Los "outsiders"
URCUYO FUE presidente provisional de Nicaragua durante unas horas con la misi¨®n espec¨ªfica de traspasar un poder vencido a un poder vencedor; apenas se cruz¨® la magn¨ªfica banda sobre el pecho y se pos¨® en la poltrona presidencial, crey¨® en el misterio de la investidura y se dispuso a ocupar largamente su cargo. Fue barrido, y fue rid¨ªculo. Con perfiles menos acusados, se presentan otros casos. En Bolivia ha sido designado presidente Walter Guevara como outsider en la disputa entre Paz Estenssoro y Siles Zuazo, hasta que dentro de un a?ojusto se celebren nuevas elecciones. Pero Guevara se cree ya tocado por el dedo del destino: crea el ?guevarismo? y se propone como decisi¨®n definitiva para su pa¨ªs. Hay indicios de que va a tratar de aplazar las elecciones hasta el plazo legal de cuatro a?os, que quiere apoyarse en el Ej¨¦rcito y en Estados Unidos, ofreci¨¦ndoles una derecha conservadora y estabilizadora. Veremos c¨®mo termina.Podr¨ªa ocurrir que otros dos outsiders europeos, la portuguesa Pintassilgo y el italiano Cossiga, llamada la una para preparar elecciones en tres meses, el otro para esperar el verano y una reflexi¨®n de los partidos pol¨ªticos, tuvieran ambiciones parecidas. Cossiga llega al poder con una carrera hundida por la desgracia de haber sido ministro del Interior en el tiempo del secuestro de Moro; se le llama porque los pol¨ªticos v¨¢lidos de su partido -la Democracia Cristiana, el ¨²nico que ahora puede encabezar un Gobierno- no quieren comprometerse hasta despu¨¦s del congreso de octubre, en el que se defina cu¨¢l de las dos tendencias principales va a dominar y a dirigir la pol¨ªtica. Pero Cossiga ve una manera de rehacer su carrera, de reconstruir una personalidad maltratada. Agencia un programa como de largo plazo, levanta el plan econ¨®mico de tres a?os, pone en marcha medidas inmediatas para contener la inflaci¨®n. Encuentra una C¨¢mara que le es amable, como estaba preestablecido para salir de la crisis, con unos comunistas que le votan en contra por razones de principio -insisten en formar parte del Gobierno-, pero le expresan su simpat¨ªa personal; y no encuentra m¨¢s oposici¨®n que la tambi¨¦n prevista del Partido Radical, en cuyo nombre el escritor diputado Sciascia -especialista en el caso Moro- acusa a la DC de ?mafia romana? -lo que tiene su sentido dicho por un siciliano-, denuncia que el Gobierno est¨¢ formado ?mientras dure la comis i¨®n de encuesta del caso Moro? (con lo que vuelve a implicar a Cossiga en el tema). Con todo ello, Cossiga recibe la investidura y comienza a creer que ese es su destino. Y que puede trascender m¨¢s all¨¢ de octubre.
En cuanto a Mar¨ªa Lurdes Pintassilgo, no s¨®lo ella, sino otros est¨¢n pensando ya que puede reagrupar a la izquierda sin riesgo de ser acusada de frentepopulismo y traspasar las elecciones; que en esas elecciones se llegar¨ªa a esta ?nueva izquierda?, moderada y contemporizadora, capaz de presentar frente a la ?nueva derecha? que querr¨ªa formar Sa Carneiro con Fr¨¦itas do Amaral y Ribero Telles -socialdem¨®crata, centristas, democristianos- en una especie de UCD; para lo que se vinieron a Madrid a pedir f¨®rmulas a Adolfo Su¨¢rez, que ya va resultando un misterioso modelo para todo en los pa¨ªses en desgracia democr¨¢tica. Es una soluci¨®n que no va a ser f¨¢cil: Portugal es m¨¢s movedizo, todav¨ªa, que Italia. Quiz¨¢ porque no hay mafia lisboeta. Ni siquiera madrile?a.
Estos outsiders que de pronto se sienten tocados por la gracia, estos peque?os t¨¢ntalos a los que se humedece ,las fauces con el agua del poder y quieren beb¨¦rselo todo, no est¨¢n desprovistos de raz¨®n pr¨¢ctica. En pol¨ªtica, ahora, m¨¢s que el r¨ªgido darwinismo de una evoluci¨®n de la especie con la supervivencia del mejor, con una determinaci¨®n positiva, reina el sistema del azar y la necesidad del profesor Monod. Un golpe de azar y un vac¨ªo a cubrir necesariamente pueden convertir de pronto en personaje a un ser inesperado. El mundo est¨¢ lleno de esos ejemplos, f¨¢ciles de descubrir cuando nos acercamos a las biograf¨ªas verdaderas, no a las elaboradas posteriormente.
Los espa?oles no tenemos necesidad de viajar mucho en el tiempo y en el espacio para confirmarlo. Mirando hacia arriba -o simplemente al frente, con los ojos a la altura de la televisi¨®n- nos encontramos con nuestros encumbrados, con nuestros nuevos ricos del poder. Gentes a las. que se acudi¨® por no llamar a otros; provisionales; especialistas en no molestar a otros grupos; personas que han hecho su carrera a base de no decir nunca nada demasiado definitivo, de no tener prograrnas claros; eminencias grises de eminencias grises, amigos de amigos.
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