La bestia y el hombre, a "brazo partido"
Los curros de m¨¢s renombre se celebran en la provincia de Pontevedra, entre los que es famoso mundialmente el de Sabucedo, municipio de La Estrada, que suele celebrarse el segundo domingo de julio.Los vecinos de la parroquia de San Lorenzo de Sabucedo se levantaron el pasado d¨ªa 8 con las primeras luces del d¨ªa. Algunos estaban a¨²n de pie y acababan de beber las ¨²ltimas copas de aguardiente en la taberna. El cura dijo misa a las seis. Los hombres m¨¢s j¨®venes o m¨¢s fornidos del lugar tomaron monte arriba en busca de las manadas dispersas por los montes Cavado, Conla, Quintas y Souto. Hay que ir, poco a poco, juntando a las bestias para bajarlas luego al pueblo en una impresionante manada que levanta nubes de polvo a lo largo de las seis horas que dura la bajada de la sierra.
Los animales tienden a galopar agrupados en peque?as manadas (greas) compuestas por varias yeguas que marchan con sus potrillos, dirigidas por un caballo jefe de tribu (gara?¨®n o gri?¨®n). El gara?¨®n guarda su har¨¦n peleando continuamente, a patadas y a dentelladas, con sus rivales de otras greas, y cuando una yegua se pierde en terreno que no es el suyo o se aventura bajo el dominio de otro caballo, el gri?¨®n acude a buscarla y la conduce nuevamente a su feudo, mordi¨¦ndole el lomo con delicada agresividad machista.
La guerra estalla cuando dos caballos disputan por una yegua. Los dos animales, erguidos hasta conseguir pr¨¢cticamente la vertical sobre sus patas traseras, trenzan en el aire un espectacular¨ªsimo match, a furiosas dentelladas, que suele terminar a coces sabiamente dirigidas a la barriga del contrario, haci¨¦ndola resonar como si los gigantes de don Quijote la emprendieran a palos con los pellejos de vino. En medio de la total algarab¨ªa de relinchos y ruidos de cascos, queda, a veces, sitio para que la arcadia animal de los montes de Sabucedo muestre la apote¨®sica escena del amor apurado por el gri?¨®n y una de sus yeguas. Antes sol¨ªa celebrarse el curro en el mes de junio y las yeguas estaban m¨¢s en celo que en esta ¨¦poca, pero todav¨ªa es posible presenciar ahora la agitada c¨®pula caballar como espect¨¢culo salvaje que llena de asombro al observador no acostumbrado.
Termin¨® la primera parte del curro, la m¨¢s hermosa y natural, que es tambi¨¦n la menos explotada tur¨ªsticamente. Ahora, abajo, en la aldea, empieza la rapa. A brazo partido, los mozos van derribando, uno a uno, a los animales y cort¨¢ndoles las crines y la cola. Previamente separaron las cr¨ªas para venderlas. Se trata de una lucha entre el hombre y la bestia que, a veces, resulta desigual para el hombre y origina algunos accidentes, como sucedi¨® este a?o con uno de los mozos que derroch¨® mayor bravura y acab¨® herido por el gancho cruel de una coz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.