Las tensiones en el Gobierno dificultan la elaboraci¨®n del programa econ¨®mico
La presentaci¨®n de un programa econ¨®mico a las Cortes, prevista en medios gubernamentales para el pr¨®ximo d¨ªa 20, se encuentra seriamente comprometida en estos momentos como consecuencia de las tensiones existentes en el seno del equipo econ¨®mico, varios de cuyos titulares consideran en estos momentos la posibilidad de presentar su dimisi¨®n en caso de que el documento remitido al Parlamento no cuente con la aceptaci¨®n de todos los miembros del Gabinete. Fuentes solventes consultadas por EL PAIS han constatado un agravamiento de las dificultades en estos ¨²ltimos d¨ªas, concretadas, sobre todo, en la un¨¢nime oposici¨®n de los titulares econ¨®micos a la gesti¨®n del vicepresidente Fernando Abril.
Las tensiones tienen, al parecer, su origen en la actitud del se?or Abril al frente de los asuntos econ¨®micos del Gobierno, caracterizada por la constante imposici¨®n de sus criterios personales y una exacerbada cr¨ªtica a todos los integrantes del Gabinete. El punto ¨¢lgido de los enfrentamientos se produjo, al parecer, durante una reuni¨®n celebrada en la tarde del pasado lunes en el palacete de Castellana, 3, al t¨¦rmino de la cual al menos dos ministros reiteraron su dimisi¨®n al vicepresidente econ¨®mico. Varias fuentes consultadas coinciden en se?alar que el se?or Abril Martorell ha recibido en las ¨²ltimas dos semanas varias cartas de dimisi¨®n de ministros y altos cargos de la Administraci¨®n, a las que ni siquiera ha contestado.Seg¨²n fuentes pr¨®ximas a los departamentos econ¨®micos, la paralizaci¨®n de la actividad ministerial es altamente preocupante y se ha producido como consecuencia de la falta de indicaciones de la vicepresidencia econ¨®mica y su constante oposici¨®n a todo tipo de iniciativas. En medios de la Administraci¨®n se ha bautizado ya la costumbre de dejar pudrir los temas conflictivos como la t¨¢ctica Abril, consistente en propiciar una soluci¨®n dr¨¢stica de ¨²ltima hora, frecuentemente patrocinada en exclusiva por el propio vicepresidente.
Uno de los problemas m¨¢s acuciantes con que se enfrenta en estos momentos la Administraci¨®n es una grave carencia de liquidez. Como ejemplo de esta situaci¨®n, se puede mencionar que el pasado mes de junio la Seguridad Social no dispuso de fondos para abonar las pensiones correspondientes, a pesar de que el titular del departamento hab¨ªa planteado la necesidad de atender el problema de la falta de transferencias desde Hacienda en tres Consejos de Ministros sucesivos. Finalmente, una vez vencido el plazo reglamentario para iniciar el abono de las pensiones, fue necesario arbitrar una f¨®rmula de emergencia -escasamente ortodoxa-, impuesta por el vicepresidente Abril frente al criterio de la mayor parte de los ministros implicados. El origen de esta falta de liquidez en la mayor parte de los departamentos y organismos de la Administraci¨®n se debe al incumplimiento de las previsiones de recaudaci¨®n del Tesoro, no cuantificadas hasta el momento por el Ministerio de Hacienda, pero confirmadas por fuentes pr¨®ximas a este departamento. Esta falta de liquidez, unida al incremento del d¨¦ficit presupuestario sobre lo previsto, pueden generar importantes problemas de financiaci¨®n de los programas de la Administraci¨®n y de todo el sector p¨²blico en general. Ante esta situaci¨®n, la mayor parte de los ministros econ¨®micos mantienen una actitud opuesta a la del vicepresidente econ¨®mico, quien hasta el momento sustenta el criterio de resolver las situaciones extremas exclusivamente.
El proyecto de programa econ¨®mico que el Gobierno presentar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 20 est¨¢ concitando tambi¨¦n abiertas discrepancias entre los titulares de los departamentos econ¨®micos y Fernando Abril. Estas discrepancias se encuentran, al parecer, especialmente concentradas en la disparidad de criterios entre el ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Luis Leal, y el m¨¢ximo responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica gubernamental. El equipo de Econom¨ªa ha sido el encargado de elaborar el proyecto de programa, a partir de los datos suministrados por cada uno de los departamentos ministeriales (v¨¦ase EL PAIS de ayer), pero hasta el momento no han quedado definidos los criterios b¨¢sicos de actuaci¨®n para los pr¨®ximos meses y los trabajos elaborados se encuentran a simple nivel del diagn¨®stico, con algunos objetivos b¨¢sicos se?alados, pero sin posibilidad de concretar actuaciones concretas de Gobierno.
Algunos miembros del Gabinete se muestran partidarios de incluir en el programa que se presenta a las Cortes un calendario concreto de actuaciones, al estilo de lo que suele ocurrir en los pa¨ªses europeos. El vicepresidente Abril, por su parte, estima que la comparecencia parlamentaria debe quedar limitada a una enunciaci¨®n de principios b¨¢sicos, al estilo de la que se incluy¨® en el discurso pronunciado por Adolfo Su¨¢rez en el acto de investidura. Pr¨¢cticamente ninguno de los titulares de departamentos econ¨®micos se inclina por esta posibilidad, mostr¨¢ndose, al menos, partidarios de una formulaci¨®n de medidas concretas sin compromiso de fechas. Varios de los ministros econ¨®micos no ocultan su intenci¨®n de abandonar el cargo si no se produce un replanteamiento de sus funciones y un cambio de actitud por parte del vicepresidente econ¨®mico, adem¨¢s de la formulaci¨®n de un programa concreto. Uno de los que asegura haber presentado ya su dimisi¨®n manifestaba recientemente: ?No me voy porque mi marcha provocar¨ªa una crisis de Gobierno, del todo inconveniente en estas circunstancias pol¨ªticas, y no quiero contraer esa responsabilidad. Pero la situaci¨®n es insostenible y el Gobierno es absolutamente inoperante en lo que excede a Fernando Abril. ?
B¨¢sicamente, el descontento imperante entre los miembros del equipo econ¨®mico y, m¨¢s ampliamente, en toda la Administraci¨®n, se concreta en la inoperancia derivada de la falta de delegaci¨®n de funciones y del bloqueo sistem¨¢tico de temas por parte de la vicepresidencia econ¨®mica. La pr¨¢ctica totalidad de los ministros se quejan de la imposibilidad de abordar los temas m¨¢s urgentes, aportando numerosos ejemplos en los que la imposici¨®n final, por lo general apresurada, del vicepresidente ha agravado sustancialmente una situaci¨®n problem¨¢tica, en lugar de solventarla.
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