable al desarrollo de la lucha de clases, susceptible de que los grandes problemas que agobian a los trabaja dores (en primer lugar, el paro) pasen a un primer plano con la urgencia y gravedad que entra?an.
El fracaso del Estatuto de Guernica por el rechazo de UCD cortar¨ªa en nuestro pa¨ªs las posibilidades de transformaci¨®n. Euskadi, por su conocida capacidad combativa, en la punta de lanza de la lucha de los pueblos del Estado por la profundizaci¨®n de la democracia y el socialismo, podr¨ªa generar inmediatamente un proceso acelerado de acci¨®n-represi¨®n que posibilitar¨ªa, quiz¨¢, el conducirnos a la larga hacia la independencia. Pero dudo mucho que nos conduzca al socialismo, en la medida en que este proceso, l¨®gicamente, congela las contradicciones internas -y la lucha de clases- en el seno de la sociedad vasca.
Una ¨²ltima raz¨®n de por qu¨¦ Euskadiko Ezkerra apoya el Estatuto de Guernica es el internacionalismo, la solidaridad entre los pueblos que ha de presidir cualquier estrategia de la izquierda. Mientras el resto de la izquierda abertzale propone la negociaci¨®n directa entre el Gobierno central y Herri Batasuna o ETA (m) -o eso tan parad¨®jico de la reintegraci¨®n foral, esto es, la vuelta a la misma situaci¨®n jur¨ªdica de 1839-, Euskadiko Ezkerra plantea la lucha por la autonom¨ªa vasca enmarc¨¢ndola en el objetivo democr¨¢tico com¨²n de todos los pueblos del Estado por la democratizaci¨®n del aparato estatal, objeto de las leyes b¨¢sicas que deben desarrollar la Constituci¨®n. El Estatuto de Guernica no representa s¨®lo una considerable democratizaci¨®n del aparato estatal (polic¨ªa, ense?anza, hacienda, etc¨¦tera) en Euskadi, sino que condiciona, tanto a los otros estatutos de autonom¨ªa como a las propias leyes b¨¢sicas de desarrollo constitucional, en la medida en que el Estatuto tiene el mismo rango jur¨ªdico de ley org¨¢nica que las propias leyes b¨¢sicas.
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