Galicia exporta maestros, mientras sus ni?os carecen de escolarizaci¨®n adecuada
Mal ha comenzado el a?o escolar en Galicia. Al eterno problema de la escasez de plazas, al ya cr¨®nico asunto del traslado forzoso de maestros se han sumado esta vez, desde el primer d¨ªa de curso, las dificultades de transporte escolar, derivadas de la huelga de concesionarios, que demandan aumentos (del 20% al 25%) en las tarifas contratadas.? De poco, por no decir nada, est¨¢ sirviendo a Galicia tener a un paisano en el Ministerio de Educaci¨®n?, declar¨® a EL PA?S Pedro Arias, profesor universitario de Compostela, que viene ocup¨¢ndose de la planificaci¨®n escolar desde hace varios a?os. Estaba en su mente, al aludir con estas palabras al ministro Otero Novas, el end¨¦mico y conflictivo problema de los traslados forzosos de maestros. ?Aqu¨ª se dala contradicci¨®n ?, explic¨®, ?de que, mientras tenemos ni?os sin escolarizar o mal escolarizados, los maestros gallegos tienen que marchar a la fuerza a Canarias, a Catalu?a o a donde les manden. ? Alicia Rivas, una maestra desplazada en el curso pasado a Canarias, se lament¨® de esta situaci¨®n diciendo que no puede rendir en su destino obligado lo mismo que rend¨ªa cuando ejerc¨ªa con ilusi¨®n en un pueblo perdido de los Ancares. ?Cuando me obligaron a marchar?, contest¨®, ?v¨ª c¨®mo se interrump¨ªa un trabajo absolutamente hermoso y necesario con los ni?os de Prado (Cervantes, Lugo). Mi deseo entra?able es de volver a Galicia tan pronto como me dejen.?
Provincias ?tercermundistas?
El Ministerio anunci¨®, para el curso 1979-1980, la dotaci¨®n oficial de 11.344 puestos escolares, 102 menos que en el a?o escolar anterior. Lugo y Orense, las dos provincias ? tercermundistas ?, perdieron en conjunto 195 plazas oficiales. A pesar de la inoperancia que hasta ahora viene caracterizando a la Junta de Galicia respecto a la pr¨¢ctica cotidiana de los problemas gallegos, por razones que no parecen ser exclusivamente derivadas de la falta de competencias reales, esta vez la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y Cultura reaccion¨® de inmediato. ?Le dijimos al ministro?, inform¨® a EL PA?S su titular, Alejandrino Fern¨¢ndez Otero, ?que no basta con las previsiones que hicieron, sino que se necesita dotar, por lo menos, otras quinientas plazas m¨¢s para atender m¨ªnimamente la demanda gallega en educaci¨®n.?
Seg¨²n las ¨²ltimas estad¨ªsticas oficiales de que se dispone, hay en Galicia 3.198 centros preescolares, de los que 2.701 son estatales, y 497, privados. De los ¨²ltimos, 151 est¨¢n subvencionados. ?Este es, sin embargo, el nivel m¨¢s desatendido en Galicia?, coment¨® a EL PA?S un portavoz del Sindicato Galego de Traballadores do Ensino (SGTE). ?Es dif¨ªcil calcular el n¨²mero exacto de plazas que ser¨ªan necesarias, pero est¨¢ fuera de toda duda el hecho real de que Galicia est¨¢ infradotada en preescolar.? Aqu¨ª se plantea adem¨¢s el complejo problema de la educaci¨®n preescolar en el medio rural, con toda la carga que conlleva la iniciaci¨®n de un proceso educacional que muchas veces supone pasos definitivos hacia la diglosia y la consiguiente colonizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, tal como se empe?an en se?alar los movimientos nacionalistas.
Decreto de biling¨¹ismo
En Galicia se insiste una y otra vez (Xornadas do Ensino en Orense, sobre todo, pero tambi¨¦n de alguna manera la Escola do Vran, celebrada este a?o en Vigo) en que es imprescindible adaptar los m¨¦todos y los contenidos de la ense?anza a las aut¨¦nticas realidades del pa¨ªs gallego. El reciente decreto regulador del biling¨¹ismo no pasa de ser una puerta que se entreabre a las perspectivas del futuro inmediato, seg¨²n los sectores que lo contemplan con mayor optimismo. Las dificultades de su aplicaci¨®n pr¨¢ctica est¨¢n todav¨ªa por ver en sus dimensiones m¨¢s amplias, pero el panorama no se presenta del todo cerrado por ahora. ?Habr¨¢ que dar respuesta activa a los nuevos hechos que se abren en Galicia a nivel de la educaci¨®n?, respondi¨® el consejero de Cultura de la Junta, ?al tiempo que deberemos tratar de aplicar ya con la m¨¢xima eficacia los mecanismos legales y materiales de que disponemos con la promulgaci¨®n del real decret¨®. ?
La cuesti¨®n no es de menor importancia si se plantea al nivel de la ense?anza general b¨¢sica. El Estado dot¨® en el curso 1976-1977 cerca de trescientas plazas escolares m¨¢s que en el a?o actual. ?Por qu¨¦ la tendencia oficial a disminuir las dotaciones? A esta pregunta no encuentran respuesta los sindicatos, ni los padres de los alumnos, ni siquiera la Junta de Galicia, que no deja de ser un ap¨¦ndice de la pol¨ªtica del propio Gobierno. El ministro Otero Novas considera que, salvados los niveles de preescolar y de formaci¨®n profesional, Galicia tiene ahora mismo una escolarizaci¨®n que se aproxima puntualmente a las, necesidades reales y que es comparable o superior a otras zonas de Espa?a. Lejos, muy lejos de su opini¨®n, se presentan las consideraciones de los partidos de izquierda y de los sindicatos profesionales. Sin que nadie se atreva por el momento a situar los d¨¦ficit reales o funcionales de Galicia.
Las perspectivas del alumno gallego, a partir de EGB, siguen siendo igual de problem¨¢ticas. Problema aparte es el de los alumnos que provienen del medio rural -todav¨ªa un n¨²mero considerable-, que al llegar al BUP, o posteriormente a la universidad, se encuentran con que su formaci¨®n es considerablemente de peor calidad que la de sus compa?eros de la ciudad. En esto funciona, una vez m¨¢s, el temible resorte de la diglosia, con sus inevitables consecuencias, tantas veces traumatizantes.
La formaci¨®n profesional sigue siendo a¨²n ?la hermana pobre de la ense?anza?. Otero Novas declar¨® hace pocas semanas que en Galicia ?hay que acabar con el fetichismo rid¨ªculo del t¨ªtulo universitario ?. Pero ?c¨®mo?, se preguntan los padres, los alumnos, los profesores e incluso algunas autoridades regionales. El hecho real es que en Galicia s¨®lo hay 129 centros dedicados a este nivel de la ense?anza (59 estatales y 70 no estatales), en los cuales tienen lugar a matricularse 24.951 alumnos (15.819 varones y 9.132 mujeres). Te¨®ricamente esta es la ense?anza en la que sobran puestos escolares, pues estuvo prevista, en el curso pasado, la dotaci¨®n de 47.832 plazas, m¨¢s de la mitad de ellas para recibir ense?anza en aulas; 10.777, en talleres;, 4.270, en laboratorios, y 5.0251, en aulas especiales.
Por otra parte, este tipo de ense?anza, la formaci¨®n profesional, adolece a todas luces de la grave deficiencia de no haber sido enfocada, como era debido, hacia el ampl¨ªsimo sector rural (m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n gallega se asienta todav¨ªa en n¨²cleos que viven de la agricultura o de la pesca), con la planificaci¨®n adecuada de ense?anzas espec¨ªficas. ?Es necesario?, dir¨ªa, en este sentido, otro portavoz sindical, en este caso de la UTEG, ?que se apliquen acciones muy concretas hacia la ense?anza pr¨¢ctica y especial de los campesinos y de los pescadores. ?
Galicia es adem¨¢s notablemente deficitaria en el campo de las ense?anzas especiales. En 1976-1977 s¨®lo recibieron educaci¨®n especial 1.732 personas y ¨²nicamente 5.850 adultos accedieron a una ense?anza programada para ellos por distintos caminos. No falta quien se?ala la existencia real de un porcentaje superior al 40% de analfabetos funcionales en la poblaci¨®n mayor de treinta a?os. ?Qu¨¦ se ha hecho por ellos? Simplemente, unas campa?as oficiales que tuvie ron m¨¢s r¨¦lustre p¨²blico que eficacia, y algunos esfuerzos encomiables del Ej¨¦rcito en este sentido. Lo que s¨ª es evidente es que la mayor parte de los paisanos gallegos no aciertan a distinguir hoy los contenidos sem¨¢nticos de un titular de prensa que cuente la vocaci¨®n autonomista del presidente Quiroga de otro que resuma los resultados del pacto de la Moncloa.
Resistencias a la normalizaci¨®n del idioma
Paralelamente se plantea la existencia de un cuerpo de profesores que no parecen haberse concienciado todav¨ªa del gran reto educacional con el que Galicia tiene que enfrentarse. Seg¨²n se puede deducir de los cursos programados por el Instituto da Lingua Galega para la formaci¨®n de futuros maestros en gallego, se registran por ahora algunas resistencias significativas a este proceso de normalizaci¨®n de la ense?anza en gallego. El nivel de sindicaci¨®n de los profesores de EGB, preescolar o formaci¨®n profesional es dif¨ªcil que pase del 20%. El aislamiento geocultural de muchos maestros de Galicia no facilita precisamente la concienciaci¨®n que reclaman las fuerzas pol¨ªticas y culturales.
Existe, por lo dem¨¢s, una cierta atomizaci¨®n sindical, que hace que ahora mismo est¨¦n en liza cinco organizaciones sindicales que operan en la ense?anza, aparte de las federaciones correspondientes de CCOO y de UGT. ?Qu¨¦ va a pasar? Las fuentes consultadas por EL PA?S para elaborar este informe coinciden en se?alar que depende, en gran medida, de los pasos que se den ahora a partir de la autonom¨ªa que se consiga y de la prosecuci¨®n del camino de normalizaci¨®n iniciado por el decreto de biling¨¹ismo. El uso que pudiera hacerse en el futuro, y que no se hace, de la televisi¨®n o de la radio como un medio m¨¢s de educaci¨®n, en Galicia podr¨ªa abrir perspectivas insospechadas, que hasta ahora no han sido ni siquiera calculadas.
Caso aparte ser¨ªa el de las concentraciones escolares. El tema es de tal envergadura que nadie, ni siquiera quienes las preconizaron, oculta hoy su preocupaci¨®n. Han sido hechas sin atender a la configuraci¨®n del mapa educacional de Galicia, y las consecuencias est¨¢n vi¨¦ndose, entre otras cosas, en el hecho de que no responden a la naturaleza del alumnado rural. Se abandonaron las viejas escuelas rurales, sin raz¨®n muchas veces, para amontonar alumnos que se separan de su medio ambiente por la ma?ana para devolverlos s¨®lo a la noche para dormir. Es evidente que un ni?o de una aldea de Galicia, que adem¨¢s de ir a la escuela trabajaba antes con sus padres en una simbiosis educacional muy compleja, se resiente cuando lo separan de un medio natural al que debe regresar m¨¢s tarde. Seg¨²n las opiniones mayoritarias, el tema de las concentraciones debe ser revisado, entre otras razones, porque est¨¢ creando un dif¨ªcil problema de transporte escolar, realizado casi siempre bajo condiciones de s¨¦guridad m¨ªnimas, como ya se demostr¨® en repetidos accidentes que causaron varias muertes.
Pr¨®ximo cap¨ªtulo: ?Arag¨®n padece una pol¨ªtica de desertizaci¨®n docente. ?
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