La necesidad de revisi¨®n salarial
En diciembre de 1978, Abril Martorell presentaba al pa¨ªs el programa econ¨®mico para 1979. Todas las medidas de pol¨ªtica monetaria, de rentas, de empleo, etc¨¦tera, estaban subordinadas a la consecuci¨®n de un objetivo considerado como prioritario por el Gobierno de UCD: reducir la tasa de inflaci¨®n en 6,5 puntos respecto al a?o anterior.Bajo el pretexto del todav¨ªa alto nivel de inflaci¨®n se descart¨®, una vez m¨¢s, combatir el paro. La pol¨ªtica de empleo, recogida en el plan econ¨®mico, supon¨ªa un nuevo incremento de la cifra de parados, ya que en su objetivo de crear entre 100.000 y 150.000 puestos de trabajo no ten¨ªa en cuenta ni tan siquiera el crecimiento vegetativo de la poblaci¨®n.
La pol¨ªtica monetaria en nada ayudaba a iniciar la reactivaci¨®n industrial que est¨¢ necesitando la econom¨ªa, y dejaba de afrontar la discriminaci¨®n crediticia que pesa sobre la peque?a y mediana empresa.
La pol¨ªtica salarial, recogida en el decreto-ley de rentas y empleo y a pesar de que el incremento del IPC durante 1978 se elev¨® al 16,5%, fija una banda del 11% al 14% para las subidas salariales. La llamada ?cl¨¢usula de garant¨ªa? del decreto-ley se establece de tal forma que fueran m¨ªnimas las posibilidades de aplicarse. De este modo se establece en el 6,5% la subida del IPC en los seis primeros meses del a?o como condici¨®n de la revisi¨®n salarial, cuando el propio plan del Gobierno preve¨ªa una subida del 5,34% en ese mismo per¨ªodo.
M¨¢s precios, m¨¢s paro
Pero el plan del Gobierno empieza a hacer agua r¨¢pidamente. En los tres primeros meses, el paro aumenta en 50.000 trabajadores y en el primer cuatrimestre se alcanza ya el incremento del IPC previsto por el programa gubernamental para todo el primer semestre. Mientras tanto, el cr¨¦dito bancario sigue creciendo por debajo de las previsiones iniciales.
El objetivo fundamental del Gobierno contin¨²a siendo reducir la inflaci¨®n, para evitar as¨ª que entre en vigor la cl¨¢usula de revisi¨®n salarial. Con esta intenci¨®n se pone en marcha a finales de abril un conjunto de medidas, entre las que se encuentran una pol¨ªtica monetaria m¨¢s restrictiva, que va a da?ar a la peque?a y mediana empresa, y una revaluaci¨®n de la peseta, que va a afectar duramente al sector exportador, cuando precisamente el ligero crecimiento de la econom¨ªa, experimentado en el a?o 1978, se ha basado principalmente en la actividad exportadora.
La situaci¨®n es tal que en el mes de mayo el Gobierno se ve .obligado a reconocer en el Parlamento la invalidez del programa econ¨®mico de diciembre y se compromete a presentar un nuevo plan en el plazo de dos meses. El Gobierno ha incumplido este compromiso, pero parece ser que a finales de julio presentar¨¢ unas l¨ªneas generales de pol¨ªtica econ¨®mica posiblemente m¨¢s centrado en algunos objetivos sectoriales, como dar salida definitivamente al PEN, que en cuantificar con claridad y precisi¨®n unos objetivos econ¨®micos. Y ello porque quiere tener las manos libres para sentar las bases de un nuevo pacto social.
El objetivo de descargar el conjunto de la crisis econ¨®mica sobre los trabajadores y sobre la peque?a y mediana empresa no se detiene, y en los primeros d¨ªas de julio el Gobierno, aprovechando el alza de los precios del crudo y ante la imposibilidad e incapacidad de contener ya la inflaci¨®n, se lanza a una subida generalizada en los precios de diversos productos: autopistas de peaje, leche, gasolina, butano, transporte ferroviario, a¨¦reo y mar¨ªtimo, gas¨®leo,fuel-oil,tarifas telef¨®nicas, tarifas el¨¦ctricas. A estas subidas ya establecidas se a?adir¨¢n pr¨®ximamente alzas en fertilizantes, pan, cemento, harina, aceite, tabaco, productos sider¨²rgicos, etc¨¦tera. De esta forma, a la disminuci¨®n de los salarios reales se une la liberalizaci¨®n de los precios como forma de aumentar el margen de beneficios de los grandes empresarios.
El Gobierno de UCD es perfectamente consciente que al elevar los precios est¨¢ disminuyendo el poder adquisitivo de los trabajadores, haci¨¦ndoles ?ahorrar forzosamente? cantidades que son trasvasadas a las grandes empresas (por ejemplo, el alza de tarifas el¨¦ctricas dar¨¢ unos ingresos suplementarios a las compa?¨ªas el¨¦ctricas de m¨¢s de 50.000 millones de pesetas, objetivo que est¨¢ en relaci¨®n con, v¨ªa tarifas, financiar las centrales nucleares, finalidad prioritaria y casi ¨²nica del PEN, plan que desde luego no es un plan ?nacional? sino un plan nuclear realizado a hechura de la oligarqu¨ªa).
Este Gobierno que pretendi¨® asentar sus teor¨ªas de congelaci¨®n salarial en la inflaci¨®n prevista del a?o posterior, y no en la necesaria recuperaci¨®n del poder adquisitivo perdido durante la vigencia de los convenios, ve que hace aguas su propia teor¨ªa y pretende ahora convencer de que los trabajadores no deben fijarse en el IPC. ?En qu¨¦ si no?
Poder adquisitivo
Y as¨ª, seg¨²n la teor¨ªa de la inflaci¨®n prevista, podemos elaborar el siguiente cuadro del poder adquisitivo de un salario de cien pesetas en enero de 1978, y de 113 pesetas en enero de 1979. (tengamos en cuenta que nos colocamos en la parte superior de la banda 11-14%, y que muchos trabajadores no han llegado al 13%). Calculamos una inflaci¨®n diciembre 1979-diciembre 1978 del 16%, lo que pensamos que es conservador, si tenemos en cuenta que seg¨²n el propio Abril Martorell, las subidas de productos energ¨¦ticos provocar¨¢n dos puntos de alza y si consideramos que en el p¨¢mer semestre del a?o, y pese a la contenci¨®n artificial de los precios, se va a superar el 7%. El alza prevista del 16% es un c¨¢lculo absolutamente realista que el Gobierno no desconoce, pues sus propios asesores, por ejemplo Fuentes Quintana, lo afirman.
En la tercera columna se ha incluido el poder adquisitivo mensual, si el ejobierno ¨²nicamente revisa en un 1,5% los salarios, tal y como confirman los diversos rumores.
El cuadro anterior muestra que la subida que pretende el Gobierno es absolutamente insuficiente para mantener el poder adquisitivo de los salarios. Por eso, la CSUT, el Sindicato Unitario y otras centrales sindicales est¨¢n exigiendo una revisi¨®n salarial que mantenga el poder adquisitivo, o sea, en torno al alza del IPC en estos meses.
Salarios frente a beneficios
En resumen, creemos que la pol¨ªtica del Gobierno de UCD desde finales de 1977 est¨¢ produciendo para los trabajadores menor participaci¨®n en la renta nacional y m¨¢s paro, mientras que para las grandes empresas est¨¢ produciendo grandes beneficios (por ejemplo, Standard El¨¦ctrica aument¨® en 1978 sus beneficios netos en un 46%, Nestl¨¦, en un 67%; Agrom¨¢n, 36%; Huarte, 26%; FOCSA, 26%, as¨ª como su cash-flow: FECSA, un 29%, Petronor, 56%, CEPSA, 30%...). Entre tanto no se acometen las reformas estructurales que Espa?a necesita.
En esta situaci¨®n pretender decir, como hace Abril Martorell, que un alza salarial provocar¨ªa paro, es falso. Se ha demostrado una vez m¨¢s en estos dos ¨²ltimos a?os que unos menores salarios no contribuyen a crear empleos. A su vez, no toda inversi¨®n crea empleo, sino que muchas veces lo sustituye. As¨ª, la inversi¨®n de dos billones de pesetas en 1978 no s¨®lo no increment¨® el n¨²mero de puestos de trabajo, sino que la poblaci¨®n ocupada disminuy¨® en 359.800 trabajadores. Tanto en 1978 como en 1979 los salarios reales han disminuido y el paro se ha multiplicado.
No es irracional ni antipatri¨®tico denunciar esta situaci¨®n, exigir un cambio de pol¨ªtica y defender el puesto de trabajo y el salario. De otra forma, flaco servicio har¨ªamos a la naciente democracia.
Secretar¨ªa t¨¦cnica del Sindicato Unitario
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