Mal el planteamiento de los "jueves taurinos"
Empezaron los ?jueves taurinos? en Las Ventas y a nadie hay que felicitar, si exceptuamos al ganadero, cuyos novillos tuvieron la nobleza encastada suficiente para armar con ellos el alboroto. Lo dem¨¢s, ?fu! Espadas tan placeados como El Mangui y Mario Triana, vistos y revistos en esta plaza hasta la saciedad en lo que va de temporada, fueron incapaces de dar ni una sola vuelta al ruedo. Fernando Vera, a¨²n m¨¢s visto que los otros, tampoco.Hubo poco p¨²blico, lo cual era de esperar. Los jueves taurinos, que tuvieron gran tradici¨®n en Madrid, est¨¢n ahora desambientados. El problema es empezar con ellos y empezar bien, pues la gente ya se ir¨¢ habituando. Sin embargo, existe un problema mayor, que es estrictamente empresarial. El mundo de los toros, m¨¢s que por empresarios verdaderos, est¨¢ regido por taurinos, cuyos horizontes son bien cortos. Ellos se hacen llamar empresarios, pues organizan corridas, pero en la gesti¨®n empresarial van impl¨ªcitos unos criterios, una visi¨®n de futuro, un estudio de circunstancias y una garra, de los que carecen estos taurinos.
Plaza de Las Ventas
Novillos de Salustiano Galache, escasos de presencia, c¨®modos de cabeza en general, con casta, bravos y nobles. S¨®lo presentaron algunos problemas quinto y sexto. Fernando Vera: Pinchazo, estocada que asoma por abajo y dos descabellos barrenando (silencio). Metisaca, estocada atravesada que asoma por la tripa, pinchazo,del que sale rebotado, dos pinchazos m¨¢s y estocada (silencio). El Mangui: Estocada ca¨ªda (m¨¢s palmas que pitos cuando se le ocurre saludar). Pinchazo hondo tendido muy trasero y media estocada ca¨ªda a toro arrancado (divisi¨®n de opiniones cuando sale a saludar). Mario Triana: Dos pinchazos y estocada (silencio). Estocada y rueda de peones (silencio). El Mangui fue asistido en la enfermer¨ªa de cornada de cinco cent¨ªmetros en regi¨®n perineal, que desgarra esf¨ªnter externo. Pron¨®stico reservado.
Ayer hubo novillada en Las Ventas y casi nadie se enter¨® en Madrid. El festejo se anunci¨® por el procedimiento habitual, que es como decir que apenas se anunci¨®. Parec¨ªa l¨®gico, de cualquier forma, que para este espect¨¢culo inaugural, y a efectos de ilusionar y atraer al p¨²blico, el taurino-empresario ofrecer¨ªa una corrida de toros de lujo, y si se inclinaba por una novillada, ¨¦sta ser¨ªa de casta, bonita, seria y fuerte, con u cartel de toreros de profesionalidad acreditada o que supusieran una esperada novedad. Luego el espect¨¢culo ser¨ªa lucido o no -sus resultados siempre son imprevisibles, por supuesto-, pero los espectadores abandonar¨ªan el coso con ganas de volver, o pregonando que los ?jueves taurinos? merecen la pena.
Pero nada fue as¨ª, porque los novillos salieron muy justos de presencia, con cabezas comod¨ªsimas (salvo el cuarto), y a varios se les protest¨® con ruido. Y por a?adidura, los novilleros -dec¨ªamos- fueron incapaces de aprovechar sus nobles embestidas. La primera parte de la novillada, especie de festival, result¨® de un aburrimiento supino. Hubo algunos derechazos reposados de Fernando Vera, otros nada reposados (m¨¢s bien forzados) de El Mangui, y enganchones en los naturales de Mario Triana, quien lleg¨® a dejarse partir en pedazos la muleta. Con la derecha se acoplar¨ªa un poco mejor. Los tres galachitos eran mazap¨¢n fino a disposici¨®n de una terna que no ten¨ªa paladar.
Como en la segunda parte las reses, m¨¢s crecidas, presentaron alg¨²n problema, el resultado art¨ªstico, aunque parezca imposible, empeor¨®. Fernando Vera no pudo con la casta del cuarto. Al quinto, prob¨®n, le aguant¨® los parones El Mangui, que no tiene recursos, pero valor s¨ª, y sufri¨® dos volteretas, las cuales, dicho sea para resaltar su m¨¦rito, no le arredraron y volv¨ªa con pundonor a la cara del novillo para enjaretarle -este es el fallo- muletazos violentos y desordenados. Tardo el sexto, Triana aburri¨® con una largu¨ªsima porf¨ªa. Y as¨ª se acab¨® la tarde; l¨¢nguida tarde de sol, vivida en familia, con un p¨²blico muy aficionado, muy docto y muy ocurrente, al que se le entend¨ªa todo, principalmente cuando voceaba las deformidades que parec¨ªan apreciarse en las astas de las reses.
Si la empresa no ofrece m¨¢s sustanciosos alicientes, los ?jueves taurinos? se quedar¨¢n en un triste prop¨®sito.
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