El Dinamo de Dresde bati¨® a un vulgar Atl¨¦tico de Madrid
El p¨²blico del Calder¨®n fue justo al aplaudir la despedida del equipo alem¨¢n y fue quiz¨¢ excesivamente duro cuando pidi¨® a gritos la dimisi¨®n del presidente del club. Es lamentable la situaci¨®n por la que atraviesa el equipo, pero quiz¨¢ sea demasiado pronto para pedir responsabilidades de este calibre. El Atl¨¦tico de Madrid es evidentemente en estos momento un conjunto al que le falta lo m¨¢s elemental: la direcci¨®n del juego.El Atl¨¦tico que jug¨® anoche la primera baza europea record¨® durante la mayor parte de los noventa minutos a un conjunto que se debate en la zona de descenso. Su pobre impresi¨®n de juego solamente es comparable a aquel conjunto que sali¨® del viejo Metropolitano con la sensaci¨®n de haber salvado la categor¨ªa de puro milagro. La plantilla de la que dispone este a?o Luis -mala temporada ha escogido para reaparecer como entrenador- no tiene entidad suficiente para codearse dignamente con los mejores equipos continentales. Ayer noche, frente a un aut¨¦ntico colectivo, naufrag¨® de punta a cabo. Fue incapaz de sacudirse el constante pressing que, al estilo del baloncesto, llevaron a cabo los germanos desde que se puso el bal¨®n en juego.
El Dinamo de Dresde posee un ensamblaje con escasas fisuras. Los delanteros son capaces de presionar a los defensas contrarios para impedirles construir la jugada en su terreno. Los tres centrocampistas son tres percherones incansables que acuden al remate o al despeje con facilidad asombrosa. La defensa sabe taponar huecos, y en los momentos oportunos no duda en despejar para evitarse complicaciones. Los jugadores alemanes dan la impresi¨®n de que juegan de memoria. Pasan el bal¨®n, la mayor¨ªa de las veces, casi sin mirar, porque est¨¢n convencidos de que ser¨¢ recogido por un compa?ero. Sin florituras de ninguna clase y raseando el bal¨®n para dominarlo con m¨¢s perfecci¨®n, abren el juego por las alas y acuden al remate con gran velocidad, lo que les permite desbordar a la defensa contraria. Al mismo tiempo, antes de llegar al ¨¢rea ya tienen el gatillo preparado y no dudan un instante a la hora de tirar a puerta.
El Atl¨¦tico careci¨® en el centro del campo del hombre capaz de imponer serenidad. La falta del veterano Marcial se not¨®. Aunque Leal, durante el primer tiempo, lo intent¨® todo, en el segundo, cansado y superado por su marcador, no pudo ser el lanzador id¨®neo. Robi tuvo una actuaci¨®n penosa la mayor parte del tiempo -cort¨® poco y entreg¨® peor- y Quique anduvo sumido en la mediocridad.
La defensa atl¨¦tica es muy endeble. Marcelino ha perdido su capacidad de adelantarse al contrario y subir balones arriba por la banda. Arteche hizo jugadas de principiante, y Pereira, aunque intenta subir a ayudar a los delanteros, demuestra que ya no est¨¢ en condiciones de hacerlo, porque le cuesta mucho regresar a su ¨¢rea.
Luis intent¨® mejorar el ataque a base de suplir a Ayala, que hab¨ªa estado bastante desacertado, por Marcos, pero el remiendo no sirvi¨® para nada. Marcos estuvo desasistido y lo poco que intent¨® tampoco le sali¨® bien. Rubio s¨®lo se mantuvo con fuerzas para burlar a su marcador durante el primer tiempo. El coraje y las ansias de triunfo durante todo el encuentro estuvieron en Rub¨¦n Cano, ¨²nico jugador al que se podr¨ªa, salvar del desastre. Reina y Cap¨®n, junto a grandes intervenciones, tuvieron tambi¨¦n alg¨²n que otro fallo.
Con este panorama de potencialidad creciente en los alemanes, que a medida que avanzaba el encuentro parec¨ªan ganar velocidad, y con la incapacidad manifiesta por parte atl¨¦tica, era natural que el partido acabara con el triunfo germano.
En el primer per¨ªodo, el Atl¨¦tico intent¨® el triunfo a base de colgar balones sobre el ¨¢rea alemana. Claro error, porque la corpulencia de los defensores visitantes les permit¨ªa resolver sin grandes apuros cualquier situaci¨®n. Ante la barrera que impon¨ªan los germanos, los atl¨¦ticos ¨²nicamente se dedicaban a pasarse el bal¨®n, las m¨¢s de las veces hacia atr¨¢s, y ello propiciaba la robustez de la l¨ªnea defensiva extranjera. El Atl¨¦tico no supo encontrar los medios necesarios para que sus penetraciones pudieran resultar efectivas. En el tuya-m¨ªa repetidas veces intentado por el centro de la defensa, siempre llevaba las de perder. Solamente en una ocasi¨®n, en el segundo tiempo, pudo haber resultado eficiente este sistema, cuando Leal y Robi se plantaron ante Jakubowski, pero el disparo de Robi, cuando ten¨ªa la mayor parte del marco a su disposici¨®n, sali¨® fuera.
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