El pa¨ªs, seg¨²n Cebri¨¢n
?Juan Luis Cebri¨¢n ha celebrado el n¨²mero mil de EL PAIS con un art¨ªculo inefable. El hecho carecer¨ªa de relieve si no fuera porque en ¨¦l se ofrece una f¨®rmula maravillosa para arreglar Espa?a, y porque el art¨ªculo resulta esclarecedor sobre la l¨ªnea de fondo de un diario de indudable influencia.Paso por alto la sintaxis torturada, la construcci¨®n torturadora del discurso, aunque uno piensa que la forma tiene una gran importancia. La falta de claridad suele responder a un empe?o deliberado o a un mecanismo inconsciente del alambicamiento para permanecer en una cierta indefinici¨®n. (Lo que nada tiene que ver con la "independencia de criterio".) Pero lo m¨¢s imperdonable es que un articulista pol¨ªtico se olvide del lenguaje pol¨ªtico y desconozca los mecanismos del juego democr¨¢tico para querer vendernos remedios caseros, sociolog¨ªa barata, ung¨¹entos de curandero. Pas¨® la ¨¦poca de los arbitristas que, en cualquier caso, hicieron gala de gran imaginaci¨®n.
En el art¨ªculo de Cebri¨¢n ("El pa¨ªs que tenemos", 22-7-79) hay varios mensajes. El primero de ellos es vendernos el gran panel de UCD, de la derecha espa?ola, a la que en un juego tartufesco zahiere para que la tesis cobre credibilidad. El segundo es decirnos que a la izquierda no hay nada. El tercero es la tesis del ung¨¹ento.
En efecto, Cebri¨¢n parte de la premisa siguiente: "Las transformaciones que el poder ha experimentado en los ¨²ltimos anos han sido precisamente fruto de la voluntad de adaptaci¨®n de la derecha y no de una presi¨®n inteligente de la oposici¨®n."
As¨ª pues, para Cebri¨¢n la legalizaci¨®n de los partidos y las sindicales, la amnist¨ªa, la Constituci¨®n y, ahora, los estatutos (nada menos que la transformaci¨®n del Estado centralista) son un don de la derecha espa?ola.
A consecuencia de esto, dice, nos encontramos gobernados por una clase pol¨ªtica con gran veneraci¨®n por la tecnoestructura (t¨¦rmino que invoca con frecuencia como a la bicha sin explicar su contenido de clase y pol¨ªtico). ?C¨®mo salir de esta situaci¨®n? En un alarde de imaginaci¨®n pol¨ªtica, Cebri¨¢n recomienda la entrada en el poder de otras gentes. Dice as¨ª: "El escler¨®tico Estado espa?ol s¨®lo podr¨¢ democratizarse con el ingreso en su seno de elementos extra?os..."
?De d¨®nde pueden proceder estos elementos extra?os?
"La izquierda podr¨ªa quiz¨¢ ser capaz de lograrlo", escribe Cebri¨¢n, pero inmediatamente establece un par de condiciones que el Partido Socialista es incapaz de cumplir. As¨ª pues, esos elementos extra?os no pueden provenir del PSOE, al que, l¨ªneas m¨¢s arriba, hab¨ªa ya descalificado por incapaz: "La breve experiencia de poder municipal y la crisis interna del PSOE est¨¢n poniendo de relieve las dificultades y la falta de madurez del primer'partido de la izquierda espa?ola para asumir este desaf¨ªo" (se refiere al Gobierno de coalici¨®n que el articulista hab¨ªa preconizado otrora).
?Y qu¨¦ dice Cebri¨¢n del PCE? Cinco palabras: "Del comunista, para qu¨¦ hablar." Por supuesto, el director de EL PAIS se olvida de las minor¨ªas vasca y catalana. El est¨¢ obsesionado por otras "gentes".
Y uno, a medida que termina el largo discurso, se pregunta: ?Ser¨¢ tan cruel Cebni¨¢n para dejarse en la m¨¢s negra de las noches, sin un puntillo de esperanza? Al final llega la esperanza, aunque no la luz, Despu¨¦s de hacer profesi¨®n personal de optimismo, a?ade: "Soy de los que creen que existen gentes capaces de romper la red y adentrarse en un proceso creativo y, regenerador de la sociedad espa?ola." Inmediatamente pone a disposici¨®n de estas "gentes" providenciales el diario que dirige y a los que en ¨¦l trabajan, que contribuir¨¢n "aahuyentar la tentaci¨®n c¨®smica de los intelectuales de nuestro tiempo: la de arrojarla toalla".
Un art¨ªculo malo lo escribe cualquiera, pero la ausencia de toda l¨®gica y rigor demuestran la falta de honradez intelectual. Y ¨¦sta cobra mayor peligrosidad si va unida al mesianismo. Hedor de un pasado no bien curado que termina por emanar. Y de qu¨¦ manera.?
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