UGT, negociaci¨®n y huelga
(secretario general de la UGT)
En los ¨²ltimos tiempos asistimos a una campa?a en la que se quiere hacer decir a UGT que no quiere hacer huelgas. Los argumentos esgrimidos son tan infantiles que no resisten el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis serio, hay demasiada simplicidad.
La UGT nunca se ha propuesto renunciar a la huelga como medio de presi¨®n, lo que planteamos es utilizarla sin que de su ejercicio se desprendan el encubrimiento de objetivos pol¨ªticos oportunistas y sin que el desencanto atenace a los trabajadores por terminarla con la sensaci¨®n de que no ha servido para nada.
Es preciso abandonar la pr¨¢ctica sindical heredada de la etapa franquista, en la que el objetivo final era la realizaci¨®n de movilizaciones contra un Estado autoritario y represivo, buscando la desestabilizaci¨®n del mismo. Hoy esta pr¨¢ctica no tiene sentido, y en la actual coyuntura social, pol¨ªtica y econ¨®mica lo tiene menos a¨²n. Es de una simplicidad infantil decir que se defienden mejor los derechos e intereses de la clase trabajadora porque se convocan m¨¢s huelgas. La acci¨®n reivindicativa que se lleva a cabo a trav¨¦s de la negociaci¨®n colectiva est¨¢ unida a la acci¨®n sindical global y a la acci¨®n parlamentaria y se basa en la correcta articulaci¨®n de la negociaci¨®n y la presi¨®n; lo l¨®gico es que haya primero negociaci¨®n y cuando ¨¦sta se cierra se pasa al proceso de presi¨®n.
Para la UGT, la huelga debe ser un instrumento utilizado por los trabajadores una vez agotados todos los mecanismos de negociaci¨®n. No se puede seguir yendo a la huelga sin que los objetivos sean claros, concretos, realistas; s¨®lo as¨ª los trabajadores la apoyar¨¢n mayoritariamente y ¨¦sta ser¨¢ producto de su libre voluntad expresada sin coacciones, lo que es imprescindible para que sea eficaz.
Lo que pretendemos es pas¨¢r de una pr¨¢ctica sindical superideologizada (con todo lo peyorativo que ello comporta) a una pol¨ªtica sindical que produzca resultados pr¨¢cticos, una acci¨®n sindical basada en la negociaci¨®n como instrumento fundamental, una negociaci¨®n que d¨¦ paso a la mejora de las condiciones de trabajo, al mantenimiento del poder adquisitivo, a la generaci¨®n de empleo y a la creaci¨®n de contrapoderes de base que ser¨¢n los cimientos de la apertura del camino hacia la sociedad socialista que UGT preconiza.
Unido a la negociaci¨®n va todo un proceso de presi¨®n que tiene como objetivo prioritario cohesionar a los trabajadores en torno al objetivo final: mejorar sus condiciones de vida y ganar el mayor espacio de poder y control posible. Es aqu¨ª, en la negociaci¨®n, donde la presi¨®n y, por tanto la huelga, cobran su pleno sentido, pero s¨®lo en el momento en que la actitud hostil de la otra parte cierra la negociaci¨®n. Hay que anteponer la negociaci¨®n a la presi¨®n y reservar ¨¦sta al fracaso de la anterior, teniendo siempre en cuenta que este fracaso de las negociaciones se puede dar en cualquier momento del proceso. Los medios de presi¨®n pueden tener m¨²ltiples formas, y ser¨¢ el ritmo de la negociaci¨®n el que determinar¨¢ las medidas a tomar en funci¨®n de la actitud de la patronal y de la correlaci¨®n de fuerzas.
Ahora bien, no hay que perder de vista que la huelga puede provocar, con su utilizaci¨®n indiscriminada, colapsos sectoriales y descompensaciones en el empleo en una etapa en crisis como la presente, adem¨¢s de amenazar los ingresos de millones de trabajadores del sector o empresa en que se desarrolle y de otros sectores y empresas correlacionados. Es ¨¦ste un motivo fundamental que nos lleva a tratar la huelga de forma cuidadosa, ya que su utilizaci¨®n imprudente puede poner en cuesti¨®n nuestra responsabilidad sindical.
La huelga es uno de los grandes recursos que poseen los trabajadores para conquistar las reivindicaciones planteadas, y es un derecho irrenunciable que hemos defendido al tiempo que rechazamos cualquier intento de limitaci¨®n a su desarrollo, pero la huelga no es un fin en s¨ª mismo, sino un medio para alcanzar determinados objetivos sindicales, y es, precisamente, en este punto donde se distingue nuestra pr¨¢ctica sindical de la de quienes usan la huelga como instrumento al servicio de fines pol¨ªticos de partido, convirti¨¦ndola no en instrumento, sino en objetivo de esa acci¨®n sindical.
En definitiva, la UGT no renuncia ni renunciar¨¢ a la huelga, pues ser¨ªa tanto como renunciar a su propia naturaleza de sindicato de clase y a su propia historia. A lo que s¨ª se opone la UGT es a una utilizaci¨®n demag¨®gica de la huelga, a vaciarla de su contenido de instrumento eficaz en la lucha por la conquista de mejores condiciones de vida de los trabajadores y de parcelas de poder para los mismos.
La UGT rechaza la pol¨ªtica sindical demag¨®gica y pretende desarrollar una pol¨ªtica sindical de resultados pr¨¢cticos, basada en la negociaci¨®n coherente y responsable, presionando cuando sea necesario presionar, yendo a la huelga cuando sea necesario ir y teniendo siempre en cuenta la vieja m¨¢xima socialista de que ?las huelgas se hacen para ganarlas?. Que otros sean quienes hagan demagogia con ella. La clase trabajadora no est¨¢ hoy para aventurerismos ni tampoco para quemar en altas temperaturas oto?ales el mejor instrumento del que dispone para la defensa de sus intereses y derechos: la huelga.
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