Desde las grutas
Diputado del PSOE por C¨¢ceresAl debate p¨²blico del PSOE le van a hacer falta muchas y muchas p¨¢ginas de comentarios, pues es una inagotable fuente de sugerentes reflexiones. Y eso que a¨²n no ha acabado. Parece que septiembre promete enriquecerlo.
De ese inacabado debate algunos hemos ido a parar a las grutas, seg¨²n los contradictores, l¨®gicamente, y constituimos una rara especie paleomarxista o fosilizados pol¨ªticos, no explicando tras el ep¨ªteto variado la raz¨®n de estas afirmaciones. Es un viejo y pobre sistema dial¨¦ctico ese de no combatir lo que el adversario dice exactamente, sino lo que nosotros afirmamos que piensa, dice y reptesenta. Adem¨¢s de viejo m¨¦todo, es falso y sucio; eso es lo malo.
?Pero qui¨¦n ha hablado del marxismo como dogma? ?D¨®nde, est¨¢n los que hayan negado la posibilidad de marxistas y no marxistas en el Partido Socialista Obrero Espa?ol, antes y ahora?
El tema no es ese. Seamos limpios.
Se trata. simplemente de reconocer o rechazar que la declaraci¨®n de principios del PSOE tiene su m¨¢s clara procedencia y asentamiento te¨®rico en la doctrina marxista, y en este terreno, su autor, el tan maltratado Pablo Iglesias Pose, en su discurso del 15 de mayo de 1892, dej¨® bien clara la identidad del socialismo del PSOE y del marxismo, hecho este que, como dir¨ªa Juli¨¢n Besteiro, s¨®lo lo pueden negar los tontos o los pillos, seg¨²n expresamente calificaba tan reformista compa?ero a los que negaban la vigencia del marxismo. Claro es que no es obligatorio conocer las obras de ning¨²n autor y menos a¨²n estar formado. Es m¨¢s f¨¢cil despachar el tema diciendo que eso del marxismo son ?co?as marineras?, as¨ª textualmente, o ?chorradas?.
Si algunos estamos para otros en las grutas y en la prehistoria, otros parece ser que intentan no s¨®lo frivolizar, sino chabacanizar el tema.
Esta es la feria de las contradicciones. El PSOE no puede definirse como marxista, pues en su seno hay no marxistas, y adem¨¢s, seg¨²n M¨²gica, como es un partido laico, hacer una afirmaci¨®n as¨ª ser¨ªa caer en una ideolog¨ªa excluyente de las dem¨¢s. Ahora resulta que tambi¨¦n vamos a tener que disc¨²tir esa afirmaci¨®n de partido laico, que por l¨®gica excluir¨¢ la presencia de los vaticanistas variad¨ªsimos que nos acompa?an en este intento de cristianizar la lucha de clases, por la v¨ªa de la resignaci¨®n, la esperanza en la recompensa en la vida eterna y la confianza de que a los ricos les va a ser m¨¢s dificil entrar en el reino de los cielos que a los camellog pasar por el ojo de una aguja. Esta es una aportaci¨®n valios¨ªsima, la del humanismo cristiano, que incorporar a nuestro ideario. ?Qu¨¦ humanismo? ?El de la inquisici¨®n, el de P¨ªo XII bendiciendo las armas fascistas, o el de los muertos de Llerena? Vaya humanismo.
?Y si resultara que este debate sobre la definici¨®n de un partido, m¨¢s que definido, es una buena cortina de humo para no hablar de pol¨ªtica? A lo mejor, nos preguntamos algunos, a los felipistas y al felipismo -corriente que del debate por lo menos ha salido reconocida como un incuestionable estado de hecho y de derecho- lo que les interesa es que no se analicen errores y fracasos grav¨ªsimos de los que son responsables por su pol¨ªtica de estos tres ¨²ltimos a?os.
Y que no dude nadie de esta afirmaci¨®n: en el 28.? Congreso del PSOE era mayor y m¨¢s profundo el malestar por esa serie ininterrumpida de fracasos pol¨ªticos, de desviaciones antidemocr¨¢ticas, y de deformaciones ideol¨®gicas, en la pr¨¢ctica cotidiana bien patentes, que sobre estas o aquellas inoportunas declaraciones.
Puede resultar ahora muy c¨®modo hablar y hablar de marxismo y antimarxismo, y dejar de lado el c¨®mo y el porqu¨¦ de unos pactos de la Moncloa, ¨¦xito total y absoluto del se?or Su¨¢rez, apoyado en el m¨¢s rotundo fracaso de una oposici¨®n y de quienes pretenden dirigirla, y hegem¨®nicamente.
Enfangarse en la pol¨¦mica del marxismo, para evitar que se hable de un rotundo fracaso electoral el 1 de marzo y el 3 de abril, y del no menos impresentable espect¨¢culo de la oposici¨®n parlamentaria, reducida al conchaveo y al consenso, puede ser una h¨¢bil finta en la estrategia tan conocida de la llamada fuga hacia adelante, queen algunos compa?eros es una constante pol¨ªtica.
Es evidente que al discutir sobre marxismo, s¨ª, o no, no se analizan resultados en el Pa¨ªs Vasco, y aqu¨ª ciertos compa?eros m¨¢s que conocidos deb¨ªan hacer una elemental autocr¨ªtica, en lugar de triunfalizar, cuando parad¨®jicamente sus tesis de integraci¨®n, de modulaci¨®n, de realismo, ya vemos qu¨¦ resultados han dado al PSOE. Y podemos decir otro tanto de An daluc¨ªa y zonas en las que la direc ci¨®n del PSOE hasta el ¨²ltimo con greso marc¨® las pautas y conteni dos del llamado mensaje socialista. Como. sigamos con la misma pol¨ªtica y el mismo grado de realismo, podemos ir ya felicitando a HB, al Partido Comunista y al Partido Socialista de Andaluc¨ªa.
Y es que hacer pol¨ªtica de encuestas, disimular la lucha de clases, apelar constantemente a la involuci¨®n, integrar a la clase obrera en la reforma mon¨¢rquica a cambio de nada, puede ser rentable para algunos, pero a la clase obrera es dif¨ªcil hacerla comulgar con ruedas de molino.
Ahora es muy c¨®modo apelar a la unidad de partido. Pero ?qui¨¦n lo divide? El partido lleg¨® ya dividido al 28.? Congreso entre dos l¨ªneas y bien poco ideol¨®gicas, los amigos y enemigos de la antia direcci¨®n, receptores unos del m¨¢s inocultable favoritismo antidemocr¨¢tico y v¨ªctimas los dem¨¢s del desprecio y la marginaci¨®n.
La l¨ªnea cr¨ªtica, ?puede llevar al partido a la cat¨¢strofe? Todo es posible, y de humanos es el equivocarse, pero preguntemos a d¨®nde le han llevado ya los pragm¨¢ticos socialdem¨®cratas, provocadores de esta situaci¨®n y de la m¨¢s lamentable aun imposibilidad de equilibrio interno. De ese equilibrio que siempre existi¨® y muy poco compatible con la dominaci¨®n, y el sectarismo.
Con respeto y con firmeza, me gustar¨ªa o¨ªr siquiera una explicaci¨®n de los ¨¦xitos pol¨ªticos que algunos no somos capaces de ver, y a cuyo lado los errores y los retrocesos del PSOE son m¨¢s que palpables.
Pero habr¨¢ que seguir hablando de marxismo. Pero por lo menos con respeto y conocimiento de sus doctrinas y principios, discutiendo sin frivolidades.
Este modesto militante se declara desde ahora incapaz de entrar en un debate sobre ?co?as marineras y chorradas? y espera aun hablar de c¨®mo y por d¨®nde pasa la lucha de clases en este pa¨ªs, sus relaciones con la Constituci¨®n, las autonom¨ªas, el debate parlamentario, el paro, el refuerzo del capitalismo multinacional, el debilitamiento de la peque?a y mediana empresa, y de tantos y tantos fen¨®menos, desde la perspectiva de la clase obrera, no desde los intereses de la Moncloa, Washington y Bonn, que son todos los mismos, y que nadie nos ha demostrado a¨²n c¨®mo han eliminado sus diferencias, para que marchen todos juntos por la senda constitucional.
Quiz¨¢ en las grutas nos falta luz, o a otros, fuera de ellas, les sobran iluminados o el poder los est¨¢ desluminado.
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