El 32% de los alemanes no compran libros
Paralelamente se desarrolla una potente industria editorial
Tambi¨¦n en la Rep¨²blica Federal de Alemania, al igual que en Francia, las ediciones de libros de bolsillo est¨¢n permitiendo afrontar la crisis editorial. Pero a pesar de la magnitud de publicaciones y dinero ganado en exportaciones de este sector el ciudadano medio alem¨¢n no parece que se interese mucho por la lectura y prefiere adquirir antes otros art¨ªculos de consumo considerados m¨¢s materialistas, o se dedica a contemplar los programas que le ofrece la televisi¨®n.La gran potencia editorial que es la Rep¨²blica Federal de Alemania (1.093 millones de marcos -unos 39.348 millones de pesetas- export¨® en libros este pa¨ªs en 1977) no se ve correspondida con una sociedad que lea. En las pasadas Navidades el libro ocup¨® un lugar muy bajo en la lista de regalos. Por delante s¨®lo de los dulces, bebidas alcoh¨®licas y alimentos. S¨®lo el 10% de lo gastado por los alemanes en regalos navide?os correspondi¨® a libros, muy por debajo de los juguetes, porcelana, electrodom¨¦sticos y aparatos de alta fidelidad.
Esta situaci¨®n responde a una tendencia analizada por el Instituto Wickert, de Tubinga, en una amplia encuesta realizada en 364 localidades de la Rep¨²blica Federal. Seg¨²n el resultado del sondeo, en 1977, el 32% de todos los alemanes no compr¨® ning¨²n libro (diez a?os antes el porcentaje de no lectores era un 29%). Los refractarios del libro atribuyen, en un 46%, a la televisi¨®n en llenar su tiempo libre. Y ello a pesar de que el 76% de los entrevistados reconoci¨® que el libro es un elemento formativo de primer orden. La gran mayor¨ªa de los alemanes dice que s¨®lo compra libros cuando le sobra dinero y despu¨¦s de haber comprado otros objetos de consumo. As¨ª opina uno de cada tres alemanes.
Esta situaci¨®n preocupa sobre todo a las 6.672 librer¨ªas de este pa¨ªs, puesto que las editoriales se orientan especialmente a la exportaci¨®n como medio de compensar la deficiente demanda interior. De 1972 a 1976, el n¨²mero de t¨ªtulos publicados dentro de las colecciones de bolsillo pas¨® del 7,4% al 12,7% del total editorial, lo cual refleja el inter¨¦s de los editores alemanes por facilitar el acceso del lector al libro.
Poco despu¨¦s de la segunda guerra mundial la casa Rororo (Rowolilt Rotations-Romane) emprendi¨® la arriesgada tarea de poner a la venta obras de los autores prohibidos por los nazis al precio m¨®dico de cincuenta c¨¦ntimos de marco. De los 50.000 t¨ªtulos que lanzan al mercado al a?o las editoras alemanas federales, la mayor parte de ellos son libros de bolsillo y ediciones de lujo. El resto corresponde a obras cient¨ªficas y t¨¦cnicas, Estas han ido desplazando, desde 1969, a la producci¨®n entonces preferente de obras de texto, teolog¨ªa y religi¨®n, derecho y sociolog¨ªa.
El fen¨®meno editorial del libro de bolsillo, en competencia con las ediciones de lujo repletas de grabados y fotograf¨ªas, se ha convertido en motivo de pol¨¦mica en el propio sector de las artes gr¨¢ficas. En junio del pasado a?o, las principales editoras de libros econ¨®micos (Fischer, Droemer, DTV, Di¨®genes, Heyne, Rowohlt, Suhrkamo y Ullstein), formaron un pull contra la pretensi¨®n del semanario Der Spiegel de ofrecer a sus lectores cada semana una lista de bestsellers dentro de la serie de libros de bolsillo. Los editores adujeron que esto llevar¨ªa a una concentraci¨®n del inter¨¦s de los lectores sobre los primeros t¨ªtulos de una larga serie de libros de reciente aparici¨®n: cada mes, 4.000 librer¨ªas especializadas en obras editadas econ¨®micamente ofrecen 250 nuevos t¨ªtulos y cuentan, en principio, con un total de otros 10.000. Estimular la compra de s¨®lo los primeros en la lista de bestsellers equivaldr¨ªa a distraer los dem¨¢s de la venta. Baste decir, como ejemplo de riesgo, que la editorial Ullstein, de Berl¨ªn, adquiri¨® los derechos de diez t¨ªtulos a Kishon, por un total de 1,7 millones de marcos (unos 61 millones de pesetas), que es el precio m¨¢s alto jam¨¢s pagado por los derechos de obras de bolsillo.
En cuanto a las traducciones del y al alem¨¢n, destaca el inter¨¦s alem¨¢n por introducirse en Latinoam¨¦rica con libros traducidos al castellano en la propia Alemania y con la creaci¨®n de una editorial en M¨¦xico con una sucursal en Argentina. Por otro lado, mientras el n¨²mero de versiones de obras alemanas al castellano ha pasado a m¨¢s de trescientas, por encima de las 278 de 1967, las 54 obras traducidas aquel a?o en Alemania, de su original castellano, se han reducido a menos de cincuenta el pasado a?o, lo cual representa una cifra ligeramente superior a la de otras versiones.
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