El estado de la econom¨ªa internacional
LAS ESTIMACIONES oficiales de los principales pa¨ªses industrializados han sido, desgraciadamente, respaldadas por el sombr¨ªo informe semestral de la OCDE sobre las perspectivas econ¨®micas para los pr¨®ximos doce meses en los pa¨ªses industrializados de econom¨ªa de mercado y en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no productores de petr¨®leo. S¨®lo los productores de petr¨®leo ofrecen un panorama brillante. La OCDE no analiza las perspectivas econ¨®micas de los pa¨ªses socialistas, pero las indicaciones disponibles -nuevas cosechas deficitarias en la URSS, emigraci¨®n masiva en Vietnam, mejoras en Hungr¨ªa como resultado de la aparici¨®n de una econom¨ªa de mercado semiclandestina y tolerada, etc¨¦tera- confirman lo que es sabido para quien tenga la m¨ªnima curiosidad por seguir los acontecimientos econ¨®micos cotidianos de los sistemas con direcci¨®n centralizada: todo sigue m¨¢s o menos igual, aunque agravado este estado de estancamiento por la crisis. econ¨®mica mundial.Las estimaciones realizadas por la OCDE est¨¢n, naturalmente, dram¨¢ticamente influidas por las alzas de los precios del petr¨®leo, que suponen un 60% entre diciembre de 1978 y julio de 1979. Este fen¨®meno contribuir¨¢ de manera decisiva al aumento del ritmo de inflaci¨®n en los pa¨ªses occidentales industrializados, mientras el crecimiento disminuir¨¢, aumentar¨¢ el paro y los saldos corrientes de las balanzas de pagos cerrar¨¢n con un super¨¢vit menor o incrementar¨¢n su d¨¦ficit. Pero, adem¨¢s, como dice el informe, ?por primera vez desde el per¨ªodo de reconstrucci¨®n de la inmediata posguerra, cabe realmente el temor de que el progreso a corto y a medio plazo del nivel de vida y del empleo est¨¦ compro metido por la dependencia de un medio de producci¨®n esencial para la industria: la energ¨ªa?. Las perspectivas de crecimiento dependen ya de la regularidad y continuidad de los aprovisionamientos energ¨¦ticos. El balance energ¨¦tico del mundo occidental exige que para que el conjunto de pa¨ªses que integran la OCDE realice un crecimiento satisfactorio a medio plazo, del orden del 4,5%, es decir, el m¨ªnimo para reducir ligeramente las cifras de paro actuales, ser¨¢ necesario que la producci¨®n de energ¨ªa alternativa y los ahorros realizados en el consumo supongan alrededor de cuatro millones de barriles diarios. Esta cifra dobla el compromiso suscrito en Tokio para 1979 y naturalmente habr¨¢ de conseguirse, mientras que de modo paralelo aumenta la producci¨®n de los pa¨ªses. El programa energ¨¦tico anunciado por el presidente Carter trata de ajustarse a estos pron¨®sticos catastrofistas que, desgraciadamente, est¨¢n a la vuelta de la esquina: en el a?o 1985 como tope.
A corto plazo, las estimaciones son de lo m¨¢s pesimistas. En efecto: a) el crecimiento del PNB en los veinticuatro pa¨ªses del ¨¢rea de la OCDE (desde Estados Unidos y Canad¨¢, pasando por Europa Occidental, hasta Australia y Nueva Zelanda) en los pr¨®ximos doce meses ser¨¢ de un 2% -tasa de depresi¨®n- frente al 2,75% previsto un mes antes; b) los ingresos reales de los consumidores, a causa de la p¨¦rdida de m¨¢s recursos con los que pagar los precios m¨¢s elevados del petr¨®leo, s¨®lo aumentar¨¢n en un modesto 1,5%, lo que es muy inquietante para las exportaciones espa?olas, cuyo principal destino son los mercados de los pa¨ªses de la OCDE; c) el alza de los precios superar¨¢ como media el 10%, y si los salarios tratan de mantener su capacidad adquisitiva es muy posible que esta cifra se quede corta y las autoridades econ¨®micas tengan que tomar medidas contra la inflaci¨®n, cuyos resultados ser¨¢n una mayor contracci¨®n de la actividad y la persistencia o agravaci¨®n del pesimismo de los empresarios; d) el paro puede crecer hasta unos dieciocho o diecinueve millones de personas, algo m¨¢s del 6% de una poblaci¨®n potencialmente activa de trescientos millones, mientras que las cifras para el a?o pasado se situaban en torno a los diecis¨¦is millones; e) el d¨¦ficit conjunto de las balanzas de pagos por cuenta corriente en el ¨¢rea de la OCDE pasar¨¢ de veinte a 40.000 millones de d¨®lares; f) la situaci¨®n para los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo no productores de petr¨®leo supondr¨¢ un mayor d¨¦ficit en sus pagos exteriores, unos 40 ¨® 50.000 millones de d¨®lares, cifra r¨¦cord, incluso superior a la registrada a ra¨ªz de la primera crisis del petr¨®leo, con la dificultad adicional de unos mercados compradores de materias primas con unas modestas posibilidades de crecimiento.
Pero el cuadro de horrores es s¨®lo una estimaci¨®n m¨ªnima, porque el informe de la OCDE y sus presentadores ante la prensa internacional han advertido que hay alguna posibilidad de que la demanda se debilite a¨²n m¨¢s como consecuencia de un mayor deterioro de la confianza de los empresarios y los consumidores. Si as¨ª ocurre, la recesi¨®n ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s intensa.
La energ¨ªa, la inflaci¨®n y el paro, por este orden, amenazan el presente y el futuro de nuestro nivel de vida, y de ah¨ª la necesidad de presentar respuestas realistas y en¨¦rgicas por parte de cada uno de los pa¨ªses de la OCDE y concretamente de Espa?a. Pero las respuestas son para hoy, a lo sumo para ma?ana, pero sin que quepa mayor espera. El Plan Energ¨¦tico est¨¢ aprobado, pero se desconoce su aplicaci¨®n concreta, y su indefinici¨®n es muy preocupante. La. inflaci¨®n est¨¢ estrechamente ligada a los niveles salariales, y de ah¨ª la necesidad de llamar la atenci¨®n sobre una serie de cifras. El crecimiento de los precios para 1979 se ha previsto en un 10%, mientras que las elevaciones de salarios se estiman en torno a un 9,5 % para todo el conjunto de la zona de la OCDE. En el caso espa?ol, las previsiones son de un crecimiento de precios en torno al 16% y unas elevaciones salariales sin revisi¨®n del 14%. Pero si la revisi¨®n se produce y se aproxima, por ejemplo, a los l¨ªmites avanzados por CCOO ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible conseguir, como dec¨ªa el profesor Julio Segura en Mundo Obrero (28-7-79), que la econom¨ªa espa?ola se oriente hacia una tasa de inflaci¨®n del 10% y un porcentaje de paro del 6%. El Gobierno, los empresarios y los sindicatos no pueden olvidar las tasas europeas y americanas si realmente est¨¢n honestamente decididos a evitar que de nuevo la inflaci¨®n se dispare y sea preciso acudir a medidas restrictivas como en julio de 1977. Y al final del escenario est¨¢ el paro y el c¨®mo relanzar la actividad sin estimular al mismo tiempo la inflaci¨®n. Las empresas tendr¨¢n que disponer de un mecanismo de ajuste flexible para manejar sus costes y recibir medidas de apoyo fiscal a la inversi¨®n, as¨ª como disposiciones especiales de financiaci¨®n. El envite es muy arriesgado, muy comprometido, mientras el p¨²blico contin¨²a a la' espera del programa econ¨®mico anunciado por el Gobierno y las manecillas del reloj siguen avanzando para todos.
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