Cultura catalana
La atenta lectura de un art¨ªculo del se?or Pe?alva, aparecido en su diario del 29-VIII-1979, me obliga con cierta mezcla de perplejidad e indignaci¨®n a hacer unos comentarios.Creo que las aseveraciones hechas por el se?or Pe?alva tienen una manifiesta gratuidad al asegurar, sin el m¨¢s m¨ªnimo temor o duda, que:
- La lengua ?minoritaria? no justifica la existencia de una cultura diferenciada (la catalana en este caso).
- Que existe discriminaci¨®n ?terrorista? (???) en los puestos relevantes de la pol¨ªtica castellana hacia los inmigrados.
- Que se ejerce un ?terrorismo intelectual? hacia los castellano parlantes.
- Que el catal¨¢n (con un solo diario de dudoso futuro financiero y una hora diaria de televisi¨®n) barrer¨ªa definitiva y perillosamente la cultura castellana.
Tantos peligros y catastr¨®ficas previsiones provocados por la reprimida y convaleciente cultura catalana nos llevan a pensar que:
- Los argumentos del se?or Pe?alva no merecen discusi¨®n ser¨ªa y ¨¦l mismo se contradice.
- Que las motivaciones de un art¨ªculo, que quisiera creer personal y no como resultado de una revisi¨®n de grupo, tienen causas y pretensiones m¨¢s alarmantes que su concepci¨®n del hecho catal¨¢n.
Creo, pues, que estas motivaciones ser¨ªan:
- Bien la intimidaci¨®n de los ciudadanos de Catalu?a provenientes de otras regiones, presentando una irreal presi¨®n o terrorismo intelectual catal¨¢n, como le llama el se?or Pe?¨¢lva, que har¨ªa peligrar la idiosincrasia de los inmigrados.
- O bien el miedo real del se?or Pe?alva que un futuro condicionado por nuestra suerte, por un deseable saber hacer bien las cosas y tambi¨¦n, c¨®mo no, por la mutua comprensi¨®n, haga realmente que un andaluz, que nunca olvidar¨¢ su tierra, su lengua y su forma tan diferente de ver el mundo y la vida, llegue a comprender e integrarse en una realidad cultural que tantos sacrificios y trabajos cuesta volver a levantar.
Es triste pensar que, despu¨¦s de tantos a?os de una represi¨®n pol¨ªtica a nivel estatal, se trate ahora de fomentar la incompatibilidad y la animadversi¨®n a nivel ciudadano.
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