Pa¨ªs Valenciano: la otra autonom¨ªa
Diputado de UCD por ValenciaLa llamada ley pendular no acab¨® de cumplirse plenamente en el cambio del sistema pol¨ªtico espa?ol de 1977, mas tuvo, sin embargo, una excepci¨®n en la transformaci¨®n completa de un Estado centralista a un Estado con autonom¨ªas regionales o nacionales, rompiendo as¨ª con un modelo pol¨ªtico y de sociedad en el que, durante siglos, el poder central era omn¨ªmodo y omnipotente.
La Constituci¨®n de 1978, en el t¨ªtulo octavo, sobre la ordenaci¨®n territorial del Estado, se?ala dos caminos para el acceso a la autonom¨ªa a trav¨¦s de los art¨ªculos 143 y 151, y la que establece la diposici¨®n transitoria segunda.
Las diferencias entre las tres v¨ªas es muy clara y, a juicio de algunos, discriminatoria. La raz¨®n hab¨ªa que buscarla en frase gr¨¢fica, pronunciada en aquel entonces por un actual ministro del Gobierno, que dijo: ?Hay que poner el list¨®n muy alto para la consecuci¨®n de las autonom¨ªas, con el fin de no crear entes artificiales sin tradici¨®n ni respaldo popular.? La ¨²ltima feria preauton¨®mica ayud¨® a fortalecer este criterio.
S¨®lo se oyeron entonces voces de protesta, tanto en el Senado como en el Congreso, de parlamentarios valencianos de UCD y de una diputada castellana perteneciente al mismo grupo. Recuerdo que en aquel momento quise reunir al plenario de parlamentarios valencianos y me fue imposible recoger las seis firmas m¨ªnimas necesarias para la convocatoria. Entre las negativas tuve la de alg¨²n socialista de reconocido prestigio nacionalista. Pero eso habr¨¢ que olvidarlo, porque es el pasado,
Ahora, aprobados con rapidez, insospechada para muchos, los proyectos de estatutos vasco y catal¨¢n, y no existiendo preocupaciones serias para el gallego, surge la otra cuesti¨®n: lo que va a suceder y qu¨¦ tratamiento van a seguir las regiones o nacionalidades del resto de Espa?a. Dentro de esta pregunta est¨¢, sin duda, en primera fila el caso del Pa¨ªs Valenciano.
En la ciudad de Valencia, el 9 de octubre de 1977, se celebr¨® una manifestaci¨®n que no tuvo parang¨®n, por el n¨²mero de asistentes y por los sentimientos vertidos en la misma, con ninguna otra ciudad espa?ola, incluyendo Barcelona.
El pacto de octubre
El 8 de octubre de 1978 se firm¨® un compromiso auton¨®mico entre las principales agrupaciones pol¨ªticas que apuntaba en la direcci¨®n del art¨ªculo 151. M¨¢s tarde, en enero de 1979, en la ciudad de Morella, el Consell ratificaba el pacto auton¨®mico y se?alaba, sin equ¨ªvocos y de forma expl¨ªcita, el art¨ªculo 151 para la consecuci¨®n de la misma. En Alicante, el 31 de julio de 1979, el Consell -en el que UCD tiene mayor¨ªa- ratificaba ambos acuerdos.
Hemos repetido que las personas pertenecientes a los partidos pol¨ªticos y todos aquellos valencianos que conocen a fondo la Constituci¨®n, por razones ideol¨®gicas o de intereses, defienden el art¨ªculo 15 1. Es decir, el de la v¨ªa auton¨®mica plena. Levantar un debate sobre la elecci¨®n del art¨ªculo me parece no s¨®lo inoperante, sino mal intencionado.
La pol¨¦mica surge ante la posibilidad de que, en el primero de los refer¨¦ndums que se?ala el art¨ªculo 151 para la ratificaci¨®n de la iniciativa auton¨®mica, el grado de abstencionismo sea tal que llegue a hacer inviable esa v¨ªa. Recu¨¦rdese que las abstenciones se computan como votos negativos. De producirse esta grave circunstancia, el nuevo inicio del proceso se retrasar¨ªa cinco a?os; es decir, a un per¨ªodo imposible de predecir, pero a plazo muy largo, con el sentimiento de frustraci¨®n que llevar¨ªa aparejado.
Y de ah¨ª nace un debate sin fundamento alguno. La izquierda comete, una vez m¨¢s, el error de hacer de la autonom¨ªa y del Estatuto una querella ideol¨®gica. Algunos corifeos, m¨¢s o menos independientes, dicen, desde la otra parte del mapa pol¨ªtico, que UCD pretende ?manipular? la autonom¨ªa eligiendo el camino del 143, porque dada la estructura pol¨ªtica del Pa¨ªs Valenciano, y al intervenir las diputaciones en la redacci¨®n del Estatuto, tiene las manos libres para hacer lo que a UCD convenga.
Todos los que as¨ª piensan, provengan sus voces de cualquier parte del espectro pol¨ªtico, cometen un grave error. La autonom¨ªa nada tiene que ver con las ideolog¨ªas. En el Estatuto, de forma similar a una Constituci¨®n, o caben todos o acaba no siendo de nadie, y es, por tanto, inoperante y artificial.
Ante este grave problema, aparte de una serie de otras consideraciones que escapan a la medida de este art¨ªculo, algunas personas de UCD recomendaron, antes de tomar una decisi¨®n definitiva, recurrir a un sondeo de opini¨®n de amplia muestra, realizado por sociedad de solvencia reconocida, bajo los auspicios del Consell, acompa?ado de un estudio de las inclinaciones de los valencianos sobre la autonom¨ªa en las tres provincias.
Estas opiniones ucedistas recibieron el ataque virulento e incomprensible de socialistas y comunistas. Ya sucedi¨® en los momentos preauton¨®micos, para constatar despu¨¦s que carec¨ªan de fundamento.
Malentendidos con UCD
No quiero pensar que esta conducta de la izquierda es irresponsable, aunque tiene visos de parecerlo, sino que puede estar influida por dos aspectos de UCD que han sido poco comentados y peor entendidos.
UCD, en la provincia de Valencia, y hago la autocr¨ªtica, tan cara a la izquierda, ha cometido errores en sus campa?as electorales y en sus manifestaciones, a veces contradictorias, de algunas de sus personas m¨¢s representativas, Ha querido mezclar entre sus filas a los ?nuevos autonomistas?, muy cercanos, en tiempo pasado, al muro del silencio y de la prohibici¨®n impuesto por la dictadura franquista, o a personas de extra?a procedencia.
Sucede tambi¨¦n que el partido de UCD en Espa?a es, a veces, sorprendente. La oposici¨®n y algunos comentaristas pol¨ªticos no acaban de entenderlo. Muchos, entre ellos, pensaron que UCD no estar¨ªa a favor de la amnist¨ªa, de la abolici¨®n de la pena de muerte, de rebajar la edad de voto a los dieciocho a?os, ni har¨ªa las reformas fiscales que hizo en su momento. Y ahora nadie pens¨® que la tramitaci¨®n de los estatutos catal¨¢n y vasco se llevara con la rapidez, concordia y ¨¦xito con que se ha efectuado. Quiz¨¢ tarde -a veces, mal; en ocasiones, a destiempo-, pero, al final, de una forma u otra, la frase publicitaria, de no excesivo buen gusto, de que ?UCD, cumple? acaba siendo verdad.
Ataques sin fundamento
Los ataques que hoy la oposici¨®n le hace a UCD del Pa¨ªs Valenciano, sobre lo que intuye va a ser su postura ante el Estatuto, no solamente carecen de fundamento, sino que hacen todos ellos un flaco servicio al futuro inmediato de nuestra autonom¨ªa.
Estoy seguro, y lo afirmo aqu¨ª rotundamente, que los tres partidos llegar¨¢n muy en breve a un consenso sobre la v¨ªa auton¨®mica y el contenido del Estatuto. No hacerlo as¨ª ser¨ªa suicida.
A pesar de toda esta pol¨¦mica, que denota la particular preocupaci¨®n e intranquilidad entre toda la clase pol¨ªtica valenciana, que reina en este largo, seco y caluroso verano, creo que llegamos a su fin. Una serie de actividades extra y entre partidos se est¨¢ desarrollando actualmente en todo el pa¨ªs. La comisi¨®n redactora del anteproyecto del Estatuto se reunir¨¢ en breve.
Somos conscientes de que estamos ante un hecho singular y de gran trascendencia para nuestro futuro inmediato. No se trata de hacer de la autonom¨ªa un arma arrojadiza entre los partidos, porque, de lo que aqu¨ª suceda, para bien o para mal, desde el principio hasta el final, la responsabilidad ser¨¢ compartida.
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