El m¨¦dico de Becerril

En el peri¨®dico de su digna direcci¨®n se publica una carta (26-VIII- 1979), bajo el ep¨ªgrafe Un m¨¦dico cansado, en la que se vierten conceptos carentes de objetividad sobre el m¨¦dico titular de Becerril de la Sierra (Madrid). Yo tambi¨¦n veraneo en ese pueblo desde hace varios a?os y mi visi¨®n del tema es radicalmente distinta a la del firmante de aquella carta. En primer lugar, pienso que, si hay, que hacer alguna acusaci¨®n, no ha de ser,al m¨¦dico, sino a un sistema sanitario que permite que durante los meses de verano haya un solo facultativo para atender las necesidades de 25.000 personas. En estas condiciones, si el citado doctor, o tantos otros en el mismo caso, tuviera que visitar a altas horas de la madrugada a todas las personas que tuvieran fiebre alta, se har¨ªa de todo punto imposible el desarrollo de su actividad normal sanitaria durante el resto del d¨ªa.Por otra parte, el citado doctor, atendiendo las necesidades normales del pueblo (visita domiciliaria, consulta, partes de alta y baja, accidentes -raro es el d¨ªa que no hay varios de circulaci¨®n-, etc¨¦tera), trabaja durante el verano pr¨¢cticamente catorce o quince horas diarias, como puede comprobar cualquier persona que viva o veranee en el pueblo. Y todo esto contando con la ayuda de su esposa, ayuda que no es remunerada econ¨®micamente de ning¨²n modo. Por esta raz¨®n, considero que los ep¨ªtetos empleados por el firmante de aquella carta -?indignante comportamiento?, ?desfachatez?- son absolutamente falsos.

De la lamentable situaci¨®n sanitaria, de la falta de ambulatorios, de las taras de la Seguridad Social es injusto culpar a los m¨¦dicos, y mucho menos a los m¨¦dicosirurales, gracias a cuyos ingentes esfuerzos la medicina todav¨ªa tiene un resquicio de humanidad.